¿Qué precio pagas por ser auténtico?

Parece obvio que casi todo el mundo quiere ser «él mismo» , quiere ser una persona auténtica y congruente e incluso pienso que la mayoría de la gente cree serlo. Es muy difícil reconocer y mucho más aceptar, que en muchas ocasiones no estás actuando con autenticidad, que te estás acomodando a lo que los demás quieren o a lo que crees que quieren. Pero, te guste o no, así sucede frecuentemente aunque estoy segura que la mayoría de los que leáis esto pensaréis que no es vuestro caso. 😉
Nos movemos en un mundo lleno de convencionalismos y de interacciones «políticamente correctas». Y aunque muchos pensábamos que Internet era el lugar en dónde podríamos de verdad ser quién realmente somos, mostrarnos con pocos tapujos, la realidad es que las redes sociales y el llamado mundo 2.0 reproduce en gran medida esos convencionalismos, esa hipocresía social. Es muy frecuente encontrar muros en Facebook, por citar un ejemplo aunque hay otros, en que ante un comentario trivial de alguien le llueven halagos y frases de lo maravilloso que es y lo bien que lo hace todo (de personas que apenas le conocen o le conocen de una manera superficial). Y cuidado con malinterpretar, pues no estoy hablando del reconocimiento auténtico, ese que se hace desde el corazón, porque de verdad lo sientes. Estoy hablando del dar betún, de pasar el cepillo, o como queráis llamarlo. De ese halago que se hace para ser como los otros (efecto Crutchfield), para no desentonar del grupo o incluso para obtener algo a cambio (aunque sea que te devuelvan el «betún»). Y repito, no hablo de verdadera reciprocidad.
Muchas veces mi amigo Andrés Perez desde su blog de Marca propia habla de esa uniformidad que se da incluso en el mundo de la marca personal. Muchos quieren tener su marca personal, pero pocos quieren pagar el precio de hacerlo de verdad, desde su esencia y sus convicciones. ¿Por qué sucede eso? Pues lamentablemente porque todavía es más fácil y rápido triunfar y llegar a la cima siendo un «pelota», sabiendo a quién darle coba, que siendo tu mismo y defendiendo tu parcela de valor. Es más fácil ser visible que ser relevante. Es cierto que eso tiene un precio en el largo plazo, pues si tu valor es débil se acabará descubriendo. Pero tal vez en ese momento, hayas hecho los suficientes contactos para que eso ya no importe y pocos quieran decir que el emperador va desnudo. Os voy a explicar, pues tal vez algunos no lo hayáis leído, el cuento de Hans Christian Andersen del que sale la frase:
Hace muchos años vivía un rey que era comedido en todo excepto en una cosa: se preocupaba mucho por su vestuario. Un día escuchó a dos charlatanes llamados Guido y Luigi Farabutto decir que podían fabricar la tela más suave y delicada que pudiera imaginarse. Esta prenda, añadieron, tenía además la especial capacidad de ser invisible para cualquiera que fuera estúpido o incapaz para su cargo. Por supuesto, no había prenda alguna sino que los pícaros hacían como que trabajaban en la ropa, pero se quedaban ellos los ricos materiales que solicitaban para tal fin y el dinero pagado por el incauto.
Sintiéndose algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz de ver la prenda o no, el emperador envió primero a dos de sus hombres de confianza a verla. Evidentemente, ninguno de los dos admitieron que eran incapaces de ver la prenda y comenzaron a alabar a la misma. En poco tiempo toda la ciudad había oído hablar del fabuloso traje y estaba deseando comprobar cuán estúpido era su vecino.
Llegó el día pactado y los estafadores hicieron como que le ayudaban a ponerse la inexistente prenda y el emperador salió con ella a un desfile sin admitir que era demasiado inepto o estúpido como para poder verla.
