¡Un poquito de atención!
Hay temas que cuesta tocar porque son dolorosos, provocan el impulso de alejarnos de ellos aunque en el fondo sepamos que sería bueno entrar y afrontarlos. A muchas personas les encanta que les hables del pensamiento positivo, pero no les gusta que les digas qué hacer para no deprimirse. Y no dejan de ser dos caras de la misma moneda. Pero la realidad es que no todo se puede tocar hablando sólo del “lado positivo”. A veces hay que arremangarse y meterse en harina si quieres de verdad llegar al fondo de un asunto.
A casi nadie le gusta sentirse rechazado. Habrá personas con más o menos sensibilidad ante ello, pero en mayor o menor medida, todos nos sentimos afectados por un rechazo. Es obvio que también dependerá mucho de parte de quién viene el rechazo, pues no es lo mismo que te rechace tu pareja o una persona a la que aprecias mucho que lo haga alguien que apenas conoces. Pero una pequeña herida quedará incluso cuando proceda de alguien que no te importe mucho. Puede ser una reacción del ego, al que no le gusta ser juzgado, pero también puede ser de esa otra parte más profunda, que como dije en el post anterior sobre la vulnerabilidad, teme no agradar si se muestra como es. Es conveniente no olvidar que las máscaras que nos ponemos en sociedad son en la mayoría de ocasiones una manera de salvaguardar nuestro verdadero Yo de un posible rechazo ajeno.
En cierto modo es normal que no llevemos bien el rechazo ya que como he comentado alguna vez, hablando del ostracismo, la expulsión del grupo social es biológicamente una de las peores cosas que nos pueden suceder. Los seres humanos tenemos la característica de necesitar de los demás para vivir, tanto en lo que se refiere a necesidades materiales (comida, vestido, cuidados físicos, etc..) como en lo referente a necesidades psicológicas (necesidad de sentirnos queridos, sentir aprobación, sentir pertenencia…). Vivir de manera solitaria y autónoma y además sentirse bien, es muy difícil, algo que sólo alcanzan algunos renunciantes o anacoretas. Para la mayoría de las personas una vida en completa soledad es una vida incompleta (no estoy hablando de períodos de soledad, sino de estar realmente solo….).
Otra modalidad de rechazo, tal vez más sutil, pero igualmente dañina es la indiferencia. Puede parecer que es un modo menos agresivo ser indiferente ante alguien que mostrarle claramente nuestro rechazo, pero si la persona es consciente de esa indiferencia, el impacto psicológico puede ser peor. Es lógico y normal que a muchas personas no les interesemos, eso no tendría que suponer ningún problema en un principio. Pero cuando personas con las que de algún modo convivimos o nos relacionamos, muestran indiferencia hacia nosotros, es casi como si nos estuvieran diciendo “me importas tan poco que no me voy a tomar la molestia ni de reconocer tu existencia”. Ya desde niños, sabemos que uno de los “castigos” a los que se les puede someter a un miembro del grupo es “hacerle el vacío” , que es como pretender que no existe. Lamentablemente, también sucede a veces en los trabajos.
Ante esto, no debería extrañarnos los comportamientos que solemos englobar bajo el nombre de “llamar la atención“. Decimos que un niño llama la atención cuando hace según que cosas, como por ejemplo, tener una pataleta. Siempre me pregunto en esos casos que ha producido que ese niño llegue a ese extremo, si es un “problema” del niño o si bien, sus otras maneras más sencillas de conseguir la atención que necesita no se han visto satisfechas y ha ido haciendo una escalada de comportamientos. La vida tiene muchas lecturas. O poniendo un caso más común, por qué nos sorprende que haya personas que se enfaden o molesten, cuando en las redes sociales, le hablan a otros y no reciben ninguna respuesta. Se sienten ignorados. Ya sabemos que nadie tiene la obligación de responderte, pero eso no evita que tú puedas sentirte ignorado. Incluso es comprensible que puedan reaccionar mal ante ello y criticar al “ignorador”. No están más que pidiendo, aunque tal vez sea de un modo un poco infantil, su dosis de atención. Como dice Mª Pau Janer: ‘Reconozco que me cansa la soledad. A veces tan solo buscamos que alguien se dé cuenta de que existimos, queremos que unos ojos se detengan en nosotros y nos reconozcan’.
