Felicidad: el verdadero camino

Uno de los problemas que tenemos en la búsqueda de la felicidad es que la confundimos con el placer. Y no es que el placer sea malo, pero no es el camino para ser feliz. Mucha de la propaganda que nos rodea sigue insistiendo en mensajes que nos hacen confundir ambos términos porque las personas felices apenas consumen y los que buscan placer, sí. Por ello, te toca a ti diferenciarlos si no quieres estar continuamente en una carrera del hámster, dando vueltas en la ruedita sin ir a ninguna parte.
Diferencias entre placer y felicidad
Podríamos escribir un libro entero sobre esto, pero de momento te voy a decir, simplificando obviamente, las 7 diferencias principales:
- El placer es pasajero, efímero. La felicidad es permanente
- El placer es visceral. La felicidad es etérea.
- El placer está más relacionado con tomar. La felicidad está más en el hecho de dar.
- El placer se puede conseguir con sustancias. La felicidad plena, no.
- El placer es más individual. La felicidad es más grupal.
- El placer extremo llevo a la adicción, sea de sustancias o comportamental. Eso no existe en la felicidad. La verdadera felicidad va acompañada de plenitud y ya no necesitas añadirle nada más.
- El placer está regulado por la dopamina. La felicidad lo está por la serotonina.
Cómo funcionan nuestros neurotransmisores
Los neurotransmisores son sustancias químicas que facilitan la comunicación entre nuestras neuronas. Hay muchos de ellos pero hoy nos vamos a ocupar de los dos que he nombrado, dopamina y serotonina.
Versión sencilla y corta:
Alegría: dopanima, sensación de subidón
Felicidad: serotonina, sensación de bienestar y sostenida en el tiempo
El problema con la dopamina es que es un neurotransmisor que produce “excitación”. Es decir, hace que la siguiente neurona se active. Cuando las neuronas tienden a activarse muy a menudo, mueren. Para mitigar eso lo que hacen es suprimir parte de los receptores para evitar esa “muerte”. Eso produce que cada vez, la dosis que necesitas para sentir el mismo efecto, sea mayor. Y eso sucede porque hay menos receptores. Es lo que se conoce como tolerancia. Y esa muerte neuronal, es lo que llamamos adicción.
La serotonina, en cambio, es un neurotransmisor inhibidor. Inhibe al receptor y eso provoca más disponibilidad de la sustancia y como consecuencia, alegría. No activa las neuronas, sino que trabaja “en su interior” (a modo de simplificación). Te sientes pleno y conectado con el mundo.
Y lo que riza el rizo, es que la dopamina puede interferir con la acción de la serotonina. De modo que a más placer busques, más infeliz serás. Más vacío te sentirás. Será como vivir en una montaña rusa, en subida y bajada continua. Eso no quiere decir que no puedas hacer actividades que aumenten la dopamina, sino que no te centres exclusivamente en ellas.
Formas de aumentar la serotonina y por tanto los niveles de felicidad
Algunas formas sencillas de conseguir aumentar los niveles de felicidad:
Conexión: conectar con los demás. Cuando te relacionas surge la empatía a través de la conexión de las neuronas espejo y la producción de oxitocina. La oxitocina regula los efectos del estrés. Y eso ayuda a que aumente la serotonina y a que te sientas mejor.
Contribución: con tu trabajo, con tu actitud, o incluso con filantropía. Ayudar a los demás de algún modo es otro pasaporte a la felicidad.
Mindfulness: es una gran herramienta para tener una mente en calma, focalizada y relajada. Y para entrar en estados de profunda conexión contigo mismo y con «el todo». Si quieres tener un primer contacto, aquí te dejo mi curso online.
Ejercicio: cuando empiezas el esfuerzo aumenta la dopamina y el cortisol. Cuando acabas aumenta la serotonina y las endorfinas internas. Por eso te queda esa sensación de relajación y bienestar.
Comer bien y Cocinar: Cocinar como acto social o incluso como acto de amor hacia ti mismo. También comer bien porque te ayuda a ingerir alimentos que te lleven a obtener los nutrientes que necesitas: triptófano, omega 3 (protege la membrana neuronal) y bajar la ingesta de azúcar.
Dormir bien: si no descansas suben los niveles de cortisol y por tanto el estrés. Hay que dormir 7-8 horas al día.
Estar al aire libre: Estar al aire libre, que te toque el sol, pasear por la naturaleza son actividades que aumentan los niveles de serotonina y por tanto de bienestar.
Tener un sentido de propósito: y mejor aún si es algo más allá de ti mismo, una especie de contribución que quieres hacer al mundo. No tiene que obtener un Nobel de medicina, hay miles de maneras de contribuir. Y si no sabes cómo conectar con ese sentido, te dejo también mi curso online de Descubre tu pasión.
Ya has visto que las maneras de aumentar la serotonina no son complicadas, son cosas simples del día a día. Lo malo es que somos más «adictos» a los aumentos de dopamina porque son más explosivos y efervescentes. Y está bien que también los tengamos, lo malo es que se desequilibren, que predominen y nos dejen siempre en esa búsqueda constante de estímulo y placer. Una búsqueda que no termina, que nos lleva a una perpetua insatisfacción. Busquemos pues el equilibrio y el bienestar. Y cuanto más estable y duradero, mejor.
¿Eres más de dopamina o de serotonina?
Mertxe Pasamontes