¿Respetas tus ritmos vitales?
En nuestra sociedad no es raro encontrar a personas que se sienten estresadas, o cansadas o con una sensación de no tener ganas de nada. Algunos motivos para ese cansancio como el estrés y la depresión ya los hemos hablado en otros post, pero hoy me gustaría hacer un especial énfasis en lo que concierne a nuestros ritmos circadianos.
Los ritmos circadianos o ritmos biológicos son oscilaciones de las variables biológicas en intervalos regulares de tiempo. La oscilación de tiempo suele estar entre 20 y 28 horas y en ese intervalo se regulan los patrones de sueño y alimentación y la liberación de hormonas. La hormonas realizan diferentes funciones en el organismo además de la regulación del sueño y la alimentación. En este post me interesa centrarme en los ritmos que controlan los patrones de sueño.
En un Redes reciente entrevistaron a Till Roenneberg experto en cronobiología quien explicó los últimos avances en esta ciencia. Se ha podido comprobar que existen dos patrones básicos: los matutinos y los vespertinos. Los matutinos tendirían a irse a dormir pronto y levantarse pronto. El horario oscilaría entre las 8 de la tarde los casos más extremos a las 11.00 como máximo. Los vespertinos, harían justamente lo opuesto. Se irían a dormir tarde, que en casos extremos sería hacia las 4.00 de la madrugada y se levantarían tarde.
El hecho de ser matutino o vespertinos sería una mezcla de genética y medio ambiente. El componente genético no lo podemos modificar, pero el medioambiental si hasta cierto punto. Del ambiente nos influyen las horas de luz y nuestros hábitos. Hemos de pensar que el reloj circadiano se sincroniza con la luz y la oscuridad. Pero en la sociedad moderna sólo tenemos oscuridad cuando dormimos, por lo que nuestros relojes internos están algo desincronizados. El exceso de luz al que estamos sometidos es uno de los motivos por los que la luz intensa de las pantallas del ordenador o tablets pueden provocar insomnio si se utilizan antes de ir a dormir o incluso en al cama. Es mejor leer un libro sin retroiluminación. Y tratar de no estar bajo fuentes de luz intensa a partir de las últimas horas de la tarde.
El otro factor que influye en nuestros ritmos biológicos son nuestros hábitos. En nuestra sociedad existe lo que llamamos el reloj social, que no se corresponde con el reloj biológico. Parecer ser que nuestro ritmo natural sería levantarnos cuando sale el sol y acostarnos cuando se pone. Pero eso no es lo que hacemos. Y además del reloj social, estaría el hecho de ser matutinos o vespertinos. Y esa combinación muchas veces está reñida con nuestros horarios laborales. Eso produce que debido a las obligaciones que nos impone la sociedad y las propias obligaciones e intereses muchas veces estemos fuera de horario. Por poner un ejemplo, es posible que una persona que de modo natural se levantaría a las 9.00 lo esté haciendo a las 6.00 con lo que tiene 3 horas de desfase. Y eso le sucede durante toda la semana. Eso supone estar en un pequeño jetlag continuado. Porque además lo más probable es que el fin de semana la persona aproveche para levantarse a las 10.00 o más tarde con lo que el desfase horario se hace todavía más grande.
¿Qué sería lo ideal? Vivir acorde a los ritmos vitales propios. Cosa que en muchas ocasiones es casi imposible. No obstante, hay que intentar ajustarse al máximo siempre que sea posible. Porque si eres matutino y haces un horario vespertino tendrás que hacer un sobreesfuerzo. Y tu cuerpo se resentirá. Y viceversa. Y en los casos que no se pueda, tratar de minimizar los efectos. En fin de semana es tentador cambiar el horario, pero cuanto menos lo desajustes mejor. Lo mismo entre semana, permítete tener las horas de sueño necesarias aunque eso suponga renunciar a ver la TV u otras actividades de ocio. Puedes hacerlo un día, pero no como costumbre.
No puedes vivir en contra de ti mismo. Muchas veces lo he dicho refiriéndome sobre todo a la parte psíquica, a no ser fiel a ti mismo. Pero la parte física también esta ahí, ya que no podemos ir en contra de nuestro cuerpo. Porque el cuerpo no es sólo lo que usamos para mover la cabeza de un lado a otro. El cuerpo es nuestra principal morada y me atrevería a decir que nuestro templo. Y como tal debemos cuidarlo y respetarlo. Y en ese cuidado, en esa relación de amor con el cuerpo, tal vez descubramos que no estábamos tan lejos como nos creíamos de sentirnos bien y satisfechos. Y puede ser que averiguemos también que en realidad ya nos queremos.
¿Te respetas?
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Mertxe Pasamontes
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El futuro es algo que cada cual casi alcanza a su ritmo, haga lo que haga y sea quien sea. Entonces si quieres que el viaje sea placentero, implementa tu ritmo vital y no el que nos han impuesto como idóneo.