Toda la gente del pueblo alabó enfáticamente el traje temerosos de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo, hasta que un niño dijo:
«Pero si va desnudo»
La gente empezó a cuchichear la frase hasta que toda la multitud gritó que el emperador iba desnudo. El emperador lo escuchó y supo que tenían razón, pero levantó la cabeza y terminó el desfile.
Hace poco en una conversación mantenida en Twitter una tuitera comentaba que le parecía asombroso la gente que había que inflaba su CV en Linkedin, aún sabiendo que numerosas personas les pueden conocer y saber que ese CV no es totalmente cierto. Yo le respondía que era una práctica muy común, no sólo en Linkedin sino en numerosos perfiles en la red, incluso en las bios de algunos blogs. Claro que hay gente que podría desmontar al «tramposo» pero casi nadie lo hace. La mayoría esperamos que por alguna especie de justicia poética, la vida lo ponga en su lugar. No sé si eso sucede realmente alguna vez.
El otro camino, el de conseguir tu espacio siendo de verdad auténtico, es más largo y mucho más duro. Ya advierto para que nadie se llame a engaño, que no es un camino para todos. Hay que estar dispuesto a recibir críticas y oír muchos «noes». Hay que estar dispuesto a ver como opciones con un valor añadido igual o incluso menor te pasan por delante de las narices por lo que se conoce vulgarmente como «saber moverse mejor». Pero no quiero dar una impresión negativa ni desesperanzada, pues aún siendo un camino largo y costoso, al final tiene su recompensa: la de saberse valorado por lo que de verdad se es y por el valor real que se aporta. La de levantarse cada mañana y poder mirarse al espejo sin bajar los ojos. La de saber que tu marca deja una verdadera «huella» y no es una mera impostura. La de saber que se te valora por ti mismo, por tus aportaciones y no por un ser un personaje inventado.
Obviamente cada uno elegirá el camino que quiera o que sea capaz de transitar. Lo único que hay que tener claro, es que elijas el que elijas tiene un precio. Y que serás tú el que lo pagues más pronto o más tarde.
Sólo me queda preguntarte: ¿Qué precio pagas por ser auténtico? O bien, ¿qué precio pagas por no serlo?
Si quieres escuchar el post en formato podcast clicka en el reproductor:
Comments
También habría que valorar que precio pagamos por no serlo y a lo mejor los incovenientes de ser auténticos nos parecen baratos antes que dejar escurrir la vida entre los dedos.
Así es Miguel, yo lo he dejado ahí medio insinuado pero tampoco quería meter mucho el dedo en la llaga…
Excelente post…. No es «betún»…
¿Existe un post respecto al «valorar el precio a pagar», «superar el miedo al precio a pagar»?
Gracias.
Pues no Jose, tal vez habrá que escribirlo…
En mi caso particular «el precio» que pago es «vagabundear por la soledad» que, lejos de resultar desagradable o sentirme infeliz con ello, es algo con lo que disfruto y me siento vivo. Esto no significa que vaya por ahí «cantándole la cartilla» a todo el mundo o que desapruebe comportamientos de alguna gente y lo haga de forma expresa y pública, no, tan solo «me aparto» de esa gente que sabe moverse y que se le valora simplemente por el hecho de saber moverse.
Creo que con el paso del tiempo «el precio» que se paga por ser uno mismo va desapareciendo poco a poco, se hace menos costoso, cuesta menos ser como se es.
No diré que es una gran entrada (aún siéndola) para no sumarme al típico aplauso.
Un saludo.
.-= Ahora mismo, en el blog de Jose: soyunesceptico- Juanjo Puigcorbé va a la RFEF a comprar una nintendo3ds pero Asterix se lo impide Tierno Galván asiste estupefacto a la escena actualidad =-.
No sé exactamente a qué te refieres con «no Jose, habrá que escribirlo».
.-= Ahora mismo, en el blog de Jose: soyunesceptico- Juanjo Puigcorbé va a la RFEF a comprar una nintendo3ds pero Asterix se lo impide Tierno Galván asiste estupefacto a la escena actualidad =-.