Por todo ello, es importante manejar adecuadamente esas dosis de atención, tanto las que damos como las que recibimos. No tenemos porqué prestar atención a cada persona que pase por nuestro lado o nos escriba un mensaje en una red social, pero hemos de ser conscientes del efecto que esa desatención puede tener sobre el otro. A veces, basta una frase, una palabra, una sonrisa, para que la otra persona sienta que su existencia es tenida en cuenta. Del mismo modo, hemos de saber de que fuentes beber para recibir la dosis de atención (y por ende de nutrición afectiva) que nosotros precisemos. No se puede beber de un manantial seco e insistir sólo nos traerá frustración. !Busquemos otras fuentes más abundantes¡ Y entendiendo la importancia a nivel biológico de la indiferencia y el rechazo, tratemos de reducir su impacto psicológico cuando lo suframos. No podemos gustar ni interesar a todos, así que en lugar de gastar energía en quién no nos acepta, pongamos nuestra energía en aquellas personas con las que nos sentimos afines, con las que nos sentimos valorados y queridos. Con las que podemos dejar salir nuestro yo más puro y auténtico.
Y hagámoslo sin olvidar la frase de Alejandro Jodoroswki de: Aquello que puedes obtener del mundo es solamente eso que decides darte. Empieza por quererte a ti mismo y valorarte como ser humano, pero de verdad, sin trampas ni condiciones. Continua queriendo y valorando a otros. Seguro que acabarás recogiendo, más pronto que tarde, amor y aceptación.
¿Crees que recibes la dosis de atención que necesitas? ¿Cómo te tomas que te rechacen? ¿Y que te ignoren?
Si quieres escuchar el post en formato podcast aquí lo tienes:
Mertxe Pasamontes
PD. La viñeta corresponde al humorista Alberto Montt
Comments
Buen post, Mertxe. Creo que esa “atención” está muy relacionada con el “afecto”. De todas las necesidades que tenemos los humanos, desde mi punto de vista, la necesidad más universal, con independencia del lugar del mundo en el que estemos es la “necesidad de afecto”. Un saludo.
Buenisimo Post,enhorabuena.muy interesante.lo voy a leer unas cuantas veces,para interiorizar todo.
respondiendo a tu pregunta final:
recibo las dosis de atencion necesaria?Si
como me tomo el rechazo?…a veces lo busco,siendo directo y claro,no siempre la gente que encuentro me recibe bien
como me tomo que me ignoren?pues,eso si me molesta.prefiero un rechazo fuerte a una tranquila indiferencia…
gracias para hecerme reflexionar!
un saludo
Gracias por tu podcast, un placer escucharte y más pararse e meditar lo que transmites.
Salu2!
Buena reflexión…tengo la sensación de que no tengo las dosis de atención que necesito en muchos casos, muchas veces, tal vez demasiadas. Soy pasional y visceral y ante detalles de atención que ofrezco a los demás espero la misma rapidez, inmediatez e intensidad…y desde luego que los demás respondan siempre como unos espera….es prácticamente imposible. Trabajo para intentar esperar menos de los demás. Un beso!
Como profesora me encuentro en situaciones en las que, aunque quisiera atender a todos mis alumnos por igual, no puedo, y resulta muy frustrante. Eso hace que me culpe y que piense que no estoy haciendo un buen trabajo.
Luego viene la indiferencia de muchos alumnos (mis alumnos son adultos) una vez se ha acabado el curso. Intento tomarlo como lo que es: ya no cumplo una función en su vida y es normal que no se pongan en contacto conmigo (aunque me duele cuando yo me pongo en contacto con ellos y no me contestan). Soy consciente de que pueden acordarse con cariño de mí o recordar mis enseñanzas sin que eso les lleve a contactar conmigo.
