Sentir a través del tacto

No es la primera vez que hablo en este Blog de que huímos del contacto físico con otras personas. Tal vez por nuestra educación en una sociedad occidental, nos hemos acostumbrado a tener un espacio personal, una especie de burbuja de seguridad que nos rodea, en la que apenas dejamos que traspase ninguna persona. Esto en cierta manera es normal, pero llevado al extremo hace que sólo permitamos el contacto con unas pocas personas. Y entonces olvidamos las palabras del budista Jack Kornfield: Las cosas más importantes de nuestra vida no son extraordinarias o grandiosas. Son los momentos en que nos sentimos tocados el uno por el otro.
Además, el contacto físico no es un mero capricho sino una necesidad vital. Como ya hablé en el post de Quién no te quiso hoy existen estudios como los realizados por René Spitz en los años 50 en orfanatos, que demuestran que los cuidados maternos no son suficientes si falta el tacto, la caricia o la expresión del amor a través de la piel. Esos niños no tocados pueden enfermar e incluso morir. Lo mismo ocurre con los enfermos o las personas mayores, que muchas veces mejoran su estado de ánimo, e incluso su estado físico, recibiendo un abrazo o un beso lleno de ternura.
El problema es que nos habituamos a esa falta de contacto y vamos insensibilizando poco a poco el cuerpo, que cada vez requiere de mayor intensidad para sentirse vivo y despierto. No sólo dejamos de tocar a los demás, sino que olvidamos sentir nuestra propia piel y todas las sensaciones que podemos percibir a través de ella. Sin pararnos a pensar que la piel es el órgano más grande del cuerpo humano, nuestra frontera con el mundo pero a la vez uno de los mejores puentes de comunicación que existen.
Por eso, en esta serie de post del verano «tántrico«, en que ya hemos estado presente en los sabores del mundo, vamos hoy a proponer un mayor contacto con el mundo a través de la piel y del tacto. Con los seres vivos y con los objetos también. Un paso más en esa nueva forma de relacionarnos con el mundo más sensorial, menos mental. De abrirnos un poco más a los sentidos de lo que solemos hacer. Ya que por el ritmo de vida solemos llevarlos algo adormecidos.
Supongo que es obvio, que esta aproximación tántrica, es simplemente eso, una aproximación, no pretende más que eso. El verdadero tántrico, como el que practica la meditación de manera intensiva o el yoga o cualquier otra disciplina cuerpo y mente, busca mucho más que un despertar de los sentidos o una sensación de relajación o bienestar. Los practicantes auténticos de estas disciplinas orientales, que son muy pocos en occidente (no puedo hablar de otros países pues no lo conozco) buscan un estado más elevado de conciencia, lo que podríamos llamar transcendencia. No obstante, igual que meditar puede relajar la mente aunque se practique sólo un rato al día, o hacer yoga puede hacer que estemos más en forma aunque se realice un par de veces a la semana, estos sencillos ejercicios tántricos que planteo, nos pueden ayudar a estar un poco más sensitivos y despiertos.
¿Cómo podemos sentir más a través del tacto? De nuevo vamos a tener que estar más presentes en el aquí y ahora, es el único modo de sentir realmente algo. Y presentes en la sensación más que en la cabeza. Para conseguirlo podemos tratar de hacer alguna de estas prácticas. No olvidemos que la base del tantrismo, por ligero que lo hagamos, es la experiencia y no el pensamiento:
– Lo primero es entender que estamos buscando entrar más en contacto con las personas y las cosas para despertar un poco nuestro cuerpo y hacernos más conscientes de él. No se persigue un contacto sexual y si, por poner un ejemplo, abrazamos a alguien, ha de existir esa «pureza» de la intención. Los acercamientos sexuales son harina de otro costal y no los voy a incluir aquí, pues además puede llevar a confundir la sensorialidad con la sexualidad, que es justamente lo que trato de evitar.
– Puedes probar a despertarte a la conciencia de la piel desde que te despiertas. Hacer unos estiramientos suaves en la cama antes de levantarte y empezar a tomar conciencia de las sensaciones que se despiertan en tu piel. A partir de ahí, todos los rituales de la mañana, pueden ser hechos con esa conciencia: ducharse sintiendo el agua, el jabón, la temperatura del agua, jugar con diferentes temperaturas para percibir los cambios en la piel.
