¿Qué hacemos con el conflicto interpersonal?
Podríamos definir el conflicto como una interacción entre dos o más personas, en la cual cada una de ellas percibe a la otra como una amenaza para conseguir sus objetivos o satisfacer sus necesidades. Es por tanto un modo ineficaz de regular las discrepancias entre las personas, a pesar de ser un fenómeno inherente a las relaciones humanas y muy común. Hemos de pensar además que la propia palabra conflicto suele tener en general una connotación negativa y eso provoca que en muchas ocasiones se trata de disimularlo de algún modo o incluso de negarlo. También hay personas que debido a las grandes dificultades que tienen en manejarse en situaciones conflictivas, las evitan. Pero evitarlo o negarlo, no lo hace desaparecer, tan sólo perpetua esa desavenencia y va generando una carga negativa en las personas implicadas.
Lo que hemos de tener claro en cualquier caso es que los conflictos se dan porque cada persona tiene su propio mapa del mundo y por lo tanto ve las cosas a su manera. En ese mapa del mundo personal tenemos nuestros valores, criterios, creencias, la propia identidad, nuestras actitudes, etc. Todo ello nos da un modo determinado de vivir el mundo externo (y el interno, por supuesto) y lo que pasa en él. Cuando nos encontramos con otra persona, esta persona tendrá su propio mapa, por lo que estará viendo toda la situación bajo su propia perspectiva. Exagerando un poco pero para que se entienda, delante de un conflicto es como si cada persona estuviera viendo y viviendo una situación diferente.
Veamos un ejemplo. En estos últimos días se han producido varios encuentros entre los dos grandes rivales de la Liga de fútbol española, Barça y Real Madrid. Han sido encuentros que han desatado mucha polémica, por supuesto “juego sucio”. Lo más curioso del caso, es que ambos equipos acusan al contrario de estar jugando sucio. Lo mismo sucede entre las aficiones. Salvo honrosas excepciones, nadie parece ver los fallos del equipo propio (y si los ven, son pequeños fallos en relación a los errores del equipo contrario). Lo lógico sería pensar que en algo que está grabado y se puede revisar, esa revisión producirá que “la verdad” (o lo más aproximado a la verdad) prevalezca. Pues no, sucede lo contrario. Cada repetición de una jugada parece afirmar a cada bando todavía más en su posición. Parece que el sentimiento de identidad hacia el equipo y la creencia de que tu equipo es el mejor, pone una venda delante de los ojos que imposibilita ver los errores propios y los aciertos del otro. No voy a entrar por no crear polémica, en que algunos ven mucho menos que otros, pero en el promedio del aficionado, casi todo el mundo es tendencioso. Se toman por afirmaciones lo que no son más que interpretaciones.
Lo mismo sucede cuando tenemos un conflicto laboral, o personal y mucho más en el ámbito de la pareja. Cada uno de los participantes del conflicto tiene tendencia a acodarse en su posición y sentir que tiene “más razón” o mejores razones que la otra parte. De ese modo el diálogo se convierte en algo realmente difícil ya que no se persigue entender al otro, sino defender la propia postura.
Por tanto, ¿qué podemos hacer delante de un conflicto interpersonal?:
– Primero reconocer que existe. No podemos arreglar algo si no lo aceptamos como “roto”.
– Segundo ser conscientes, pero de verdad, que cada uno de los integrantes del conflicto tendrá su propio mapa del mundo. No ha de hacerse este paso con la idea de “que el otro no se entera” sino entendiendo que tenemos diferentes puntos de vista.
– Darse cuenta de que gran parte del conflicto, está como hemos comentado, en tomar como afirmación (o verdad) algo que no es más que una interpretación de las muchas posibles. Tanto en el ámbito del otro como en el nuestro propio. Sí, eso que te parece una verdad absoluta, aunque te parezca extraño es posiblemente una interpretación de la realidad.
– Ponerse en las diferentes posiciones. Lo ideal es, ser capaz de ver la situación desde el propio punto de vista, desde el de la parte en conflicto y también como lo haría un observador neutral. Es posible que para poder tener esta triple visión, necesitemos a alguien externo que nos ayude a hacer el proceso.
