Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
Hoy voy a comentar un libro que es un clásico de esos que se suelen clasificar como de imprescindible lectura. Se trata de Memorias de Adriano, una novela publicada en 1951 por la escritora belga Marguerite Yourcenar que describe la vida y la muerte del emperador romano Adriano. El libro tiene la forma de una epístola al primo de Adriano y su eventual sucesor Marco Aurelio. El libro está situado en el siglo II después de Cristo, en una época en que el cristianismo todavía no había sido establecido como la religión oficial del Imperio Romano y existía por tanto el culto a los dioses romanos.
Aunque en forma epistolar, el libro está narrado en primera persona lo que te hace meterte totalmente en la cabeza del emperador Adriano, en sus reflexiones filosóficas, en sus opiniones sobre la política y el gobierno, sus ideas sobre la guerra, sobre Roma, sobre el amor. Puedes a su vez, debido a la profundidad psicológica del personaje principal, sentir lo que siente él. Yourcenar maneja la historia de tal manera que se da un equilibrio entre la reflexión, la acción y la emoción que hace que se discurra por las páginas con facilidad y te sientas en muchos momentos contagiado de las emociones de Adriano.
Como siempre, os dejo con algunos fragmentos para que decidáis si es una novela que os puedo interesar aunque yo ya os avance que la considero altamente recomendable, siendo además un libro que de alguna manera nos conecta con nuestro pasado grecorromano, del que de un modo u otro, venimos y al que le debemos una gran parte de nuestra cultura:
El hombre que no duerme […] se niega más o menos inconscientemente a confiarse a la marea de las cosas.
[…] Nuestro gran error consiste en tratar de obtener de cada uno las virtudes que no tiene y en cambio negligir las que posee.
[…] Un ser ebrio de vida no prevé la muerte ; simplemente no está; la niega en todos y cada uno de sus gestos. Si la recibe, es probablemente sin saberlo, para él no es más que un tropezón o un espasmo.
[…] He comprendido que pocos hombres llegan a realizarse antes de morir: es por eso que juzgo sus trabajos interrumpidos con más piedad.
[…] Lejos de haber amado con exceso, no había amado lo bastante para obligarlo a que viviera
Una lectura algo menos sencilla que otras, pero que puede dar enormes satisfacciones.
Mertxe Pasamontes
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