El mayor problema, claro, es saber manejar el rechazo y el exceso de apego. Por un lado, como persona que soy busco el apego, por otro soy consciente de que hay personas que tienen un tendencia a sentir devoción por sus profesores, lo que genera una relación insana. Y luego están los que rechazan a toda persona que ejerza un rol de autoridad (en este caso, intelectual). En estos devaneos resulta difícil encontrarse a uno mismo y no dejarse llevar por esa devoción (que no es buena ni para el alumno ni para mí) ni por la exasperación que provoca un alumno que te pelea todo porque sí.
Es un trabajo del ego que agota ;).
Gracias por tu blog, Mertxe, y por darnos este espacio para contarte nuestras cosas de egos ;).
Quererme a mi misma creo que lo hago bien, pero si necesito mas quizás sería mejor decir más atención por parte de familiares, amigos creo que hay pocos pero, atención recibo de alguno
de ellos.
Pero si noto falta de cariño por parte de un familiar cercano al cual yo quiero mucho ,pero no recibo de el mismo pago y creo que cada vez es peor y me duele, pero es imposible hablarlo no lo iba a entender nada de lo que se dijese, habrá que seguir queriéndome yo un poco más aun.
Excelente reflexion Mertxe. Leyendo un poco sobre PNL uno de los presupuestos es que el comportamiento de las personas auqnue en ocasiones sea extraño o incluso negativo siempre conlleva una intención positiva del individuo.
No estoy muy de acuerdo con este presupuesto aunque entiendo que encaja perfectamente con ese niño que se portal mal en clase ya que lo que pretende con una conducta inapropiada es obtener ese dificit de atención y cariño (intención final positiva).
Me cuesta atender plenamente y sin activar mis pensamientos al que me habla. Este es mi reto. Atender con el corazón y la mente abiertas.
No escuchar al que nos habla, no sólo es falta de cortesía, sino también menosprecio. Atiende siempre al que te hable;
BALZAC, Honoré de
Hola Rubén. Ese presupuesto es realmente difícil de encajar y creo que tiene más una intención de romper esquemas que no de algo que haya que tomar al pie de la letra. En cualquier caso se refiere no a que sea una intención “buena” ya que puede ser una acción totalmente reprobable, sino a que la persona busca algo positivo para ella misma, aunque lo haga de la peor manera imaginable. Si entiendes cuál es la intención positiva de alguien, tal vez puedes ayudarle a buscar un comportamiento pra lograrla mejor que el que utiliza.
Soy más sensible al rechazo o la indiferencia cuando estoy medio depre. La tristeza hace que a veces uno vea las cosas más dramáticas de lo que son en realidad. Sabemos racionalmente que no podemos gustar a todo el mundo pero si estamos bajos de moral, cuando lo comprobamos, nos jode. A mi me ayuda en esos casos, reirme de mi misma -con onda- y trata de poner el episodio en perspectiva (es decir alejarlo un poco para verlo más desapasionadamente).
Es muy normal lo que explicas Paula. Cuando uno está más bajo de ánimo, una crítica puede incrustarse dentro. No es un momento en que nos apetezca oír algo negativo de nosotros mismo, pues es algo que ya nos estamos diciendo solos…
Estimada Mertxe,
He caido aquí por casualidad y me he quedado impresionado con tu artículo. A pesar que desde mi modesto punto de vista, y tomando prestado tu comentario me permito reescribirlo diciendo que “la expulsión TEMPORAL del grupo social es biológicamente una de las MEJORES cosas que nos pueden suceder para un mejor conocimiento de la realidad aparente y del Yo”, no quiero perder esta oportunidad de hacerte llegar con mi comentario que tu “existencia es tenida en cuenta por mí. Y para que conste que sepas que tu portal ya nunca volverá a ser una “visita por accidente”
Un cordial saludo
Manuel López-Benito
Gracias Manuel por tu comentario! Me siento reconocida. Un saludo!