7 maneras de interferir con la motivación
La semana pasada hablábamos de lo fácil que es procrastinar. Esta hablaremos de cómo fomentar la motivación y evitar esos errores típicos que aparentemente hacen que uno se motive, pero en realidad están destrozando esa motivación. Muchos los cometen las empresas, pero nosotros mismos si trabajamos como autónomos también podemos estarnos boicoteándonos de ese modo. Porque la motivación, es en realidad algo muy frágil, como una leve capa de hielo sobre un lago que se quiebra si la pisas demasiado fuerte. Por eso hay que tratarla con el mimo que se merece.
Alguien que ha tratado el tema con cariño y fundamento, es Daniel Pink en su libro La sorprendente verdad sobre lo que nos motiva. En él nos explica que el método del palo y la zanahoria, es decir el refuerzo y el castigo funciona sólo a un nivel muy básico y en realidad puede acabar estropeando más la motivación que alentándola. Sobre todo los incentivos de tipo económico.
Maneras de estropear la motivación
Vamos a ver esas siete maneras en que el premio o el castigo pueden estropear la motivación verdadera.
- La motivación intrínseca. Lo primero es definir que es la motivación verdadera y eso es la motivación intrínseca, es decir, la que se siente por el propia placer de ejecutar una tarea. No depende de recompensas ni refuerzos externos, es un placer en si mismo. Muchas veces sucede que una persona disfruta con un hobbie e incluso paga dinero por hacerlo. Y si de repente ese hobbie se convierte en un trabajo, le pagan por él, se convierte en una obligación y ya no lo disfruta del mismo modo. La obligación mata el placer. Por eso es importante al conectar con nuestra pasión y querer vivir de ella, saber mantener el equilibrio entre disfrute y obligación.
- Alto rendimiento. En diversos experimentos se ha visto que las altas recompensas económicas pueden afectar el alto rendimiento. Cuando esperas conseguir mucho por hacer algo, la motivación pasa a ser externa, una búsqueda de la recompensa. Y eso, se ha visto en situaciones experimentales que empeora el rendimiento. La persona está más preocupada de obtener la recompensa que de hacerlo bien. Una hipótesis, no demostrada, que se me ocurre, es que lo que le sucede a algunos atletas cuando ya han conseguido ser número 1 o medalla de oro. Tiene la cabeza más centrada en “repetir la recompensa” que en hacer bien lo que saben hacer. Y eso interfiere en el rendimiento.
- Creatividad. Si te ofrecen una recompensa económica por resolver un problema de manera rápida, esa limitación temporal y las ganas de obtener la recompensa pueden ofuscar parte de tu creatividad. Sí, ya sé que digo cosas contraintuitivas, pero es lo que se ha visto experimentalmente.
- Crear problemas con la “buena conducta”. La recompensa económica puede hacer que una acción que haríamos voluntariamente, como donar sangre, dejemos de hacerla si no se nos paga por ello como demuestra un experimento sueco. El pago económico enturbia el comportamiento altruista. También se ha visto que los altos incentivos económicos llevaron a muchos ejecutivos de grandes bancos a motivarse en la dirección equivocada, es decir, engañando a sus clientes. Hay que entender cuál es la motivación intrínseca de la conducta, por ejemplo hacer el bien y premiarla con algún tipo de reconocimiento no económico (por ejemplo, unas horas de tiempo libre en el trabajo).
- La “adicción” a la recompensa. Una vez ofrecida la recompensa, el cerebro se acostumbra a ella y quiere la recompensa cada vez que ejecuta la tarea. Esto se ha podido ver experimentalmente. La recompensa hace segregar en el cerebro dopamina, que es un neurotransmisor que produce gratificación. Y se activa así el núcleo accumbens, unos de los centros de gratificación. El problema, es que cada vez se necesita más recompensa para sentir la misma gratificación.
- Fomenta el pensamiento a corto plazo. Algo que empeora el rendimiento, nos lleva a ansiar la recompensa y nos hace incurrir en conductas poco éticas es lógico que fomente el pensamiento a corto plazo. Y ya sabemos qué ocurre cuando se toman las decisiones mirando solo delante de nuestra narices y por nuestro propio beneficio. Y si no podemos imaginarlo, miremos lo que está sucediendo con el cambio climático.
¿Quiere decir esto que las recompensas o castigos externos no tienen ningún impacto sobre la motivación? Sólo si están bien dados, si no lo único que hacen es influir sobre la conducta y de un modo más bien cortoplacista.
Factores claves de la motivación
Para motivar a los demás y para motivarnos a nosotros mismos hemos de tener en cuenta cuatro factores claves:
- la implicación emocional. Si no hay emoción, no hay motivación.
- la autonomía: sentir que esa tarea la hemos elegido nosotros y la hacemos del modo que nos parece bien y a nuestro ritmo. Si trabajas por tu cuenta, lo tienes solucionado. Si trabajas para otro, deberás poderlo resolver con el otro.
- el dominio: sentir que puedes ir mejorando en la tarea, que vas aprendiendo, que no estás estancado en un mismo punto. Sucede lo mismo que con el punto anterior, te será más fácil hacerlo si trabajas para ti mismo.
- la intención: saber que lo que haces tiene una finalidad, sirve para algo o yendo un poco más lejos, es el cambio que quieres ver en el mundo a través de ti. Este es en uno de los puntos clave del curso online Dueño de tus emociones, capitán de tu destino.
Esto no quiere decir que no debamos ser remunerados por lo que hacemos, ese no es el mensaje. Quiere decir que la motivación está antes de eso. El “cobro” viene después de la motivación y es como un extra. Es el valor añadido que supone hacer lo que de verdad te gusta realizar desde el corazón. El verdadero premio es poder hacer aquello por lo que de verdad estás motivado. En los trabajos muy rutinarios y con escasa autonomía, la única recompensa posible es la externa. Si tu trabajo es muy rutinario, plantéate si puedes buscarle ese punto distinto que lo haga más atractivo. Y si es imposible hacerlo, piensa si podrías hacer otra cosa, por lo menos en tu tiempo libre. O de manera voluntaria. Gran parte de la satisfacción vital proviene de hacer cosas que nos conecten con nuestros intereses y motivaciones, sean pagadas o no. No lo olvides.
¿Qué te motiva realmente?
Libro recomendado: La sorprendente verdad sobre qué nos motiva de Daniel Pink
Mertxe Pasamontes