Tomar conciencia de nuestros mapas mentales
He hablado en bastantes ocasiones de que todos tenemos mapas mentales y de la necesidad de abrir el mapa mental, pero antes de poder hacer eso hay que tener conciencia de tenerlo. Para la mayoría de nosotros es tan normal pensar y ver el mundo a través de nuestro mapa mental, que podemos ni tan siquiera tener la sensación o percepción de tener un mapa. Veamos un ejemplo.
Se encuentra un señor conduciendo por una carretera solitaria una noche de invierno. La lluvia es fuerte, casi no se ve. En eso, que nota algo extraño y piensa: ¿Qué sucede? . Al salir del coche bajo la lluvia, ve que ha pinchado una rueda. Si es que todo me pasa a mi, se dice. Va al maletero, saca la rueda de repuesto y cuál es su sorpresa cuando se da cuenta de que se ha dejado el gato hidráulico en el garaje. !Y encima el móvil sin batería! El mundo se le cae encima. ¿Y que hago ahora? Aquí en medio, en un lugar solitario….Sin saber que hacer, se va caminando por la carretera a ver si encuentra alguien que pueda ayudarle. Está calado hasta los huesos. A lo lejos ve una luz y se ilumina su esperanza: tal vez haya una casa! Cuando se va acercando ve que efectivamente es un casa y que parece haber luz en una ventana. Va atravesando el campo, con lo pies llenos de barro. Entonces cae en la cuenta de que son casi las doce y empieza a pensar que es un poco tarde para llamar a una casa. Y además va empapado. Y con los pies llenos de barro. A lo mejor están durmiendo y los despierta y, ya se sabe, el mal humor que tiene la gente cuando la despiertan. Seguro que no le quieren ayudar. En eso ya ha llegado a la puerta y llama al timbre. Al poco asoma un señor: ¿Qué desea? le dice amablemente. !Que se meta el gato por donde le quepa!
Al margen del chiste, es obvio que en esta historia queda muy claro como opera el mapa mental. Nuestro mapa mental nos hace pensar que el mundo es de una determinada manera. Con nuestro diálogo interno lo mantenemos vivo y nos damos la razón a nosotros mismos. Y finalmente, al no mirar hacia fuera, al no dejar que los acontecimientos externos nos cambien el punto de vista, confirmamos nuestro propio mapa.
Por todo ello, lo primero es ver el propio mapa. Ya os podéis imaginar que hacerlo no es tarea fácil. Vamos a encontrar mucha resistencia interna, aún en el caso de que estemos dispuestos a hacerlo. Tal vez algunos puntos nos serán fáciles, pero cuando lleguemos a nuestras creencias más arraigadas vamos a resistirnos a creer que son solo eso, creencias. Vamos a querer pensar que son verdades sobre el mundo.Pero la gran parte no lo son, son únicamente creencias.
Para empezar a practicar, os dejo algunas ideas ligeras que podéis hacer aprovechando el período vacacional:
– Si tienes la oportunidad de escoger, ¿qué tal elegir un destino vacacional nuevo y sorprendente? . Es un modo fácil de obligarnos a salir de nuestros patrones rutinarios de pensamiento (a no ser que tratemos de enmarcarlo todo en nuestro particular visión del mundo) y una oportunidad de nuevos aprendizajes.
– Si no puedes elegir un destino nuevo o tienes que permanecer cerca de tu casa, también puedes realizar pequeños cambios:
- Ir a probar algún restaurante exótico de un tipo de comida que desconozcas
- Cambiar los horarios en que sueles hacer las cosas
- Pasear por una zona que no conoces
- Actuar un día como si fueras un turista
- Tratar de mirarlo todo como si fuera la primera vez que lo ves
- Ir a un museo o exposición que nunca hayas acudido
- Organizar algún tipo de excursión o salida “diferente” con amigos
- Apuntarte a una cena u actividad con gente que no conoces.
- Tomar unas clases de algo que no hayas hecho nunca
- Y sobre todo, vivir de verdad el momento presente
No lo dudes, salir del propio mapa mental tiene premio. Pero para conseguirlo, tendrás que hacerlo.
¿Reconoces tu mapa mental? ¿Haces algo para desafiarlo?
Post publicado originalmente en Lainformación.
Mertxe Pasamontes
Comments
Tomar conciencia de nosotros mismos vale por mil testigos y por tal motivo nos viene como anillo al dedo la siguiente cita:
La razón nos engaña a menudo, la conciencia nunca.
ROUSSEAU, Jean-Jacque