Que no he escrito un post sobre el precio a pagar y que posiblemente habría que hacerlo.
Jejejejeje,
Uno de los precios a pagar cuando eres auténtico es que la gente te minusvalora y cree, especialmente en el mundo profesional, que eres menos de lo que realmente eres, incluso llegando a dudar de las cualidades creativas sin rascar más allá de la superficie.
Pero vamos, que me quiten lo bailado, que soy demasiado mayor ya para cambiar ;D
Es que ya sabes aquello de que no es oro todo lo que reluce y hay gente que aprovecha Internet para ser quien no es. Pero es del todo «normal», tanto como la «pirateria». Si tienes la posibilidades de hacerlo y encima te lo ponen fácil, lo harás. Otra cosa es que sea ético o moralmente discutible (que lo es, por supuesto).
Lo de ser auténtico es lo ideal pero es lo más difícil. Básicamente porque las personas tenemos urgencias, casi todas económicas, profesionales y, quizás, personales, así que buscamos el camino más rápido y no el mejor. Y, como dices, ser auténtico te lleva más tiempo (por supuesto en unos casos más que en otros) y el largo plazo no se hizo para mucha gente 😉
Por lo tanto si tienes que resolver una urgencia y sabes que tu YO AUTENTICO no es la «persona» ideal lo que harás es inventarte una que sí lo sea. Pero después es cuando vienen las decepciones… en la mayoría de ocasiones el pastel se acaba descubriendo.
.-= Ahora mismo, en el blog de David Soler: Para empezar el año- un regalo =-.
Bueno Esteban, esa minusvaloración viene, como en el caso de los CV de la comparación con perfiles falsos.So alguien pone en su perfil que habla chino mandarín y cantonés sin ser cierto, mi inglés puede parecer una nimiedad. Yo me he encontrado gente decirme que supone que lo que tengo puesto en mi Bio está exagerado. Cuando les digo que es exactamente lo que he hecho, me miran con asombro. La gente da por hecho que lo estás inflando….Triste.
Así es David, muchas veces se buscan atajos, pero me temo que aquello que te facilita ser más visible, también facilita que se vena tus carencias, más pronto o más tarde 😉
Buenos días a totos,
soy publicitaria, però ahora estoy haciendo un màster a partir del cual estos días no he podido dejar de dar vueltas a la idea de que para mi crear una marca fuerte és basasrse en algo parecido a forjar una personalidad de una persona.
Tu post me ha hecho todavía reflexionar más, y seguir pensando en todo ello.
Hoy te he descubierto, però a partir de hoy te seguiré. Me parece muy interesante lo que escribes.
Saludos,
Núria Escalona
.-= Ahora mismo, en el blog de Núria Escalona: Actituds i discursos sobre l’obesitat =-.
Durante mi vida he conocido muy poca gente auténtica. He encontrado algunas más con «trazas» de autenticidad aunque tampoco demasiadas. La gran mayoría somos simplemente peleles que cuando decimos «yo pienso» en realidad lo que estamos diciendo es «yo repito».
Entiendo por persona «auténtica» aquella cuyas palabras, acciones y gestos puedes comprobar que salen auténticamente de dentro, que son 100% espontáneas y originales y no una mera repetición de frases, gestos y tópicos aprendidos.
Personalmente llevo 26 años intentando ser auténtico con casi todas mis fuerzas y hasta ahora solamente he conseguido tener un par escaso de trazas de autenticidad que además he conseguido en momentos en los que daba todo por perdido. Bufff, es tan complicado!. Realmente cuando dices que es duro no nos podemos imaginar hasta que punto cuanto.
Se que no existen las fórmulas mágicas en estos particulares, pero Mertxe, cualquier post que incida en el tema de vías para acercarte a la autenticidad será más que bienvenido.
Ah, y gracias por el post!! (y no es peloteo….bueno, un poco sí).