– Preparar el desayuno puede ser otra experiencia sensorial: sentir las diferentes texturas, los materiales, las temperaturas de cada elemento que utilices. Y a la hora de comerlo, como ya dijimos, estar presentes en el sabor de los alimentos.
– Si estás en la playa, puede ser una gran ocasión para experimentar sensaciones a través de la piel: el calor del sol, la arena entre los dedos, el agua, la toalla, etc.. Lo mismo puedes hacer en el campo o la montaña, tocar la hierba, sentir el aire en el cara, etc..
– El tacto con otras personas, como ya he anticipado es más delicado. Yo te aconsejo practicarlo, si ya no lo haces, sólo con personas de confianza pues por puro que sea el contacto, un desconocido o alguien con quien tengas poca relación, podría sentirse violentado. Creo que hay tantas maneras de tocar a las personas que quieres con verdadero amor, que no hace falta que te las cuente. Sólo te daré algunos ejemplos por si andas corto de inspiración: un abrazo en que de verdad sientas al otro, un beso en la mejilla de tu hijo en el que de verdad sientas su piel en tus labios, una caricia que demuestre ternura…
– Si tienes un animal doméstico, no creo que haga falta que te explique lo relajante que resulta acariciarlo. Pero pon presencia cuando lo hagas, que no sea automático.
– Puedes, si tienes ocasión, disfrutar de que te den un masaje o incluso darlo tu. Poniendo la total atención en las sensaciones que eso despierta.
Como en otras ocasiones, no se trata de que quieras hacerlo todo cada día. Introduce una cosa al día o aprovecha un día tranquilo para experimentar varias. Se trata de estar poco a poco más presente.
¿Qué te parece sentir a través del tacto? ¿Lo haces ya?
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Comments
Hola Mertxe, mucho gusto.
Llegue aqui a traves de una amiga en comun.
Hace un tiempo escribí lo que sigue, que aun no publico, donde creo encontrarás un par de ideas adicionales a la tuya de hoy.
Que te guste y lo disfrutes,
Juan
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Vista, oido, tacto, olfato y gusto.
Y el sexto sentido, real o imaginario, al cual le adjudicamos temores confirmados y le confiamos las esperanzas cumplidas; cuando no podemos racionalizar una idea, cuando no sabemos por que pero sabemos, cuando el inconsciente nos quiere dar un mensaje, cuando no podemos hacernos responsables del rayo de luz que nos sorprende de la nada, aparece en escena, a explicar lo inexplicable.
Es curiosa la valoracion de los sentidos. ¿Cual es el que mas tememos perder?. ¿Y el segundo mas temido?. La naturaleza, en su mas sabia producción, nos ha dotado de todos los sentidos necesarios, y como lo básico parece asegurado, solo tememos perder más lo accesorio.
Claro que es hermoso ver. Paisajes, caras, lugares, gentes. Tu cara, por ejemplo. Me urge ver tu cara. Y tu cuerpo. Y espero contagiarte la emergencia. Pero algún día sere(mos) ancianos, y el espejo nos mostrará canas y arrugas y debilidades y torpezas, y no me será tan crítico verme y verte, mientras pueda sentirte.
¿Como será tu voz?. Hace años que no la escucho, quizás ni la recuerde. La mía se gastó, a base de cigarrillos y noches, algo nasal, muy ligeramente rasposa, a veces suave, las mas alta, para oírme mejor. ¿Llegará un día en que sepamos en que estamos sin hablarnos?. ¿Con los años, reconoceremos nuestras presencias y nuestros pesares por telepatìa? ¿Sabrás si tengo hambre o fastidio o excitación solo por la vibración de mis pasos sobre el piso?
