Las 12 Cosas Que Importan En Pareja Menos Que El Se*Xo, Pero Que Igual Son Importantes


En el aeropuerto de Palma, el año pasado conocí a Diego.

Estaba cabizbajo, tristón, miraba un punto fijo como no queriendo distraerse del sitio donde miraba.

No sé si fue porque soy psicóloga o por qué, pero el hecho es que cuando al agacharme para recoger la revista que le tiré del asiento sin querer, Diego me miró y suspiró como un ventilador que se acelera, tuve que reparar en él. 

- Perdón, se me cayó, dije yo

- No es nada, por suerte no se rompe, contestó

Yo le sonreí, y cuando iba a volver a meterme en mi libro, a Diego se le saltaron las palabras como un torrente desbocado después de una fuerte tormenta.

- Romperse se rompe de todo, y no puede arreglarse

- Romperse se rompe lo que parece importante pero no se cuida a tiempo

(A mí me saltaron todas las alertas, los años de terapia, de escuchar, me hicieron poner una atención diferente a una charla casual). Y empecé a asentir con la cabeza, dejándole hablar. 


En ese rato que hablamos me contó: Que no supo parar la discusión a tiempo, que no vio venir el desastre, que llevaban tiempo raritos pero no como para esto, que cada vez compartían menos cosas, que apenas se miraban, los desencuentros, el aburrimiento, la rutina…

Y que un día, su mujer le soltó a bocajarro: Diego, me tienes harta.

Lo vi tan apurado, con esos ojos llenos de lágrimas apenas contenidas, que le sugerí ir a tomar un café. El vuelo llevaba un retraso impresionante y teníamos tiempo de hablar con calma. Y aquellos asientos, duros como su historia, no me parecían el lugar más adecuado para hacerlo. 


En la cafetería del restaurante me dio algunos datos más de lo que había sucedido. Llevaban cuatro años.

En este último año había tenido pocos detalles con ella, la criticó delante de su prima (ella se enfadó mucho ese día), apenas le había dicho que la quería últimamente ,no tenían casi relaciones (esto le daba apuro contarlo pero se entendía), no salían mucho juntos, se malentendían todo el tiempo...

Cuando sentí que ya se había desahogado, le pedí permiso para hablar. Para meterme en algo tan delicado e íntimo así, de sopetón, sin apenas conocernos.

Cuando llevas tantos años tratando con personas, esa conexión, esa confianza, puede establecerse en un instante.


Como podrás suponer, aceptó de buen grado. Y le empecé a contar todo lo que podría haber hecho. Con mucho cariño, sin reproches.

Simplemente dejándole ver que había opciones. Cómo podía hacer su parte. Sus ojos empezaron a brillar con entusiasmo. Lo veía posible. Había un modo concreto de hacerlo. Y entonces todo encajó: ¿y si no coges el avión, vuelves a Palma y peleas por lo que quieres?

Y por supuesto que lo hizo.


Lo que le dije a Diego, está en ese audio de 43.28´ minutos.

Con palabras llanas y consejos sencillos. Fácil de entender y para aplicarlo muy rápido. Para escucharlo solo o en pareja.

Para probar y ensayar o para ponerlo en práctica en menos de una hora.


Si quieres evitar el disgusto, el dolor y la metedura de pata, dedícale menos de una hora a aprender cómo evitar todos esos errores.

Las 12 Cosas Que Importan En Pareja Menos Que El Se*Xo, Pero Que Igual Son Importantes