¿Es mejor colaborar o competir?
Colaboración quincenal con Zyncro
Todos hemos oído hablar de lo importante que es colaborar. Incluso se nos llena la boca en ocasiones, diciendo de manera ostentosa que colaborar es mejor que competir. Se podría decir que una de las actitudes fundamentales que se necesita en cualquier empresa o proyecto, si queremos obtener los mejores resultados, es que todos y cada unos de los integrantes de la misma, colabore con el resto. Esa colaboración debe darse tanto entre los miembros de un equipo de trabajo, como entre las diferentes secciones de la misma. De hecho, una herramienta como Zyncro está pensada fundamentalmente para facilitar esa colaboración y flujo de la información. Y los ejemplos de empresas en que se supone que la comunicación fluye, como es el caso de Google, suelen ser paradigmáticos.
Pero colaborar no es tan simple como parece. Como ya anticipé en el primer post, para colaborar hemos de sentirnos seguros de nuestro propio talento y no sentirnos amenazados por el talento o las habilidades de los demás. Si llevamos un equipo, deberíamos desear colaboradores que lleguen incluso a superar nuestras habilidades y capacidades, pues así garantizamos los mejores resultados. Si formamos parte del equipo, lo ideal sería tener compañeros brillantes y un responsable del equipo, que no sólo promueva y anime a cada uno de sus miembros sino que además, fomente las dinámicas colaborativas, que entienda y comunique que el todo es siempre más que la suma de las partes.
Es una tarea más fácil de decir que de hacer, pues choca de lleno con algo que todos tenemos en mayor o menor medida: el ego. Y es aquí cuando las palabras de Rosemund y Benjamin Zander (The art of possiblity) toman sentido: El nosotros surge cuando abandonamos el modelo de miedo, comparación y lucha, y trabajamos en un esquema de abundancia, comunidad y apoyo. De algún modo formamos parte de equipos para conseguir aquello que no podemos conseguir solos. Los demás están para ayudarnos y nosotros estamos a su vez para ayudarlos a ellos. Es fundamental no obstante y como he dicho, que el líder fomente y premie esa actitud colaboradora, pues de lo contrario las personas tenderán a retraerse y no compartir.
Y para poner un ejemplo claro, tomemos un caso que estoy segura que hasta los menos futboleros conocerán: Guardiola y el Barça. Los resultados que ha conseguido el Barça «de Guardiola» como equipo en las últimas temporadas han supuesto hitos como sumar seis títulos en una temporada (2009), conseguir la máxima puntuación en una liga (99 puntos) y un largo etcétera. No me interesan tanto los resultados como el hecho de que, aún siendo un equipo repleto de lo que se considera «estrellas», funcionan como un todo, se apoyan y se ayudan en el campo y hablan de las victorias de «todo el equipo». Algunos pueden considerar que es una pose de cara a la galería, pero creo que juego+actitud+resultados confirman que de verdad creen que colaborar es mejor que competir. Al margen de que seas o no del Barça o que te guste o no el fútbol, creo que el ejemplo es muy ilustrativo, pues ningún lugar como el deporte de élite para se desaten los egos e individualismos con resultados a veces buenos y otras no tanto. Y, por tanto, resulta uno de los ejemplos más ilustrativos de cómo cuando el espíritu de grupo prevalece sobre el yo, todos ganan.
¿Eres tú de los que colaboran o de los que compiten?
Comments
Mejor de los que «coopiten»… 😀
Cooperación + Competitividad
Colaborar es competir, uno no es nadie sin si equipo de trabajo. En el mundo de hoy en día, prácticamente el éxito personal tiene que estar rodeado de un éxito de tu grupo de trabajo. No existen grandes tareas que las pueda realizar una sola persona, todos somos piezas del puzzle.
Siempre me ha costado muchísimo competir y me repliego enseguida cuando veo esas actitudes de «yo soy mejor que tú» o «deja de intentar pasar por encima». No solo no las entiendo, sino que además me entristecen.
Creo que por esta actitud mía he perdido oportunidades y he sido «superada» en el trabajo por otra gente que sí compite. Lo cierto es que lo siento más como un handicap que como una virtud, aunque me he repetido hasta la saciedad que es bueno no entrar en esas dinámicas de competitividad que se generan en el trabajo y que, en mi opinión, hacen infelices a todos. Pero es difícil no ver que en este sistema actual si no compites estás fuera del juego.
Más que «colaborar» (que también, claro) me gusta hablar de «compartir». En una de las concentraciones de estos días, leí una pancarta que decía algo así como menos competir y más compartir, y me gustó mucho. Si todos juntos nos ayudamos a crecer, todos seremos más grandes :).
Gracias Inés por tu aportación al tema. me gusta la idea de compartir….
Hola Mertxe,
Enhorabuena por este interesante post. Reflexionar sobre este asunto es necesario, pues en general las personas no están educadas para colaborar (por lo menos las de mi generación, y más jóvenes también), y la sociedad fomenta más la competitividad. Aunque en plena era de la información y el conocimiento están claras las ventajas del trabajo colaborativo, e invita a subirse la carro del trabajo en equipo de forma cooperativa. Ganar-ganar, yo gano, tu ganas, todos ganamos.
Saludos!
Es cierto pepe que no nos educan a compartir de verdad. Quizás con us hermanos o con los amigos, pero no en la escuela ni en el trabajo. hay un presión sutil a ser el mejor, a ser el que destaque….Y eso con los años se puede arrastrar. El tema es que la vida parece demostrar que cuando colaboras y compartes, todos crecemos más y mejor.