El “síndrome” post-erasmus
Los amigos de Erasmoos me solicitaron consejo profesional sobre la vuelta de una experiencia Erasmus y este es el resultado que publicamos de manera conjunta. Quizás hablar de síndrome sea algo exagerado, pero es un modo de expresar el conjunto de sensaciones, pensamientos y emociones que experimentan algunas personas cuando vuelven a su casa después de una experiencia Erasmus. Para poner un punto de referencia lo podríamos comparar con el llamado “síndrome post-vacacional”, que es una reacción bastante común en nuestra sociedad en personas que vuelven de nuevo a su vida cotidiana después de haber tenido un paréntesis vacacional. Suele darse una cierta apatía, una sintomatología depresiva leve, algo de ansiedad, etc… Nada que en general (a veces requiere tratamiento o supone el comienzo de un cambio) no se arregle por si solo al cabo de pocos días.
El caso del Erasmus sería similar pero “ a lo grande” ya que la experiencia vivida no se limita a un par de semanas de desconexión, sino a haber experimentado una ciclo de vida completo en otro lugar, con otras costumbres, con nuevas amistades, con muchas experiencias, etc..
Un testimonio nos cuenta como fue la vuelta: echas de menos todo lo que no tienes ya. Empiezas a idealizar el país donde estuviste, y no sólo eso…sino que España te parece una auténtica mierda (con perdón). La gente no habla idiomas, la televisión es basura auténtica, el cine se dobla, ¡¡se dobla!!, y ya si vas a la universidad te mueres…No quería ni pensar en el momento de volver a sentarme en una clase con 50 alumnos más a escuchar durante 60 minutos a un profesor hablar sin parar y sin nada que aprender y hacer.
Piensas en tus amigos continuamente, les escribes emails, hablas por skype, quieres seguir practicando inglés…, digamos que no quieres perder de un plumazo todo lo que viviste.
Y otro nos dice: No encontré motivación en nada. Tenía que seguir estudiando pero era incapaz de concentrarme pues detestaba todo lo relacionado con la universidad ya que era lo que realmente me mantenía atado a Salamanca. Viví en una apatía constante.
Y un tercero es algo más optimista con la vuelta: creo que la primera semana es la peor, y a partir de ahí la “depresión” va a menos; pero eso no quita de lamentaciones espontáneas cuando hablas con compañeros de otras partes del mundo o con amigos.
En todos los casos nos encontramos que las experiencias vividas en un Erasmus han propiciado un cambio en la persona mucho más acelerado que el de las personas (o ciudades) con las que se encuentra a la vuelta y eso provoca un desfase entre lo que ha experimentado el Erasmus y lo que se encuentra al volver. Si hacemos un paralelismo con la ciencia ficción, es como si la persona hubiera viajado en el tiempo y hubiera experimentado en un año lo que otros experimentan en muchos.
Por todo ello, yo no me atrevería a hablar de un síndrome pero si de un proceso de re-adaptación, que dependiendo del carácter de cada persona, de la experiencia vivida, de su situación previa y de sus expectativas a la vuelta, durará unas semanas o se prolongará en el tiempo. Ante esto, ¿cómo actuar?:
– Date un tiempo para la adaptación, igual que te lo diste cuando empezó la experiencia Erasmus.
– Disfruta del recuerdo de tu experiencia pero intenta no idealizarla. Seguro que no todo fue bueno en ese tiempo.
– Recuerda que parte de los amigos que hiciste también han vuelto a sus casas. El lugar ya no es el mismo.
– Analiza de manera objetiva (mejor pasado unos días) que cosas prefieres del país en donde has vivido la experiencia y que cosas del tuyo. Sería como una lista de pros y contras. Te ayudará a empezar a poner las cosas en perspectiva.
– Si has de tomar alguna decisión importante, espera al menos dos meses. Antes de ese tiempo es posible que aún estés en “luna de miel” con tu experiencia.
– Si realmente te das cuenta que prefieres seguir en el lugar en dónde viviste tu experiencia, plantea de modo gradual cómo podrías hacerlo. Una decisión drástica puede ser difícil de enmendar, pero quedarte paralizado en una situación que ya no te aporta nada no es tampoco la solución.
Pasados unos dos o tres meses seguro que te sentirás de nuevo bien, sea cuál sea la decisión que tomes. Si te sigues sintiendo mal o inadaptado pasado ese tiempo, pide ayuda profesional, ya que seguro que un pequeño empujoncito te ayudará a resituarte. 😉
Mertxe Pasamontes
pd. Todas las fotos que pongo tienen para mi un sentido en relación con el post, pero no tengo claro que se vea esa relación. Si os apetece, podéis decirme qué pensáis, si le veis sentido, etc.
Comments
Muy interesante el tema.
.-= Ahora mismo, en el blog de Ana Maria: Let’s review THE ALPHABET =-.
Hola, yo si fui Erasmus y efectivamente experimenté lo que comentó Mertxe arriba. En mi caso, incluso con trabajo permanente conseguido y contrato indefinido, decidí volverme al lugar del Erasmus y hacer un Master, debido a todas las experiencias tan enriquecedoras que viví.
Y aunque segundas partes nunca fueran buenas, mereció la pena volver, por todo lo que viví después, y por seguir aprendiendo el idioma.
La experiencia Erasmus puede ser solamente eso, una experiencia, o puede ser un viaje iniciático hacia otro tipo de vida. En mi caso duró 11 años toda mi trayectoria fuera de España hasta que decidí volver a mi país. Y todo eso se lo debo a mi experiencia Erasmus, sin ella no sería lo que ahora soy 🙂
.-= Ahora mismo, en el blog de Charo : Campus Party Valencia 2010 =-.
Hola Charo, muchísimas gracias por compartir tu experiencia como Erasmus. Es además muy ilustrativa de lo que se habla en el post.
De nada, todo un placer el compartirlo y rememorar esos buenos tiempos.
.-= Ahora mismo, en el blog de Charo: Campus Party Valencia 2010 =-.
Creo que un erasmus sólo puede traer cosas buenas. Las cosas malas, como la “depresión” post-erasmus acaba pasando dando paso a unos recuerdos sobre una experiencia increíble.
Doy fe de eso, según he observado 😉
Hola Charo, sé que hace mucho que publicaste este post, pero me he encontrado con él de casualidad y aunque nunca participe, ni de mis opiniones, lo he visto necesario.
En primer lugar, porque está publicado en septiembre de 2010 -mes que comenzó mi experiencia Erasmus en París- y hoy, después de dos años de haber vuelto me ha dado uno de esos “bajones” post-erasmus y me he encontrado a mí misma buscando en internet la casa que alquilé y al final he caído como por arte de magia aquí.
En segundo lugar, para manifestar mi concordancia con lo escrito y deciros que no he estado estos dos años triste, ni mucho menos, de hecho soy muy feliz gracias en parte a ese maravilloso año que viví y que como tú dices inicia un ciclo vital, pero que es inevitable recordar en un momento dado todo lo que sentiste y que ya no tienes.
Muchas gracias por compartir tu experiencia porque tiempo después has hecho que recuerde una vez más que todos sentimos lo mismo y que no hay que dejarse llevar por esos sentimientos que pueden deprimirte sino recordarlos (con melancolía, sí) pero dejarlos en el recuerdo y vivir en el presente. Porque aunque lo que tengas sea mejor, lo que no tienes lo echas en falta.
Un saludo
Jess