.-= Ahora mismo, en el blog de Uklanor: Truismos =-.
Hola Mertxe,
Me ha gustado mucho el post pero considero que hay una amplia gama de grises. Una cosa es saber cómo somos, qué es auténtico nuestro y qué adquirido, somatizado, repetido; y otra cosa es mostrarse como auténtico en todo momento.
A mi lo primero ya me cuesta un parto porque a veces la educación, el entorno social, profesional, la visión de uno mismo son tan sutiles que tienes que hacer una verdadera introspección para averiguar tu «yo».
Lo segundo es completamente inviable al 100% porque tenemos una pátina de educación y socialización para poder vivir en sociedad. Creo que intentar demostrar «lo auténtico» que uno es, a veces no es más que una pose que desvela más ese deseo de serlo, que el que lo sea de verdad.
Creo que el adaptarse o seguir ciertas normas no es ser hipócrita,a veces simplemente es que que lo que dices mejore el silencio. También confieso que soy una cafre total en proceso de reconversión, porque creo más en ser feliz y hacer felices a los que me rodean que en que mi autenticidad choque con la autenticidad del otro.
Vaya rollo madre mía, espero haberme explicado.
Hola Mertxe,
Interesante post. Recientemente leí el libro de Andrés Pérez «Marca Personal» y aunque coincido en su enfoque encuentro el texto un tanto reiterativo en sus conclusiones y recetas. Pero en fin, es solo una opinión.
Dicho esto, me interesan los post que, como el tuyo, aportan elementos de reflexión a la gente para que mire de superar esos convencionalismos e interacciones “políticamente correctas”. Yo, por mi parte, ya hace mucho tiempo que desconfío de cualquiera que sus pensamientos y expresiones se sitúen siempre en la hipócrita uniformidad de lo políticamente correcto, ya que sólo de oírlo sé que o bien esa persona muestra una falta absoluta de criterio respecto a cualquier asunto o está mirando de vender una imagen propia que le es ajena (falsa). En cualquiera de ambos casos, saber que vas a escuchar argumentaciones estándar, poco valientes y nada sinceras resta, a mi entender, todo interés por interactuar con esa persona.
Por último añadir que, al margen de disfrutar leyendo y enriqueciéndome con posts como este, me siento personalmente satisfecho de constatar que son muchas las personas que tienen una mente abierta, ideas propias y que sienten necesidad de compartirlas con los demás, aunque sólo sea comentando un post al igual que lo estoy haciendo yo.
Un abrazo y hasta pronto
Patricia, te explicas perfectamente.
Y tengo que confesar que estoy de acuerdo al 100% con lo que dices párrafo que empieza por «Lo segundo es…». Me ha hecho pensar lo que dices de «intentar demostrar lo auténtico que uno es, a veces no es más que una pose que desvela más ese deseo de serlo». Eso es algo que nos podríamos aplicar muchos.
.-= Ahora mismo, en el blog de Uklanor: Truismos =-.
Hoy Mertxe has llegado a lo más alto de ser humano quien es auténtico y carga con problemas que conlleva no dar jabón a nadie y quien vive de enjabonar a todos, lo difícil esta en saber medir las cosas, en muchas ocasiones una palabra amable puede ser buena pero difícil en un red que se nos esta yendo de las manos todos somos lo mejores ?EN QUE¿ahí la cuestión.
Espero que si eres autentetico tengas paciencia y recogerás tus frutos, quizás los demás se den con el muro.
Buenas noches a todos
Ha sido una tercera persona la que me ha sugerido que leyese el artículo, el cual, no me ha sorprendido para nada.
Hace ya tiempo que ando por las redes sociales conociendo a la gente y tengo que admitir que todo lo que se ha dicho en él, es cierto.
Lo más curioso del tema es que suele coincidir con frecuencia que la gente más «famosa» es la más falsa, y eso lo veo día a día.
