¿Eso es lo que realmente quieres?
La frontera entre lo que de verdad queremos y lo que pensamos que queremos puede ser tan sutil que no seamos capaces ni de distinguirla. Porque muchas veces lo que pensamos que queremos esconde una especie de sentimiento de obligación, que responde a aquello que creemos que deberíamos querer. Voy a tratar de explicarme para que no parezca que estoy realizando un trabalenguas.
Estoy dando unas sesiones en INSA dentro del MBA, sobre el tema de Emprender y Marca Personal. Los alumnos son bastante jóvenes, la media debe estar alrededor de los 25 años. Tienen, como se suele decir, toda la vida por delante. La mayoría ya tiene algún tipo de formación y el MBA es un complemento que piensan que les ayudara en su carrera profesional, lo cuál posiblemente es cierto. Entonces llego yo y hago preguntas en apariencia inocentes pero en realidad incómodas del tipo: ¿qué te gustaría hacer si todo fuera posible? o ¿qué te gustaría ser si te permitieras pensar sin límites? Mis preguntas no persiguen obviamente incomodarles, sino como he hecho en otras charlas, cursos o sesiones individuales, animar a pensar lo que de verdad les llena. Pretendo animarles y animarte a que pienses y sientas, tú también, qué es lo que verdaderamente te conecta contigo mismo, te sale de las entrañas y te da esa visión del cambio que querrías ver en el mundo a través tuyo. Intento que no me salga la pregunta: ¿eso es lo que realmente quieres?
Como ya comenté en el post sobre tú elemento, es importante conectar con el elemento: ese lugar interno en donde convergen las cosas que te gusta hacer y lo que se te da bien, un punto de encuentro entre las aptitudes personales y las inclinaciones personales, un lugar en el que puedes sentirte tu mismo y sobre todo sentirte vivo. Es además ese espacio interior en dónde se une la capacidad y la vocación. Porque el gran problema que tenemos, es que la mayor parte del tiempo estamos tan apegados a nuestro guión de vida, tan metidos en nuestro personaje, que creemos querer algo que no queremos.
El gran reto comienza en saber quién eres realmente para desde ahí poder saber lo que realmente quieres. Cuando sabes quién eres, lo que quieres, lo que te llena y te conecta, surge de manera natural. La visión está clara. Ya no estás ligado a los condicionantes educativos y culturales que te hacen creer que “pareja+buen trabajo+casa+ hijos” es la meta de la vida. O lo que sea que pongas entre esas comillas pero que en realidad no has escogido, tan sólo has absorbido o mimetizado sin ser consciente de ello. Si llegas a conocerte estás todo lo libre que podemos estar de esos condicionante y entonces puedes decidir.
Llegar a ese estado de autoconocimiento, no es sencillo y puede ser largo y costoso. Pero no llegar a descubrirte, es todavía más costoso en todos los niveles: la salud se resiente, no disfrutas, gastas en cosas que no necesitas para compensar el hecho de no sentirte pleno, te sientes insatisfecho sin saber por qué, etc… Es posible también que cuando te descubras tengas que hacer todo tipo de cambios, dejar cosas que creías importantes, igual cambias de profesión, o de lugar de residencia, o de hábitos…
Como explica un cuento clásico de la India:
Un maestro y su discípulo caminaban por un prado. En su paseo Iban oyendo las voces de distintas criaturas: el mugido de las vacas, el trinar de los pájaros, el balar de las ovejas, el relinchar de las caballerías…
-Si tan sólo pudiera comprender un instante lo que dicen -dijo en un suspiro el discípulo refiriéndose a los animales.
Mucho más importante para ti sería si tan sólo pudieras comprender un instante la verdadera esencia y significado de lo que tú mismo dices -respondió el maestro.
Como en el cuento, pasamos horas y horas intentando entender el mundo, estudiándolo, analizándolo…Y todo eso está bien siempre y cuando no nos olvidemos de entendernos a nosotros mismos. De escucharnos pausadamente y comprender qué nos decimos, qué nos contamos, qué queremos. De mirarnos de verdad y vernos tal como somos. Posiblemente con la ayuda de alguien que nos posibilite depurar esa mirada, hacerla lo suficiente limpia como para que podamos ver la realidad que nos devuelve el espejo. Y una vez sepamos quién somos, sabremos lo que realmente queremos.
¿Sabes lo que realmente quieres?
Si quieres escuchar el post en formato podcast:
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