10 enseñanzas que obtuve del Mindfulness

El mindfulness, o atención plena, es un estado de conciencia , no reactivo y no prejuicioso, de aceptación y observación de la experiencia tal y como es en el momento presente. Puede usarse para rebajar el estrés, tener la mente en calma y tener más foco. Es decir, ser capaces de concentrarnos mejor.
Sabéis que hace ya tiempo que practico mindfulness y lo he hecho mucho tiempo de manera diaria. Y lo aplico con enorme aceptación y buenos resultados en la terapia. Practicar Mindfulness me ha ayudado en muchas facetas. Por eso os quiero hablar aquí de mi propia experiencia, de lo que yo he vivido. Os reseño a continuación las 10 enseñanzas que obtuve del Mindfulness:
A estar más presente
Vivir en el aquí y ahora es una de las enseñanzas primordiales del mindfulness. Eso significa estar consciente de lo que está sucediendo en el momento presente, sin que la mente se vaya al futuro ni al pasado. Y en los momentos en que se va, porque lo hace, traerla de vuelta con cariño al presente. Eso es uno de los entrenamientos principales que se hace en las sesiones formales, es decir, la práctica sentado. Pero el objetivo primordial no es experimentarlo solo cuando estás sentado, sino que ese espíritu traspase a tu vida cotidiana. Y de ese modo puedas estar cada vez más en el aquí y ahora.
A contactar con el Yo observador.
La práctica formal tiene como uno de sus principales objetivos que puedas contactar o darte cuenta de que hay un Yo observador, una parte de tu mente que está ahí siempre, inamovible, que no puede ser observada. Pero que siempre observa y puede separarse de la corriente continua del pensamiento. Es una parte estable, serena. Explicarlo no es demasiado sencillo pero cuando lo notas sabes que es eso. Y es una sensación maravillosa.
A detener la mente discursiva
Uno de los efectos que tiene contactar con el Yo observador es que puedes mirar los contenidos de la mente discursiva sin necesidad de enredarte en ellos. Puedes estar ahí observando la corriente de los pensamiento y dejarlos pasar. Claro que a veces te enganchas con alguno de esos pensamientos, pero cuando sucede te das cuenta y vuelves a poner la atención en la respiración y lo dejas pasar. En la vida diaria te ayuda a no quedarte tan enredado en ciertos pensamientos y a ser capaz de poner un poco de distancia en algunas situaciones, como por ejemplo, en una discusión. De ese modo en lugar de acabar arrastrado por la situación mantienes una cierta calma y la mente clara. Y no estás dándole vueltas a cosas sin sentido.
A estar más serena
Como os comenté en otro post de hace algún tiempo, yo he sido una persona ansiosa. Ser capaz de vivir de una manera más serena y relajada es uno de los grandes regalos que el mindfulness ha traído a mi vida. Un regalo de incalculable valor. Te podría decir que no tiene precio.
A concentrarme mejor
Cuando eres algo ansioso e hiperactivo mentalmente estar concentrado en algo es todo un reto. Es posible que yo no ganara un concurso de concentración pero gracias al mindfulness he logrado mejorar notablemente mi capacidad de estar atenta a una sola cosa a la vez durante un período de tiempo más o menos prolongado. Es también un buen antídoto contra la fragilidad de la atención que impera hoy en día.
A fluir más
Cuando se está más presente, sereno y concentrado el resultado es que todo tú estás inmerso en la situación o tarea que estés realizando y se producen los estados de flujo. A veces se producen ante un paisaje hermoso en el que de repente te sientes tan inmerso que pareciera que el paisaje y tú fuerais la misma cosa. Y a veces es en la realización de alguna actividad, como por ejemplo escribiendo y sintiendo que las palabras fluyen de tu cerebro sin que tengas que hacer nada para conseguirlo. Fluir es vivir y sentir la felicidad.
A conectar mejor con mis emociones
Parte del trabajo del mindfulness consiste en ser capaz de darse cuenta de las sensaciones, por sutiles que sean, que afloran en tu cuerpo cada vez que un pensamiento atraviesa la mente. Y de observar el cuerpo en su totalidad. Ambas prácticas van poniéndote poco a poco más en contacto con tus emociones. De ese modo te haces más consciente de que las emociones que tienes y del momento en que están apreciendo. Es un buen modo de evitar bloqueos emocionales y confusiones.
A reír más
Al ser capaces de estar más tiempo fuera de la mente discursiva, también logras estar fuera de las preocupaciones por más espacios de tiempo. Y una mente menos constreñida por la preocupación es una mente más feliz. Y en esos estados, y más en contacto con tus emociones, la risa surge de manera natural en más ocasiones.
A juzgar menos
Durante la práctica del mindfulness uno de los objetivos es que estés presente en todo lo que sucede sin juzgarlo. Es un entrenamiento difícil porque tenemos una enorme tendencia a juzgarlo todo, tanto a los demás como a nosotros mismos. Pero con la práctica consigues hacerlo cada vez menos y eso te conduce también a una mayor aceptación tanto de los demás como de tí mismo.
A ser más compasiva
Al estar más en la aceptación, también se desarrolla más la compasión, entendida como amor hacia uno mismo y hacia los demás. Cuando cesas de juzgar y aceptas, la compasión surge de manera natural. Y la compasión es una de las llaves de la elicidad.
Todo ello hace del Mindfulness una práctica muy recomendable. Y para que puedas iniciarte de manera fácil te ofrezco un Curso online gratuito.
¿Has practicado Mindfulness alguna vez? ¿Qué resultados has obtenido? ¿Te animas a que sea uno de tus objetivos del 2018?
Mertxe Pasamontes
Comments
Gracias por este post! Yo me he bajado la aplicación BUDDHIFY para practicar el mindfulness y me encanta. Desafortunadamente no puedo hacerlo todos los días, aunque debería. Lo intento hacer 30 minutos al día, pero por el trabajo y el estrés…
Bueno! Seguiré leyendo más post tuyos! Gracias de nuevo!