¿ser auténtico? …pues a mi me ha supuesto tragar mucha saliva, contar hasta 10.000 y tener que morderme muchas veces la lengua.
Bueno, no echaré más leña al fuego, tan sólo felicitar por el artículo.
Un saludo
Raúl Díaz
Estoy encantada con el nivelazo de los comentarios. Y es cierto Patricia, que tenemos que hacer mucho esfuerzo para ser nosotros mismos con la de influencias que tenemos. pero lo que si que creo, es que cuando somos falsos (y no hablo de mentiras piadosas) lo sabemos. La autenticidad no es decir siempre lo que se piensa, sino no decir aquello que no se piensa.
Interesante reflexión. En mi opinión, desde un punto de vista sociológico, en general, en la vida pública la gran mayoría de las personas en sus relaciones tiende a adaptarse a las corrientes dominantes, forma parte de la sociabilidad y esto no significa que uno renuncie a ser el mismo, ser “políticamente correcto” en determinados momentos no implica renunciar a valores personales como la integridad. Sin embargo, en el mundillo 2.0, observo que domina el “buenrollismo” y esta, en mi opinión, es una actitud perversa porque dominan las posiciones acríticas, sórdidas y resignadas. Porque como tú bien dices, “es más fácil y rápido triunfar y llegar a la cima siendo un “pelota”, sabiendo a quién darle coba, que siendo tu mismo y defendiendo tu parcela de valor”, se busca la visibilidad y la notoriedad y para ello, algunos vende su alma como en el retrato de Dorian Gray. También, hemos entrado en la perversidad de la “construcción” de la marca propia, como si se tratase de promocionar un producto, cada persona ya tiene su “marca”, es decir, su ser, sus experiencias y sus competencias, todo lo demás es simplemente un envoltorio de falso celofán para hacerse más presentable y “apetitoso” en el mercado, aunque sea un producto adulterado.
Buenos días,
Yo opino que no nos queda otra. Debemos aspirar a ser lo que queremos ser, eso es ser auténtico.Es la máxima expresión de nuestra libertad individual y tiene que importarnos muy poco el que dirán y las opiniones interesadas o no de los demás.
Saludos a todos,
.-= Ahora mismo, en el blog de Jaime M: La realidad de la creación de empresas en España =-.
Toitalmente de acuerdo contigo en que el mundo 2.0. reproduce los convencionalismos, interacciones e intereses del mundo 1.0. Considero que nadie es al 100% auténtico. En nuestra vida y en nuestro quehacer diario desempeñamos distintos roles o papeles según el ámbito o situación que nos toque vivir.
Con respecto al ámbito profesional, no considero que nadie es realmente auténtico al 100%. Pueden tener una buena estrategia, excelentes habilidades digitales, etc…Pero No nos engañemos. La mayoría de las llamadas marcas, personas, empresas u entidades públicas o privadas (aunque puedan «vendernos» las excelencias del mundo 2.O., la importancia de la actitud, el valor de la colaboración, etc …camuflan intereses personales o profesionales. He visto como trabajo un trabajo colaborativo se desarrollaban filias, adversidades….
Es lícito utilizar el mundo 2.0. para difundir nuestro trabajo, visualizar nuestro perfil, buscar clientes o contactos, etc…
Al igual que en el mundo 1.0. considero que los elogios (siempre y cuando sean sinceros, no los hagamos sistemáticamente al guru de turno o por peloteo) y críticas constructivas son muy recomendables ((hechas con educación y respecto9.
Gracias y un saludo .-)
Me parecen un post y unas aportaciones no sólo interesantes sino muy oportunas en los tiempos que corren. Personalmente coincido con Patricia en «la gama de grises». Creo más en «tender a», en plan límite matemático, que en el binarismo falso/auténtico. Y coincido con Jose en que también el tender a la autenticidad me ha llevado más a la soledad que a la compañía.
