¿Desconectar en Semana Santa?
Estamos cerca de las vacaciones de Semana Santa y es posible que ya estemos pensando en ellas o incluso preparándolas. Para algunos son como un fin de semana largo de unos cuatro días y otros las alargan entorno a una semana. Un dato sobre estas fechas es que son los días del año en que se produce mayor movimiento de personas. Es probable que con la crisis el número de desplazamientos a destinos vacacionales haya disminuido pero al ser pocos días los desplazamientos se concentran mucho y por tanto continúan siendo notables.
Es bueno tener unos días para cambiar de la actividad habitual y es desde luego una buena idea aprovecharlos. Pero hay cosas que deberíamos tener claras sobre lo que se puede hacer en unas vacaciones tan breves y lo que no. Veamos algunos puntos que pueden ayudarte a pasarlo mejor:
– Los días son limitados y cualquier desplazamiento te va a llevar algo más de tiempo de lo habitual porque hay mucha gente moviéndose a la vez. Tenlo en cuenta a la hora de planificar.
– Para desconectar de verdad se necesita de una a dos semanas. En menos tiempo el cuerpo no se entera del cambio de ritmo y por tanto la desconexión es parcial.
– Siguiendo con lo dicho en los dos anteriores puntos, al ser un período breve, las actividades a realizar serán limitadas. No te satures más de la cuenta porque si no volverás más cansado de lo que te fuiste.
– Si estás en España, la Semana Santa se produce a inicios de primavera con lo que el tiempo atmosférico es variable. Tenlo en cuenta a la hora de programar actividades y ten opciones para lluvia o frío pues de lo contrario es fácil que acabes decepcionado.
– Trata de vivir el momento, de disfrutar de esos pocos días que tienes para cambiar el ritmo y no pretendas que todo sea como tu quisieras. Te ahorrarás disgustos si no te peleas con la realidad.
– Piensa que es probable que en estos días tengas muchas más horas de convivencia con tu pareja o tus hijos. Acepta ese hecho y trata de ser tolerante. Es fácil engancharse por tonterías y acabar enfadado todo el día.
Y en último extremo, pensar que las vacaciones más importantes son las vacaciones mentales. Darse unas vacaciones mentales es en cierto modo darse unas vacaciones de uno mismo, de tus rutinas, de tus hábitos y costumbres, de tus patrones de pensamiento más habituales. Es darte la oportunidad de tener nuevas experiencias y con ello tener nuevos aprendizajes. Es poder ensayar comportamientos diferentes, nuevas actividades, nuevas actitudes. Y eso lo puedes hacer sin salir de casa, permitiéndote experimentar las cosas de otra manera. Dejando que se amplíen tus opciones y descubriendo lo que ello te aporta. Y no es ni siquiera necesario que sea festivo para hacerlo, puedes irlo probando a pequeños sorbos cada día. Puedes vivir más en el momento y disfrutar de todo lo que cada instante te puede aportar. Así que no esperes más y empieza a darte pequeños momentos de vacaciones ahora mismo. No sabemos qué resultado te dará pero en cualquier caso, será un buen entrenamiento para aprender a desconectar.
¿Cómo te tomas los días de vacaciones?
Mertxe Pasamontes