Una nueva mirada
No es la primera vez que planteo la necesidad de que, de tanto en tanto, volvamos a mirar el mundo con la mirada limpia. Sería una especie de reseteo, como si formateáramos nuestro disco duro interno, de modo que nos permitiera de nuevo descubrir aquello que nos rodea. Ya he comentado muchas veces que estamos condicionados por nuestro mapa mental, por ese modelo del mundo que hemos ido adquiriendo a lo largo de los años.
Nuestro cerebro funciona creando categorías mentales en las que encuadra todo aquello que vamos aprendiendo. Cada nueva cosa es vinculada con algo que «ya sabemos» y así poco a poco se va adquiriendo el conocimiento del mundo. Además, no sólo funciona en esa dirección, sino que también va de dentro a fuera. Es decir, cuando nos encontramos en una situación, proyectamos ese mapa y tratamos de que la realidad encaje en él. Por eso la gran dificultad que tenemos para de verdad aprender cosas nuevas que se salen de nuestro mapa mental.
De hecho, la cosa va si cabe, un poco más lejos. Cuando estamos en un lugar conocido, el cerebro más que ver el lugar, proyecta la imagen que ya tiene almacenada de él. Es un modo de no tener que gastar demasiada energía procesando y explica porqué a veces no es difícil darnos cuenta de cambios que han podido acaecer en el lugar a no ser que sean muy obvios o nosotros muy buenos observadores. O nos entrenemos para ello. Que es lo que hoy trataremos de hacer, aprender a tener una nueva mirada y dejar que nuestro ojos acaricien el mundo.
Puede ser que alguien se esté preguntando porqué para explicar todas estas cosas acerca de la sensorialidad he decidido hablar del tantra. Os responderé con un breve cuento que espero sacie vuestra inquietud:
Un discípulo, extrañado porque había tantas vías espirituales, le dijo a su maestro:
—Estoy desorientado. ¿Cómo puede haber tantas vías?
El mentor, contundente, repuso:
—¡Insensato! ¿Cómo tantas vías? Muchas más debería haber. Cada persona es su doctrina, su vía, su propia senda.
Como en los otros posts de esta serie, no es muy complicado mirar con nuevos ojos e interés nuestro alrededor. Lo único difícil es acordarse de hacerlo. Van pues unas breves ideas:
– Dejar vagar la mirada, sin ningún objetivo preconcebido, dejando que se pose en aquello que quiera, sin tratar de dirigirla a nada en concreto.
– Dejarnos sorprender por lo cotidiano, descubriendo formas, detalles, texturas que se nos habían pasado desapercibidas.
– Extasiarse con la belleza de un paisaje, una puesta de sol o una obra de arte. O la belleza de alguien.
– Mirar de verdad, con los ojos «hacia fuera» y no «hacia dentro» a la persona con la que estamos conversando. Verla en su totalidad.
– Mirar sin pensar, sin dejar entrar a la mente. Simplemente mirar.
¿Qué te parece la propuesta de mirar con ojos renovados?
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Comments
Es muy cierto que miramos en muchas ocasiones sin ver lo que nos rodea, y perdemos todo lo nuevo que hay en entorno leerte a ti nos enseña que debemos mirar de verdad acariciar las cosas con ojos nuevos y parar atención cuando lo hagamos.
Claro que tiene que ver con tantra mira a tu pareja con ojos nuevos y descubrirás que no lo conoces tan bien como creías y puedes acariciar con la mirada.