– Una vez hechos todos estos pasos, toca encontrar una salida negociada, en la que todos ganen. Es posible que cada parte tenga que renunciar a algo, pero eso es mucho mejor que tener una parte ganadora y otra perdedora. Puede que en primera instancia, prefieras ganar a toda costa. Pero en el medio o largo plazo, si la otra parte “pierde” sólo conseguirás tener delante a una persona resentida
Puede que en algunas situaciones, no te resulte fácil hacerlo solo, pero para eso estamos los psicólogos y coaches, para ayudar. 😉
¿Cómo solventas tú los conflictos interpersonales?
Si quieres escuchar el post en formato podcast aquí lo tienes:
Comments
Simplemente, un post estupendo. Gracias por compartir tu experiencia profesional con nosotros.
Yo, a mi modo, he empleado las técnicas que indicas y efectivamente son las únicas posibles. Si se aplica el sentido común y las ganas de solucionar los conflictos, al final deberíamos llegar a las mismas conclusiones.
Resumen, mucha empatía 🙂
Bueno el hecho de tener mapas propios no es exactamente lo que genera el conflicto ya que todos los tenemos y no entramos en conflictos con todos y por todo. El problema es que en el mapa del tesoro la “X” esté en sitio diferente y nos toque cavar juntos.
Por otro lado, es mucho más fácil detectar conflictos y proponer solucines win-win actuando de observador que siendo una de las partes. De hecho creo que el conflicto sólo se resuelve sastisfactoriamente por estas vías cuando las dos partes tienen un desarrollo personal importante y se conocen muy bien a si mismos.
De hecho, si tu adversario no “está a la altura” es más que probable que el conflicto acabe resolviendose mediante una imposición o una manipulación de su “mapa”.
Un tema apasionante y para nada sencillo.
Con tanta crispación y tanto enojo como el que casi todos tenemos por diferentes motivos me parece que es muy difícil ponerse de acuerdo y llegar a soluciones negociadas, pactos etc. Y por otra parte tb considero que si no nos ponemos de acuerdo en temas básicos con los diferentes interlocutores que tenemos en los diferentes niveles de nuestra vida -incluída la política- es muy difícil desarrollarse armónicamente. A veces parece que estamos en callejones sin salida. Yo creo que deberíamos hacer algo previamente que nos libere de la rabia. No sé qué. Gritar. Bailar. Meditar. Nadar… y todo lo que termine en ar 😉
Besos Mertxe
Viendo el ejemplo que has puesto de partido Barsa –Madrid ya veo lo difícil que puede ser llegar un acuerdo, hasta yo misma no estaba del todo de acuerdo en las pequeñas discusiones.
Pero dejando el deporte, que haces cuando la persona que tienes enfrente no te deja ni entrar en dialogo para exponer tu parte, pues yo aplico la ley más fácil para mí escuchar salir lo más rápido que puedo y hacer luego lo yo crea conveniente, quizás no tenga razón yo pero tampoco
Me gusta que me ataquen y me dejen por tonta, sería ideal poder llegar a un entendimiento siempre cosa difícil lo digo por experiencia, hay personas en mi entorno con las cuales puedo hablar sin problemas, pero otras imposible,
Hola Merche y lectores del post, quisiera dar mi humilde opinión al respecto. Teoricamente Merche tiene razón, pero no ha tenido en cuenta un tipo de personalidad con la que no se puede llegar a un acuerdo pese a los muchos esfuerzos que el otro intelocutor haga: el perverso narcicista. Cuando una de las partes actua sin sentimientos de culpa y trata de hacer recaer el chibo expiatorio sobre el otro, girando el sentido de las conversaciones, jugando con las palabras para y buscar excusas para que el otro termine siendo el ”culpable” del conflicto interpersonal. Además, no siempre actuan en solitario, como sucede en muchas ocasiones en ciertos acosos morales, también pueden aprovechar que haya alrededor ciertas personas para provocar en el otro una reacción x que observarán los de su alrededor.
Como bien ha dicho Ruben, es importante el desarrollo personal para estar a la altura de las circunstancias y pactar una solución y llegar a un acuerdo. Un agresor es precisamente una persona que en apariencia es inteligente, madura y casi que podría decir humana, pero en su fondo es pura angustia, inseguridad, infelicidad, vacío.
