La práctica hace al experto

Una de las cosas que sucede con frecuencia es que deseamos saber hacer algo pero no queremos pasar el tiempo e invertir el esfuerzo necesario para realmente conseguirlo. Es sólo eso, un deseo sin verdadera intención, ni motivación. Por ejemplo, alguien dice: «Me gustaría hablar chino» pero no tiene ninguna intención de dedicarle los años que necesitaría para poder hacerlo. Es una especie de querer tipo Matrix, te insertan un chip y de golpe ya tienes esa habilidad o conocimiento sin necesidad de práctica. Pero la realidad es que la práctica hace al experto.
Pero la realidad es otra. Cualquier cosa que deseemos hacer requiere un tiempo y un entrenamiento. De hecho se habla que para convertirse en un experto en cualquier área se necesitan unas 10.000 horas de práctica. Es posible que no queramos ser expertos, pero podemos imaginar que para tener un mínimo de destreza en cualquier campo tendremos que invertir un buen número de horas.
Aprender a montar a caballo es una de esas destrezas. Los primeros pasos son relativamente fáciles y en poco tiempo puedes ir al paso y al trote sin mucho esfuerzo y al galope con un poco más de habilidad. Eso no quiere decir que lo estés haciendo bien, sólo indica que te mantienes encima del caballo y eres capaz de transmitirle mejor o peor una serie de indicaciones. La gracia viene cuando quieres hacerlo bien y basándote en las directrices de alguna de las disciplinas ecuestres: doma clásica, alta escuela, doma western, etc…Entonces te das cuenta de que en realidad no sabes nada. Y necesitas muchas horas de práctica para poder ir adquiriendo las destrezas que te permitirán empezar a tener un dominio de la disciplina.
Y así llegamos a las dos claves: tiempo y práctica. Sin esas dos cosas no es posible progresar en ningún campo. Y la práctica ha de ser específica. No puedes aprender a montar a caballo leyendo un libro, aunque el libro pueda aportarte información valiosa para la práctica. Y lo mismo sucede con muchas otras cosas, incluido el autoconocimiento y el cambio personal. Hay que entrenarse día a día, hay que estar dispuesto a practicar, a experimentar si quieres que algo suceda. Puedes leer un libro de autoayuda, pero luego debes aplicarlo a tu vida. Y si no sabes cómo hacerlo tienes que pedir ayuda. De lo contrario quedará como un mero deseo mental sin ninguna repercusión en tu vida.
Lee el siguiente cuento:
Un arquero quiso cazar la luna.
Noche tras noche, sin descansar, lanzó sus flechas hacia el astro.
Los vecinos comenzaron a burlarse de él.
Inmutable, siguió lanzando sus flechas.
Nunca cazó la luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo.
¿Estás dispuesto a entrenarte?
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Mertxe Pasamontes
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