¿Haces críticas constructivas?
Ya hablé en un post hace mucho que resulta habitual que cuando alguien te dice que te va a hacer una crítica constructiva, acostumbre acto seguido a endosarte una crítica, sin más. Y lo de constructiva se convierte entonces en un eufemismo para suavizar la entrada pero la crítica sigue estando presente.
¿Y que nos pasa cuando escuchamos la palabra crítica? Sentimos que nuestro cuerpo se tensiona, empezamos a no escuchar y a meternos en nuestro diálogo interno y sólo somos capaces de procesar excusas y justificaciones. La crítica suele ser un instrumento muy malo para hacer cambiar de comportamiento a otra persona ya que bloquea, o activa comportamientos de sumisión (si a todo) o de rebeldía (voy a hacer lo contrario de lo que me dicen). Si encima la crítica ha sido contra nuestra identidad (tu eres así o asá) lo único que sentiremos es un ataque y lo más probable es que eso nos genere rabia, incluso algún tipo de resentimiento contra el que nos ataca. Y puede desembocar en una discusión.
Pero aún en el caso de que el otro haya respetado nuestra identidad, la cosa no mejora mucho. El peso de la crítica sigue estando presente. ¿Qué podemos hacer entonces? Utilizar el feedback y la pregunta. La pregunta dispara automáticamente una respuesta en nuestro cerebro (aunque no la verbalicemos) y nos ayuda en la búsqueda de opciones. Nos permite activar nuestro recursos de mejora.
Y ¿cómo se da un buen feedback?:
– Haciendo alusión a los comportamientos o resultados que nos parecen inadecuados, pero sin juzgar por ello la identidad de la otra persona. Veamos un ejemplo:
Has realizado un informe y cuando lo ve tu jefe le parece corto. Una posible pregunta sería: ¿que te parecería hacerlo un poco más extenso para que contuviera la información un poco ampliada? Creo que suena muy diferente de: este informe está mal hecho.
– Proponiendo acciones de mejora. Como en el ejemplo anterior, señalo aquello que “no me ha gustado” de manera concreta y a la vez sugiero una nueva manera de hacerlo. No podemos pretender que los demás adivinen lo que no nos ha gustado si no se lo decimos.
– Siguiendo la regla 1-3. Por cada feedback negativo (en Coaching preferimos llamarlos de “a mejorar”) hay que dar tres “feedbacks positivos” a la otra persona. Y además hacerlo de verdad, que salgan del corazón. ¿Te haces una idea de cómo podrían mejorar tus relaciones personales si siguieras esta sencilla regla?
¿Sueles hacer “críticas constructivas”? ¿Cómo te sientes cuando te las hacen?
Mertxe Pasamontes
Comments
curioso como lo mismas recomendaciones para el trabajo profesional en equipo se aplican a la educación de los hijos
Voy a intentar dar tres feedbacks positivo por cada uno negativo!! Me ha encantado la idea!
Hola Mertxe
Un tema bien interesante. Creo que si fuesemos más consciente de lo que es EMITIR UNA CRÍTICA no lo hariamos más. Yo lo considero como un gran tóxico de la sociedad y por supuesto es “el gran deporte nacional” (solo hay que mirar un poco la televisión)
Como yo veo la crítica es similar a como actúa un “boomerang”: toda crítica que emites tarde o temprano te vuelve. La persona que es muy críticada seguramente es porque ella también critica.
Esto es por que cuando críticamos a alguien lo hacemos con el ánimo de herir y nunca de informar, por lo tanto la persona críticada tarde o temprano te la devolverá.
La clave, a mi parecer, para eliminar ese tóxico de nuestras vidas es dejar de emitir criticas y si emitir una opinión o sentimiento de la situación y nunca de la persona como tú bien dices.
Pero claro si ya has emitido criticas seguramente te volverán y cuando aparezcan lo más conveniente es convertir esa crítica recibida en una opinion y evaluarla desde nuestro interior.
Te felicito por tu artículo.
Un abrazo
Edu López