En la teoría de las técnicas de negociación (lo del win-win) se habla acerca de cómo actuar y ser para llegar a acuerdos que beneficien a las dos partes. La realidad es que hay ocasiones en que el diálogo, las buenas maneras, el empatizar, no conduce a otra cosa que a situaciones aún más violentas y representen una amenaza aún mayor para el agresor (jamás le digas o demuestres como es, será aún peor, sentirá tal rabia que intentará volcar la situación)…
O juegas muy bien las cartas, y dudo que hayan muchas personas en este mundo tan inteligentes (o cínicas) para hacerlo, o te apartas. La víctima no es una persona débil, su fortaleza o su vitud la convierten en débil ante el agresor y/o los de alrededor: su honradez, su bondad, ser juicioso, tener sentimientos de culpa,… El agresor, es una cáscara vacía, jamás suelta a la presa fácilmente e intentará destruirla, sin sentimiento de culpa.
Esto que acabo de explicar es algo que muchas personas han vivido, aunque sea a pequeña escala, sin embargo pocas saben entender el juego, sobretodo cuando lo viven en su propia piel. Objetivizar como dice Merche y acudir a ayuda externa es bueno, siempre que sean pesonas preparadas y entiendan de que va el tema. La gente de alrededor no podrá ayudarte porque son ‘manipulados’ precisamente para que terminen pensando que la víctima es el agresor y el agresor la víctima (sencillamente no tienen ni idea de que todo esto sucede y si lo cuentas te dirán que te ‘comes mucho el tarro’, que no dejes que las cosas te afecten tanto o no te las tomes tan a mal,…).
Un abrazo,
Jordi
Disculpad la falta de ortografía: chivo con V.
Jordi
Leyendo loc comentario tengo la impresión de que he de aclarar algunas cosas que no he explicado bien. Cuando hablo del conflicto y de trata de llegar a un acuerdo estoy partiendo de varios supuestos:
– El primero que se trata de una situación más o menos “normal”. Situaciones cotidianas en las que la interrelación con otras personas provocan fricciones.
– Que la otra persona “nos interesa” de algún modo.
– Estoy hablando de nuestra actitud en el conflicto, no de la que tendría que tener el otro.
Aclarado esto, hay situaciones que se salen de esos parámetros. Si un niño sufre bullying en el colegio o un adulto un mobbing en el trabajo o una mujer es maltratada por su pareja, no toca aplicar nada de lo aquí expuesto. Hay que actuar por otras vías pues eso son agresiones, psíquicas o físicas.
Espero que con estos comentarios se entienda mejor!
Hola Merche,
A mi se me olvidó decirte que tu artículo está genial y que lo explicas muy bien. Además, con tu último comentario terminas por aclarar perfectamente el sentido del post y que conoces cómo actuar en otras situaciones como las que he descrito.
Pero es genial que de tu post se inicie un debate en el que se pueda hablar de los conflictos y otro tipo de conflictos, sobretodo opinar libremente.
En realidad todos hemos cometido alguna vez un acto de agresión (quien no se ha hecho la víctima alguna vez…),inconscientemente, pero son ‘diminutos’ si los comparamos con el acoso moral en todo su ‘esplendor’.
El mal trato psicológico, como bien sabrás, es ”popular” sobretodo por casos como los que se dan en las empresas, los niños en el colegio, los que se dan entre parejas o matrimonios. Pero quería añadir que no es lo mismo el maltrato físico que el psicológico, que hay otros casos en los que se da y que las mujeres tambien pueden maltratar psicológicamente, e incluso físicamente. Un ejemplo sería el maltrato de padre o madre a hijo/a o de hijo/a a padres.
Ya tienes tema para un nuevo post, el acoso moral en la vida cuotidiana, en concreto los casos que suelen darse en las empresas y cómo la víctima debe actuar para hacerles frente.
Gracias
Jordi
Y disculpadme, pero quiero añadir que en mi opinión existen casos que tienen la apariencia de conflicto interpresonal ”normal” pero que son agresiones psíquicas, así lo verán las personas de tu alrededor, incluso la misma víctima no sepa que es maltratada y víctima de una agresión hasta pasado un tiempo, pensando que se trata de un desacuerdo y/o llegando a sentirse culpable por ello.
Un simple conflicto interpersonal como los expuestos por Merche puede terminar siendo un acoso moral.
Gracias
Jordi
Maravilloso post, como siempre. QUé bien se entiende todo y qué ganas de ponerlo en práctica. Eres toda una motivadora. Gracias, como siempre!