Tómate unas vacaciones mentales
Qué son las vacaciones mentales
Hacer vacaciones puede significar simplemente parar nuestra actividad habitual y dedicarnos durante unos días a relajarse, descansar, viajar o hacer alguna actividad de ocio. Pero también puede ser desconectar de nuestros pensamientos más habituales, atrevernos a salir un poco del mapa mental en el que vivimos. Y eso puede hacerse tanto desde fuera como desde dentro de casa. Porque se trata de una cuestión de actitud y no de ir a un determinado sitio o lugar . Vamos a ver cómo podemos realizar esas vacaciones mentales.
La idea de las vacaciones mentales es darse vacaciones de uno mismo. Sí, así como suena. Dejar de lado durante unos días (o tal vez una horas al día..) nuestro Yo más arraigado y ver las cosas desde otro lugar, desde otro enfoque. No es una tarea sencilla pues nuestro Yo dominante (también llamado personalidad) se resiste a echarse a un lado para dejar paso a otras opciones. Pero aunque eso ocurra esta es la mejor forma de salir de la zona de confort. Porque en eso consiste realmente salir de la zona de confort, en explorar otras opciones y realizar nuevas acciones pero desde un lugar interno diferente al habitual. Y para eso hay que dejar de lado el Yo dominante. Hay que sacudir nuestro mapa mental, ese modelo del mundo que tenemos en nuestra cabeza. Ya que ese es el único modo de tener realmente nuevas vivencias y además poderlas experimentar de un modo distinto, no con los patrones establecidos de siempre. Es aplicar de verdad el sentido de la frase: haz cosas distintas para tener resultados distintos.
Y planteo esto relacionado con el periodo vacacional porque es más sencillo hacerlo estando de vacaciones. Durante esos días tienes menos obligaciones, menos estrés y el margen de error es también menor y menos relevante. Por lo tanto, el miedo a equivocarte no tiene porqué ser muy grande. Puedes experimentar más sin el temor de tener consecuencias que afecten a tu trabajo o a tu vida cotidiana. Atrévete.
Cómo darse vacaciones mentales
Vamos a ver unas cuantas ideas para romper con esos patrones automáticos del pensamiento:
– Experimenta. La mayor parte del tiempo estamos pensando las cosas, elucubrando con las distintas posibilidades. Pero la única opción de producir un impacto en nuestro cerebro es viviendo la experiencia. Experimentar algo es lo único que tiene un impacto neurológico, que te cambia. Si nunca has comido chocolate, por mucho que te expliquen a qué sabe el chocolate, no lo vas a entender. Basta con morder un trozo para saberlo y ser entonces capaz de distinguirlo desde ese momento. Por tanto, experimenta.
– Haz cosas distintas. En ese camino de experimentación, permítete hacer cosas que normalmente no haces. El repertorio es inmenso, desde viajar a un lugar que no conozcas (si tienes la posibilidad) a leer sobre un nuevo tema, conocer nuevas personas, comer algo distinto, etc.. Nuestro cerebro es un gran creador de patrones automáticos. Si vamos repitiendo las mismas cosas lo único que hace el cerebro es activar los patrones conocidos. Para que se active un patrón distinto hay que sorprender a nuestro propio cerebro creando una nueva conexión neuronal.
– Rompe algún hábito. Permítete romper alguno de tus hábitos para salir de la rutina. Aunque sea algo pequeño, tendrá impacto, pues como te he dicho nuestro cerebro es tan extremadamente rutinario, con tanta tendencia a seguir siempre las mismas conexiones neuronales, que por ese motivo si rompes algún hábito, seguro que notará ese cambio.
– Incorpora un nuevo hábito. Del mismo modo que cuando lo rompemos, para incorporar un nuevo hábito el cerebro se tiene que “re-cablear”. Y al hacerlo, se piensa diferente, se siente de otro modo. Un buen hábito a incorporar es el del Mindfulness. Porque cada vez que lo haces consigues que el cerebro piense de otra manera y poco a poco se vayan produciendo cambios terriblemente beneficiosos para ti.
– Vívelo como si no fueras tú. ¿Cómo se tomaría eso otra persona? Imagina que eres otra persona por un momento y trata de vivir eso como lo viviría esa persona (mejor hazlo con alguien a quien conozcas bien). ¿Cómo es vivirlo así? ¿Qué información te aporta?
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Qué conseguirás con las vacaciones mentales
Hacer vacaciones mentales sería una especie de I+D + I de nuestro cerebro. Te alejas de ti mismo, investigas nuevas maneras de hacer las cosas y las desarrollas. Con eso puedes obtener nuevos impactos que te permiten reajustar tu “software mental”. Al hacerlo tienes nuevas opciones que tal vez no habías imaginado anteriormente, se produce la “Innovación”. Y eso te permite responder al entorno de formas diferentes, con los que los resultados también empezarán a cambiar y ser bastante diferentes. Aprender es vivir, así que no dejes de aprender.
Pero lo esencial de este proceso es darte unas vacaciones de ti mismo, de tus rutinas, de tus hábitos y costumbres, de tus patrones de pensamiento más habituales. Es darte la oportunidad de tener nuevas experiencias y con ello tener nuevos aprendizajes. Es poder ensayar comportamientos diferentes, nuevas actividades, nuevas actitudes. Es que conectes de nuevo con el anhelo de vivir, gozar, fluir, crear..
¿Te animas a tomarte unas vacaciones mentales?
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Comments
¡Hola! ¡Qué razón tienes con lo de las vacaciones mentales! A veces uno necesita desconectar de todo. Lo peor es que pensamos que eso siempre se debe hacer en el periodo vacacional y no sabemos cuánto nos equivocamos.
Hola Mertxe, qué interesante esto de cogerte vacaciones de ti misma.
Fíjate que si cada día dedicásemos a abandonar los patrones de nuestra personalidad aunque fuese durante unos minutos al día, podríamos expandir nuestra conciencia de tal manera que conectaríamos con otra visión y por ende con otra conducta. Tal vez, lo importante de esto, es posicionarse como espectadora de nuestros hábitos y observarlos como alguien ajeno a ellos. En este sentido, se activa una parte del cerebro que nos permite experimentarnos fuera de nuestra personalidad, por sí misma controladora, y nos permite fluir desde un lugar mucho más creativo y auténtico.
Besos,
Alba
Gracias Alba por comentar. Ese es un gran objetivo y uno de los propósitos del Mindfulness y de la terapia. Has ido mucho más allá con tu comentario de mi intención inicial en el artículo lo cuál me alegra mucho. Para mi estás hablando de uno de los objetivos más importantes de la vida. Un abrazo