¿Haces algo realmente extraordinario?
En el próximo Monday Reading debatiremos sobre un libro que ya muchos conoceréis, la Vaca Púrpura de Seth Godin. Aunque se trate de un libro de marketing, no creo que pueda dejar indiferente a nadie, ya que en realidad, nos está hablando de una nueva actitud ante la vida, no sólo de marketing.
Leía ayer en una entrevista a Concha Buika que decía:
Si lo que necesitas es una historia maravillosa, fabrícala, píntala, cántala, cuéntala. Sólo me hacía falta irme al mundo que hay detrás de los párpados para descubrirme. Dejar de inventarme un personaje para que pudieran quererme. Y al hablarnos desde ahí descubrimos que, aunque no seamos iguales, somos lo mismo.
No podemos negar que Buika es una cantante muy especial, con un carácter peculiar e ideas propias. No gusta a todo el mundo. No es aburrida, es sorprendente. Ella misma confiesa que fue a multitud de audiciones en que ni tan solo la escuchaban. Pero persistió y finalmente ahí está, única y especial.Porque si algo tenía muy claro es que “no puedes gustar a todo el mundo” Y añadiría: ni debes!!!. Buika descubrió su Vaca Púrpura.
Y ese es el mensaje implícito en la Vaca Púrpura: ¿qué te hace realmente extraordinario? . Las personas en nuestro mundo occidental y consumista, tienen prácticamente de todo. No necesitan casi nada de lo que puedas ofrecerles. O no les interesa. O no tienen tiempo para preocuparse de eso. Por eso, puedes ser cualquier cosa menos aburrido. La gente no mira aquello que le aburre. Quiere algo innovador, que le sorprenda, que le seduzca, que le ilusione. Has de llamar su atención.
Hay una interesante gráfica en el libro, en la que no me extenderé, pero que resulta esencial para diferenciarse. No hay que agradar a todos, sólo a aquellos que están dispuestos a probar algo nuevo. Por tanto, ir a lo seguro es lo mismo que ser invisible. Es el momento de atreverse, de probar, de lanzarse de lleno a tu pasión. Si al final estabas equivocado, por lo menos habrás hecho lo que realmente te gustaba.
Y eso no sólo vale para los freelance, sirve también para quién trabaja dentro de una empresa u organización. En los tiempo que corren, no hace falta que yo os explique que nadie es imprescindible.
¿Estás dispuesto a hacer algo extraordinario? Si respondes que no: ¿qué te frena?
Mertxe Pasamontes
Comments
Querida Mertxe,
Un día más me sorprende tu capacidad de extraer mensajes poderosos de las noticias, de los libros de marketing, de los elementos cotidianos.
Y me quedo con esta parte de tu mensaje: “Es el momento de atreverse, de probar, de lanzarse de lleno a tu pasión. Si al final estabas equivocado, por lo menos habrás hecho lo que realmente te gustaba.”
Un abrazo,
Eva
Muchas gracias Eva, viniendo de ti es un gran elogio!
Sólo me limito a observar lo que sucede a mi alrededor y comentarlo. 😉
Hacer algo extraordinario fue mi motivación durante todas las épocas de mi vida. De hecho siempre fui emprendedora y me parecía extraordinario tenera tantas habilidades y facilidad plara embarcarme en proyectos que surgían de la nada.
Con 10 años ya tenía mi tiendecita en la acera de casa, donde vendía a 1 pta. (precio local) las regalices rojas y negras que compraba a 2 reales en el pueblo de al lado, donde iba en bus a cursos de natación.
Las ideas me surgían de dentro, las ganas también. Los pequeños triunfos se sucedían y me sentía muy afortunada. Yo era toda mi riqueza, Yo quería, yo podía…
Ahora ya no me siento así. De hecho me siento incapaz de hacer algo extrordinario. Es más, me conformo con poder seguir mi vida ordinaria.
¿El motivo? El miedo a que mi cuerpo no me siga, concretamente mi cerebro, que me abandona y deja todo mi ser como un monigote maltrecho, útil para nada.
Empezó a fallarme pronto, a los 18 y en el punto que más podía “dolerme”: el cerebro, mi “centro logístico”.
La juventudy el desconocimiento del devenir me permitieron seguir luchando, convencida, a pesar de todo, de ser capaz de hacer algo extraordinario.
De hecho lo conseguí, a pesar del lastre de mis megacefaleas incapacitantes contra las que nunca dejé de pelear (médica i anímicamente).
Pero ahora, después de más de 20 años, me siento cansada, desmotivada (enlazando con el post anterior).
He llegado a creer que me enferma mi continua acción por lo extraordinario, actuar con entrega e ilusión, con la seguridad que da saberse con muchas posibilidades de éxito.
Estoy harta de que cada pequeño indicio de iniciar algo que me parece extraordinario se castre con una crisis de “descerebración”(vértigos), a menudo con dolor, que me condena a meterme en cama días y noches seguidos.
Una cortina que lave puede quedar en la lavadora, hecha un higo, 4 ó 5 días.
Sí, para mí, hasta lavar una cortina es algo extraordinario. Y estoy dejando de hacerlo por miedo, por miedo a mí misma, a un yo desconocido que igual que viene se va.
Ayer se fue. En vez de confiar en que tarde en volver o que no lo haga más (esto ya lo he probado) voy a hacer algo extraordinario: negarle el recuerdo. Eso sí es extraordinario y puedo hacerlo. ¿Qué me lo impide?
Siempre soñé con hacer alguna cosa que dejara mi huella en este mundo,quizas despues de leerte aun tengo tiempo de hacerlo y que con el paso del tiempo perdure lo haya aportado.
La Vaca Purpura es un libro que hace días veo y vuelvo a verlo. Me han dicho que igual me aburre porque poco entiendo de marketing, pero ahora ya tengo gran curiosidad por saber que pone y voy leerlo.
Añado que quizás si he dejado mi huella en este mundo y mas grande de que yo creía y es tener un hija que llegará alcanzar las estrellas ,por ella y por mi,gracias
Mertxe:
Tu generosidad nos invita a acompañarte en esta búsqueda interminable de sabiduría. Muchas gracias por compartirnos una página que nos enriquece por la variedad de temas y, fundamentalmente, por tu tiempo para todos los que sabemos que cada día cuenta para renovarse, reconstruirse y completarse.
Tal vez convendría recordar esta ‘extraordinaria’ cita de Marianne Williamson para comprender por qué no nos animamos a superar la barda de lo promedio o fuera de lo común:
“Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos.
Es nuestra luz y no nuestra oscuridad la que nos atemoriza.
Nos preguntamos: ‘¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso?’
En realidad, ¿quién eres para no serlo? Eres un hijo de Dios.
Si actúas apocadamente no ayudas al mundo.
No hay nada de instructivo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras cerca a ti.
Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros.
No se encuentra sólo en algunos de nosotros, está en todos.
Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los otros permiso para hacer lo mismo.
Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros”.
Marianne Williamson
De su libro Return To Love
Me gusta, me gusta como piensas…