¿Es tu mirada crítica?
Muchas veces hablo en este Blog del espíritu crítico. Considero que si hay algo indispensable en una sociedad que tiende a querer uniformizar a sus ciudadanos (por ser fina y no decir aborregar), es mantener ese espíritu que nos permite disentir de opiniones y conductas, que no por ser frecuentes (ejemplo, la corrupción política) dejan de ser reprobables e inadmisibles. Lo malo es cuando convertimos esa mirada crítica, saludable y necesaria, en nuestra única mirada.
Y no estoy hablando de casos en que las cosas van mal y alguien se toma la molestia de señalarlas (como en el ejemplo de empresa que puse en este post sobre implicación). Espero que además de señalar las deficiencias de un sistema, la persona que emitía las quejas tuviera algún tipo de propuesta de mejora. Criticar un sistema que no funciona y tratar de mejorarlo, me parece algo positivo e incluso productivo. Sería como un método de kaizen, un proceso de mejora continua. Criticar sin propuestas alternativas, puede ser correcto en ocasiones. Hacerlo por sistema, es sintomático de lo que explicaré a continuación.
Aclarados estos puntos, puedo ir ya al grano. Estoy hablando de casos de personas que parece que sólo pueden ver “lo negativo”, lo que está mal. Los llamaré “pitufos gruñones”, con cariño. Un pitufo gruñón sería esa persona que en cualquier situación, resalta aquello que falla o no es del todo de su agrado. Pondré algunos ejemplos, aunque estoy seguro que todos conocéis a personas así y habéis vivido multitud de situaciones semejantes. El pitufo gruñón va a una boda. Cuando le preguntan por el menú afirma que estaba muy bueno pero que las verduras del primero estaban un poco crudas, la carne demasiado hecha y el pastel era empalagoso. Pero vamos, todo perfecto. Cuando el pitufo gruñón está en un trabajo, se queja de los jefes, de los compañeros, de los clientes…..pero no suele aportar soluciones. Si el pitufo gruñón va al médico, siempre le toca el “malo”. El médico no ha acabado de entenderle, no tenía interés y en realidad es posible que no supiera mucho del tema. Total, que al final te cuenta que el resfriado le ha durado siete días con el tratamiento del “medicucho”. Y no les comentes ningún plan que tengas, sea personal o profesional, porque la ristra de motivos por lo que te va a salir mal, te van a desanimar a ni tan siquiera intentarlo. También hay pitufos gruñones especializados, sólo critican o se quejan de un tema, pero eso sí, por sistema. El límite que separa a un pitufo gruñón de un pesimista no siempre es fácil de ver. No es lo mismo, ya lo aviso, pero en ocasiones son conductas que se solapan y se hacen indistinguibles.
La idea de este post, como cuando he hablado en otros del optimismo inteligente, no es criticar a los “pitufos gruñones” sino ser capaces de encontrar ese punto medio entre la crítica y el conformismo, entre el optimismo naif y el pesimismo depresivo. Es intentar ser capaz de criticar aquello que no funciona, pero también de reconocer lo que sí funciona. Es tener la habilidad, por citar un ejemplo, de ver los defectos de tu pareja, pero también sus virtudes (o de tu jefe, o de tu amigo, o de ti mismo). Puede parecer un asunto baladí, pero en un país como España (podéis comentar lo que sucede en otros, los que viváis en ellos) en que la envidia es deporte nacional y en que parece que nos gusta hacer leña del árbol caído (o tirarlo para que caiga), no creo que sea asunto para tomarse a broma. Es sorprendente como con la popularización de Twitter, se ha puesto de moda montar hastaghs con el nombre “xxxxfacts”. Los “XXX.facts” (sustituirlo por el nombre de alguien, generalmente un famoso), empiezan con un comentario , generalmente desafortunado, que la persona en cuestión ha hecho, por twitter o en la prensa o en televisión y a partir de ahí se hace la mofa. La verdad es que los primeros casos, tenían una cierta gracia pues se trataba más de un ejercicio de agudeza por parte del que escribía para hacer una frase ingeniosa que de una verdadera intención de reírse de la persona. Pero en breve tiempo ha degenerado totalmente y entre comentarios ingeniosos hay también muchos que solo muestran, para ser claros, mala leche. Así somos.
Por todo ello, no puedo evitar cuestionarme (y cuestionaros de paso) dónde empieza la crítica constructiva (aunque ya expliqué que aborrezco ese termino) y dónde nos deslizamos hacia una crítica hacia fuera sin ningún ánimo de construir nada, sólo de “sacar la rabia” o simplemente destruir al otro o “lo que sea”. Ahí lo dejo y que cada cuál se mire lo suyo.
¿Tienes mirada crítica o eres un “pitufo gruñón”?
