La sal de la vida

Las reflexiones veraniegas de hoy, llegan de la mano de una experiencia vivida. Estando de vacaciones por la Bretaña francesa fui a parar al bonito pueblo de Guérande. Es uno de los lugares en donde se recoge la famosa Sal de Guèrande, conocida y reconocida por su calidad y propiedades. Lo curioso del tema es que cuando vas a ver las salinas, la primera impresión es un poco decepcionante (en la foto una vista del lugar). Se trata de unos humedales, de un aspecto no excesivamente atractivo y con un olor algo fuerte, como a agua estancada. No parece que bajo esas aguas se esconda nada valioso. Pasear por ahí y ver el contraste entre la apariencia y el verdadero valor, me hizo pensar que en muchas ocasiones es tal como sucede en la vida: puedes pasar por ella con la sensación de que nada interesante está pasando, de que estás estancado en un humedal. Pero también es posible que tengas que hacer como los paludiers, rastrear la superficie con un palo y dejar que la sal se deposite en pequeños montones, que una vez secos adquirirán todo su valor. Y si además quieres coger lo mejor de ello, la flor de sal que es la más delicada, debes hacerlo suavemente con las manos.
Y de esa manera, suavemente, con el mayor cariño y delicadeza es como tienes que tratar tu vida, para sacar de ella la preciada flor de sal. Normalmente, esa flor se encuentra en contacto con la emoción, la emoción que te permite sentir el palpito de la vida en cada instante, vivir el momento presente al máximo. Pues como dice Michel Maffesoli, sociólogo en una entrevista: Lo emocional. Lo emocional es el rey secreto de nuestro tiempo posmoderno, así como lo racional lo fue del pasado moderno. ¡Mire alrededor y verá esa atmósfera emocional por todas partes!
No es la primera vez que decimos que vivimos en la era de la emoción, pero no debemos tomar eso como algo peyorativo, como si fuéramos inferiores por haber prescindido de parte de la racionalidad de épocas anteriores (tampoco es que haya tenido grades resultados si a los hechos históricos nos remitimos!) sino que tenemos la oportunidad de vivir esas emociones y llegar a algo nuevo a través de ellas. Conectar con nosotros mismos y de ahí, conectar con todo lo demás. Como dice el mismo Maffesoli: No se trata ya de dominar el mundo, sino de sostenerlo.
¿Cuál es la flor de sal de tu vida?
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Mertxe Pasamontes
Comments
Realmente es cierto como lo explicas y que lo has visto con tus propios ojos. Si uno va solo al sitio citado y nadie le ha dicho nada lo único que verá es barro y mala olor y se preguntará qué será esto tan feo.
Claro que a veces hay qye saber primero lo que debemos encontrar para saberlo encontrar ,nunca lo mas bello está a flor de pie. Ésta equivocación lleva a muchos problemas reales,y mas en la vida que llevamos. Realmente merece la pena que vivamos el día presente como si fuera el ultimo ya que nadie tiene garantizado que no lo sea….
Magnífico post Mertxe!!! Realmente la vida es así. Pasamos por ella, y nos perdemos muchas cosas por fiarnos de las apariencias y no escarbar un poco…
Enlazo el post en mi FB. Un abrazo, David
.-= Ahora mismo, en el blog de David: COME FLY WITH ME de MICHAEL BUBLE =-.
Para mí, la sal de la vida es la integración de todas las características humanas, sin escindirlas, sin dar más valor a una que a otra, y sin despreciar a ninguna de ellas tachándola de anticuada.
Tanto lo emocional, como lo racional y lo conductual pertenecen al presente. Juntos conforman los grandes ejes sobre los que se estructura el ser humano en cada momento de su vida.
Cuando esa base está bien integrada, es decir, cuando sentimos, pensamos y actuamos de forma armónica y coherente, entonces hemos encontrado la sal de la vida. A partir de ahí, podemos emprender la apasionante búsqueda para descubrir quiénes somos en realidad.
Por ahí va la cosa, integrar, equilibrio, etc… Cuando estás en esa situación, todo es más fácil. 🙂