Vivir el momento de verdad, sin postureo.
Muchas veces se habla de vivir el momento, es uno de esos mantras que todo el mundo repite, sobretodo en el mundo de la autoayuda. Pero en la mayoría de casos es sólo algo que se dice de boca para afuera, una frase hecha que queda bien pero que en realidad no sientes en cada poro de tu piel. Ya os expliqué que estoy pasando una situación difícil que será de largo recorrido y que exigirá paciencia, esperas e incertidumbre. Y cambios en mi vida cotidiana. Y en esos momentos no puedes evitar ver la vida de otra manera.
Un momento de esos que llaman de revelación lo tuve el jueves por la mañana. Tenía que llevar mi gata al veterinario para esterilización y estar un rato esperando mientras duraba la intervención. No era una espera muy agradable pero no obstante busqué una cafetería para hacer el rato lo más ameno posible. Pedí un té Earl Grey y un pequeño bocadillo. El pan era realmente bueno y sorbí el té que estaba delicioso. Y como dice el maestro zen, por un momento se detuvo el mundo. Sólo existía el té fragante, el sabor del pan y ese pequeño oasis dentro de la tormenta. Me sentaba en un sillón no demasiado cómodo pero que me permitía recostarme. Era un momento de gran perfección cotidiana, sin importancia, pero lleno de presencia. Había un cierto ruido en el bar pero no excesivo. Y la luz otoñal era bella. Me sentí feliz. Y feliz de poder estar feliz. No duró mucho pero lo suficiente para vivirlo con atención plena y entender lo que es realmente el Mindfulness. El verdadero mindfulness no es sólo un práctica meditativa sino una forma de vida, un modo de estar en el mundo. Y además es ser consciente de en cuantas ocasiones no estás ahí.
Yo ya tengo una cierta edad y pasado ese momento de plenitud me daba cuenta de cuantos momentos me he perdido en el pasado. No por no haber estado o no haber hecho las cosas, sino por no haber estado realmente presente. Estaba mi cuerpo pero mi mente no estaba totalmente. Cuando era adolescente estaba demasiado preocupada por agradar, por caer bien, por ser aceptada. Parte de mi mente estaba en eso y no en disfrutar. Tampoco era consciente, como imagino que no lo serán los que ahora están en esa etapa, que con el tiempo ese ánimo e ímpetu juvenil decaería. Que ya no tendría las mismas fuerzas que entonces. Que bien lo cantó Serrat: Ara que tinc vint anys, avui que encara tinc força, que no tinc l’ànima morta i em sento bullir la sang (Ahora que tengo veinte años, que todavía tengo fuerza, que no tengo el alma muerta y me siento hervir la sangre.).
Algo más mayor, con unos 23 y la carrera de psicología ya acabada mi obsesión era ejercer de psicóloga y llevar adelante mi carrera profesional. Eso ocupaba gran parte de mi tiempo. Siempre con la preocupación de tener trabajo, de conservarlo, de progresar. No es que no me divirtiera nunca, pues lo hice y a menudo. Pero ese sentido de la responsabilidad pesaba en muchos momentos en que no hubiera sido necesario tenerlo. Llevaba un cierta mochila a todas partes. Y siempre queriendo ser buena en lo mío, hacerlo bien, tal vez con una cierta ansia de perfección que me impedía la satisfacción plena.
Y podría explicar muchas más anécdotas y detalles, pero sólo quiero que sirva lo dicho a modo de ejemplos con los que tal vez os podáis identificar de algún modo. Quizás simplemente es que cuando pasas los 40 has recorrido el suficiente camino de la vida para tener experiencias y saber apreciar las cosas de otro modo. Has tenido suficientes pérdidas para saber que nada es eterno. Has sufrido lo bastante por causas reales para no querer sufrir más por cosas sin importancia, por construcciones mentales que nunca van a suceder. Y has aprendido que es cierto que todo pasa. Lo bueno y lo malo.
El Mindfulness ha sido uno de mis caminos para aprender a disfrutar de otro modo, como me sucedió el jueves por la mañana. Y ese instante de dicha me hizo abrir los ojos aún más a seguir practicándolo y enseñándolo a todos los que lo quieran aprender. Cuando preparé mi curso online Dueño de tus emociones, Capitán de tu destino, estaba pensando en todo eso sin ser del todo consciente de ello. Sabía que para disfrutar de verdad hay que liberarse del estrés y la presión y un parte del curso va de eso. También intuía que hay que descubrir lo que de verdad te gusta y ese es otro de los bloques del curso. Y que además, para que funcione y disfrutarlo, hay que hacerlo desde la calma y la serenidad y con atención plena y de ahí que la tercera parte es empezar a practicar Mindfulness. Es un curso para aprender a disfrutar del vivir, para ser capaz de detener el mundo saboreando una taza de té como yo lo hice, en esos momentos difíciles que se presentarán irremediablemente a lo largo de nuestra vida. Y hay muchos más aprendizajes en el curso: fijarte objetivos, crear estados potenciadores, organizarte. Pero en el fondo me parecen bonus, añadidos a lo realmente importante que es lograr estar presente y en plenitud. Y eso requiere de un trabajo por diversas vías y este curso te introduzco en ellas. Voy a a aprovechar estas fechas del Black Friday para ofrecrelo hasta el viernes a todos los suscriptores a un precio realmente atractivo. No quiero que el precio sea un impedimento para que realices ese cambio. Suscríbete ya si quieres aprovechar la oferta.
No esperes a que la vida te lo ponga difícil para empezar a disfrutar de todos y cada momento que puedas y aprender a soltar las preocupaciones. Y saber manejar los planes futuros sin agobiarte, desde la serenidad. Y poder manejar y tolerar las frustraciones y los fracasos. Te recomiendo que empieces a hacerlo hoy mismo porque nunca sabes cuando será tarde. Ojalá alguien me hubiera enseñado esto hace veinte años y yo hubiera sido capaz de entenderlo y aplicarlo. Espero que tú sepas hacerlo. Y que estés de verdad presente en tu vida y no como un mero invitado de piedra viendo pasar las situaciones sin disfrutar hasta el fondo de todas ellas.
¿Vives el momento de verdad?
Mertxe Pasamontes
Comments
Hola Mertxe, me ha gustado mucho tu post y mientras lo leía tus palabras me han transportado a ese momento en el que tomabas tu té y me ha llegado serenidad. Comparto lo que comentas sobre lo mucho que se habla hoy en día de estar presente y lo poco que se practica, me incluyo, aunque creo que cada vez hay más conciencia. Realmente cuando consigo esos instantes, la perspectiva del tiempo cambia y también la intensidad del momento vivido. Como tú dices lo vivido, la experiencia que da la edad, también nos da otra perspectiva. Seguro que muchas personas habrán aprovechado la oportunidad que les has brindado para poder iniciar ese nuevo camino con tu curso. Te deseo fuerza y serenidad, la que da el tener más de 40 para superar este momento que estás viviendo. Un abrazo.
Muchas gracias Motse, agradezco de corazón todas y cada una de tus palabras.