¿Podremos prescindir de esto?. Ojalá no, aunque al menos, por un rato, de tanto en tanto, amarte, en la mas absoluta oscuridad, sin escuchar una palabra, confiado en los sentidos mas elementales, los primeros, los mínimos necesarios. Reconocer las partes de tu cuerpo por su forma; entender si estas pronta, por tu olor; saborear nuestros cuerpos entre tus piernas y en tu boca, detectar tus cambios de temperatura y de textura, imaginar el color de tus mejillas agitadas, sentir tus uñas clavadas en mi carne. Saber donde y como estas sin verte, saber que precisamos sin nombrarlo ni decirlo, saber cuando es cuando y donde es donde y como es como, aprendido en las vidas que nos permitamos festejar.
No imagino al gusto mas importante que el olfato. Quizás un poco al revés. Ambos hermanos, mayor y menor o mellizos, mejor siameses inseparables. ¿Cual es la mayor diferencia que la técnica encuentra entre estos y los dos mas valiosos (¿aun?)?. No es evidente, pero lo entenderás. La vista y el oído pueden trabajar a distancia. Puedo verte de cerca y hablarte al oído, o desde lejos, o desde mas lejos aun. Puedo estar lejos y a distancia, y hacerte llegar mi voz y mi vista. Puedo envolverme en un mensaje, y llegarte sin estar. Puedo grabar y reproducir a voluntad. Hasta podría no estar mas y estar presente. La transmisión, ahora si es técnico el término, es física. Ondas. No son mas que ondas.
¿Has oído decir de dos almas que «tienen química»?. Esta es la explicación. Aquí no hay tu tia, no hay quien salve lo que no puede salvarse. Tu saliva y mi sudor, tu humedad y mi saliva, reacciones químicas, átomos fusionándose con átomos (recuerdo a Whitman ahora), moléculas contra moléculas, carne contra carne, alma contra alma, vida contra vida. Sin gusto y sin olfato, ¿que seria de esto?. ¿Como hacer el amor sin estas sensaciones?. Que sería entonces, sino una película barata y burda, una revista descartable, un simple ejercicio físico.
Y el último, el más básico de todos. Piel. Piel contra piel. Básico, en el sentido de basal, de basamento. ¿Imaginas la vida sin tacto?. ¡No hay manera!. No se trata de beber lo que gotea, se trata de ir a la fuente a consumirla; hundir mi boca en ti, y llevarme todo cuanto encuentre. La gloria esta aqui. Los tres primeros sentidos, los primeros que usamos al nacer, intactos, renovados, plenos de significado y proposito. Tu sabor y tu olor y tu gusto y tu humedad y tu calor y tu suavidad y tu firmeza, todos, todos juntos, alimentando mi urgencia.
Escuche decir, a una tía muy anciana, que es lindo llegar ahí, pero es duro estar ahí. El precio que pagan los que llegan, es ver irse a muchos, incluso a los que lo hacen antes de tener su tiempo puesto. ¿Que le queda, a un anciano, hasta el final?. Cuando ya no ve, cuando no escucha o no entiende, cuando no puede acercarse lo suficiente para besar ni fuerzas para respirar profundo y capturar olores. Solo le quedan las manos. Tomar tu mano entre mis palmas, con ternura, hacer un dibujo con el indice, jugar con tus dedos, acomodar un mechon de tu cabello, rozar tu mejilla, acariciar tu frente, sentir tu sangre latiendo en tu sien. Solo eso queda. Y eso alcanza.
Ver es creer, pero sentir es estar seguro.
John Ray (1627-1705) Naturalista británico.
La incomprensión, más que la imposibilidad de comprender, es la imposibilidad de sentir.
José Narosky (1930-?) Escritor argentino.
No hay mejor forma que disfrutar de propio cuerpo en sensaciones como bien dices la ducha es delicia y si estas en ella, el desayuno puede ser perfecto no hace falta estar horas.
Si tienes un gato esto es lo más ya acariciarlo es un placer desconocido, tocar un bebe no hay palabras para describir lo podemos llegar a sentir, dar un masaje yo suelo dárselo a mi hija y cierro los ojos y disfruto de ello, y los abrazos con amigos son divinos no dejéis pasar ningún día sin sentirse bien es barato cuesta poco, si no tienes a nadie abrázate tu misma puede llegar a ser muy agradable.