¿Reconoces tus creencias limitadoras?
Decía Igor Sikorsky (el ingeniero que desarrolló algunos de los primeros modelos de aviones y helicópteros) que: Según respetados textos de aeronáutica, el abejorro no puede volar a causa de la forma y el peso de su cuerpo en relación con la superficie de sus alas. Pero el abejorro no lo sabe. Y por eso sigue volando.
Las creencias son significados, interpretaciones, definiciones, etiquetas que ponemos a la realidad. Son interpretaciones de la realidad, no hechos verificables. Son hipótesis que tenemos sobre algo que no se pueden demostrar (si se pudieran demostrar, estaríamos hablando de ciencia o de hechos objetivos, no de creencias). Lo malo es que en muchas ocasiones no somos capaces de hacer esa distinción tan fácilmente. Tenemos una determinada experiencia sobre algo y la generalizamos. Tenemos creencias sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre las cosas. A veces se realiza una distinción conceptual entre valores (conscientes) y creencias (inconscientes). Pero el caso, es que las creencias, seamos o no conscientes de ello, determinan nuestro comportamiento.
Veamos algún ejemplo sencillo: (caso real) un chico se encuentra en una discoteca y ve a una mujer que le gusta pero no se acerca a decirle nada. Se excusa diciendo que no era el momento. Cuando exploras un poco más descubres que en realidad piensa que es muy poco atractivo para atraer a una mujer guapa. Otro caso (real), una persona no le pide un aumento a su jefe porque dice que no es el momento. Cuando indagas el verdadero motivo es que no cree en su valía profesional. Como veis, podríamos encontrar miles de ejemplos a poco que miremos a nuestro alrededor o en nuestro interior. La mayoría de las supersticiones, son también un tipo de creencias, como vemos en este ejemplo de Miquel Barcelò cuando responde a la pregunta de si tiene algún amuleto: Tengo mi gri-gri,amuleto preparado hace veinte años por mi amigo brujo de Mali. ¡No tomaría un avión si me lo dejara en casa!
Una distinción que hacemos en PNL (y en psicología cognitiva con otros términos) es entre creencias limitadoras o stop (no soy capaz, no puedo, no sabré, no valgo, etc) y creencias potenciadoras o go (soy capaz, lo haré bien, aprenderé, etc). Como podéis deducir, nos interesa tener el máximo de creencias potenciadoras y el mínimo de limitadoras. Al fin y al cabo ya que son sólo interpretaciones de la realidad, escojamos aquellas que nos posibiliten, no las que nos limiten.
Cambiar creencias no es fácil ya que el proceso de creación de las mismas empieza en nuestra más «tierna infancia» en el contexto familiar, escolar y social y prosigue en la edad adulta. Es difícil sustraerse de eso. Pero como dice Borja Vilaseca en su artículo sobre La crisis de los 40 : Sólo cuestionando las creencias con las que hemos ido creando nuestra identidad, podemos llegar a ser libres mentalmente«.
Existen diversos modos de hacerlo, como puede ser con un proceso de selfcoaching, poniendo en cuestión nosotros mismos aquellas creencias que creemos que nos limitan o con ayuda externa (como el coaching, la terapia, cursos, etc) si son creencias profundamente arraigadas. En cualquier caso es un sano ejercicio de higiene mental, deshacernos de aquello que nos limita sin ningún motivo real. Otra cosa son los hechos 😉
¿Reconoces tus creencias limitadoras? ¿Haces algo para deshacerte de ellas?
Mertxe Pasamontes
Comments
Me ha recordado el «cuento» del elefante de Jorge Bucay. Ahí un estracto!
«…El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez… «
Creo que como todos tengo algunas limitaciones impuestas por mi misma leyéndote parece fácil deshacerse de ellas,seria muy saludable para mi,pero amuletos no tengo ,pero manías con alguna cosas si,quien diga que no tiene se esta mintiendo a si mismo,con los años vas dejando de creer que aquel vestido te trae mas suerte que el otro, pero sigues pensando que hay algo de verdad en todo ello.
Ahora se que todo esta en mi mente como lo tiro a la basura,hago terapia para ello.
Es curioso, llevaba unos días sin leer mis blogs hasta publicar un nuevo post y me encuentro que hemos comenzado el post más o menos con la misma cita aunque de «fuentes» diferentes, je, je 😉
Al grano. Creo que, en muchos casos, estas creencias limitadoras son un combinado de, por un lado, lo restrictivo de la educación y los valores recibidos y un mecanismo de seguridad que nos hace mantenernos en una zona de confort. Sobre todo los que tenemos ya cierta edad, hemos sido educados en ambiente bastante represor y en el que la iniciativa y el riesgo no estaban demasiado bien vistos. No digo nada ya si hablamos de religión…
De todas formas, corren malos tiempos para librarse de estas ataduras. No hay más que ver que gente ya crecidita se ha enganchado al, por decirlo amablemente, «placebo» de la pulserita del holograma como cura de ciertos males, en lugar de buscar en su interior la fuerza para hacer frente a estos males. No tengo nada que objetar si se consigue algún resultado, pero creo que éste no se mantendrá mucho tiempo… En en épocas de crisis cuando la gente recurre a aquello de poner una vela a Dios y otra al diablo, qué se le va a hacer.
En fin, igual es porque yo cronológicamente estoy en la crisis de los 40 pero cada vez procuro «limitarme» menos. Para esto, me parece imprescindible rodearse de gente positiva y alimentar este positivismo, sin euforias, en todas las direcciones posibles.
.-= Ahora mismo, en el blog de comunicoluegovendo: Abejas- Coca-Cola y grandes fracasos =-.
Me ha encantado el artículo. Yo llevo un tiempo en una especie de self coaching como tú lo defines. Es decir, aunque he tomado decisiones no exactamente óptimas para mi progreso en base a esas creencias que citas (yo lo he visto como excusas ante la falta de valor) he sido bastante consciente de su existencia. Estuve un tiempo mirando mi interior, cuestionando por qués a experiencias internas, posiblemente basadas en lo que tratas aquí, las creencias guardadas en el incosciente.
Ahora estoy haciendo terapia, y aunque siempre pensé que debía tener alguna fobia o algo así, ahora me doy cuenta que en realidad «mi vida se petado en la infancia de este tipo de creencias».
Algunas son vistas como ridículas desde la razón de cualquier niño que haya recibido un mínimo de educación y cultura, pero no puede emanciparse mentalmente de ellas tan fácilmente.
Gracias por el artículo Mertxe,
Saludos.
Ninguna creencia es ridícula Albano, las aprendemos en determinados contextos y se anidan dentro de nosotros. Cuesta mucho deshacerse de ellas. Hay que tener valentía para hacerlo, para atreverse a cambia aunque a algunos les parezca muy fácil el cambio.