Si quieres escuchar el post en formato podcast aquí lo tienes:
Mertxe Pasamontes
Comments
un post muy bueno.gracias.
he sido un pitufo gruñon…todavia tengo momentos de mis dias donde el gruñon quiere salir a la luz.
pero me he dado la regla de que tengo que dar una solucion a las cosas que no me gustan o no criticar.
es una manera de vivir que gasta mucha energia,mental,fisica y nerviosa.
por eso muchos prefieren criticar por criticar sin dar una solucion.
es mucho mas sencillo.
me encanta el comentario sobre los XXX.facts porqué justo hace unos dias me he enfadado mucho con una serie de xxx.facts sobre sergio ramos y su accidente con la copa.
no soy del real y no soy del barca pero me dieron mal sabor de boca varios comentarios sergioramosfacts…para nada graciosos y justo para sacar la frustracion.
lo increible es que esos comentarios los habia hecho una persona que “el resto de los dias” es agradable,profesional y serio.
increible.
he pensado que,a veces,llevar una vida bien controlada y respetable,necesita un escape de energia…y ser un poco gruñon puede ser una de esas maneras de poder seguir siendo positivo en otras cosas.
Hola Lorenzo. Creo que todos llevamos un pitufo gruñón en el interior aunque no nos guste mirarlo o reconocerlo. El problema es cuando este se adueña de la situación y no nos deja ver más allá de la crítica. Y desde luego los xx.facts están cogiendo unos tintes de mal gusto impresionantes….
Creo haber sido algo pitufo gruñón no por deporte si no porque hay cosas que no me gustan o me siento incomodas con ella, mientras ando metida en estas ocasiones intento no meter la pata pero si quizás cuando llego a casa y se pregunta soy demasiado critica con esa buena gente que quizás me han acogido con mucho cariño.
Lo que lo no gusta es cebarme con las personas bastante tiene uno cuando se siente un árbol caído, para encima macharcarlo, tengamos un poco de decencia que todos en algún momento
De nuestras vidas somos pitufos gruñones.
Es así Merche, a veces no podemos evitarlo. Lo importante es ir siendo conscientes poco a poco de ello y de cuán conviene sacarlo y cuándo no es necesario.
Bueno, me encanto. Pero eso no es novedad. Y la foto, muy adecuada.
Además justamente ayer estaba pensando en algo de este orden. Estaba enganchada en twitter leyendo temas relacionados con “indignaos”, “reaccionea” etc y tuve que abandonar el ejercicio por insano cuando escubrí que leyendo todos los posts sobre ese tema, uno detrás del otro, lo único que lograba era enfurecerme y quitarme energía, sin atinar a encontrar la forma de canalizar esa frustración hacia algo productivo.
Con la situación que estamos viviendo en España es muy fácil caer en el papel que llamas pitufo gruñon. Me pregunto cómo hacer para mantener un equilibrio necesario. Cómo canalizar el descontento sin caer en actitudes que no sirven y que además te quita energía para hacer cosas positivas. Besos Merxe.
Hola Paula, siempre tan atinada en tus comentarios. Es muy difícil tener un pie en cada lugar.Se capaces de indignarnos pero a la vez ser constructivos y usar esa energía para algo positivo. Creo que hay que conocerse bien y es más reconocerse. Yo sé que si me indigno en extremo, me ciego, me bloqueo y no hago nada productivo. Necesito relativizar un poco para tomar perspectiva. Cada uno ha de encontrar su medida.
Hay circunstancias que fomentan el pitufogruñonismo (aunque nunca lo justifiquen):
1) El punto de vista desde el que miras la siatuacion. Por ejemplo, wen mi empresa antes estaba dedicado a tareas de producción. Ahora soy consultor y me toca lidiar asuntos relacionados con la estrategia de la empresa, la manera de establecer proyectos, etc, etc. En consecuencia soy más crítico porque tengo una visión ampliada.
2) He sido gestor de incidencias de los centros de atencion a usuarios con lo que todo lo que me llegaba eran problemas a resolver y además de manera urgente. También esto puede hacer que pensemos que todo está mal en el negocio pero si somos capaces de “disociarnos” un poco laboralmente puede ser que nos demos cuenta que el 100% de mi trabajo sólo es el 1% del negocio de la empresa y concluyamos que el 99% funciona corectamente.
Es como si tu elaborases la visión del mundo en función de los pacientes que te visitan o visitas, sin duda no es real.
Por último, decir que e general aceptamos muy mal las criticas por mucho que traigan una solución detrás. En general, todos pensamos que son ataques ad hominem cuando lo que estas criticando es una manera de hacer las cosas y adjuntas una propuesta de mejorarlas.
Nos queda muchisimo por mejorar en España en cuanto a las criticas y al concepto del fracaso.
Claro Rubén, hay situaciones que nos hacen centrarnos en los aspectos negativos de las cosas. Lo importante en mi opinión, es ser capaz de ver lo que sí funciona y potenciarlo, no sólo quedarnos en el lado negativo. Y sobre todo, como tu muy bien dices, no generalizar.
Respecto a lo que dices de Twitter, bueno, es que España además de ser un poco bastante gregarios y de “el que se mueva no sale en la foto”, nos gusta mucho aquello de “Crucificazlo!!!”.
E internet y twitter son ideales para eso…
La crítica convertida en sistema es la negación del conocimiento y de la verdadera estimación de las cosas.
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Henry F. Amiel (1821-1881) Escritor suizo.