Me temo que, hablando de colectivos, la impostura no se desenmascara en parte, como apuntas, por esa justicia poética que de alguna forma esperamos; pero también porque la inmensa mayoria tenemos, al menos, esa pizca de negro que tiñe el blanco, sea por educación, influjo del entorno o simplemente interés.
En el delicioso cuento de Andersen es un niño, sin vergüenza ni miedo a que le llamen idiota, el único que osa a chillar que el rey va en gallumbos. El resto del público no se atrevió por no quedar como tales ante los demás o porque incluso llegaban a dudar si relmente no lo eran, para el caso lo mismo da. Y personas como ese niño son difíciles de encontrar fuera de los cuentos.
En la realidad, sea física o virtual, es mucho más frecuente encontrar personajes que a priori parecen más inverosímiles, como Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Otros de Corbentraz y Sura, el fascinante Caballero Inexistente del maestro Calvino.
Saludos.
.-= Ahora mismo, en el blog de Enrique Valera: El síndrome de la bata blanca- versión 20 =-.
Yo les denomino personas «Mayonesa Kraft», que se creen auténticas u originales y son sensillamente clónicas.
«Que hermosa apariencia tiene la falsedad». William Shakespeare
«Sólo los peces muertos nadan con la corriente.» Malcolm Muggeridge
Lee si quieres algo que hable al respecto del tema en cuestión:
http://elrincondeyanka.blogspot.com/2010/11/de-verdad-quieres-la-verdad-dime-la.html
.-= Ahora mismo, en el blog de Yanka: TÚ ME SANASTE =-.
Hola, Mertxe.
A veces, llegas a pagar un precio demasiado alto: eres asediada laboralmente, de una forma tan sutil que primero no te das cuenta, luego no quieres reconocerlo y, por otra parte, es difícil demostrarlo.
El primer aviso te lo da tu cuerpo con problemas de salud.
Cuando te decides a pedir ayuda todo el mundo mira hacia otra parte (lo que decimos, la gente busca la palmadita en la espalda).
Al final, no es que dejes de ser auténtico, sino que llegas a desear dejar de ser, llegas a perder el sentido de la vida. Es lo peor.
Pero si tú sólo eres feliz siendo auténtico, si crees en lo que haces, si haces bien tu trabajo y te gusta seguir en él… ¿quién puede ayudarte a «obtener una beca» y no tener que pagar un precio tan alto?
Después de una larga i penosa ausencia, mañana vuelvo a mi trabajo. Me siento ilusionada. Pero no puedo ahuyentar el temor…
Igual consigo no ser auténtica y me sale todo mas barato.
Un fuerte abrazo!!
Y felicidades por «la marcha de tu blog». Te he seguido desde «El Limbo» 🙂 .
Me alegro mucho de leert por aquí Ana M. A veces la autenticidad no se puede mostrar abiertamente en todas partes, hay algunos lugares en donde hay que preservarse y ahí, ser auténtico es simplemente no ir en contra de tus principios. Un abrazo!
Bonito post, trata un tema tan conocido y predominante en la sociedad hoy dia. Se puede decir que el tema de la hipocresía es la «gripe social» de hoy en día, algo que parece poder agravarse con la aparición de las redes sociales, aunque también es cierto que las redes sociales facilitan la posibilidad de ser uno mismo en momentos dados (por aquello de que no existen las «presiones sensoriales» que dificultan la espontaneidad de la expresión propia).
En fin, bonito post! -Para cuándo un post sobre el auto concepto?
Saludos.
Efectivamente, todos tenemos o hemos tenido la debilidad de ceder al ansia de status…
Yo, como no, también. Para caer simpático a mi estúpida panda de habituales y compañeros, caí en beber en demasía para no ser “raro”, después de muchas trapisondas, decidí dejar de intentar ser simpático, y ser auténticamente yo, dejé la bebida y las demás estupideces, ya no fui simpático y quedé excluido del status de la panda…
Perdí una ingente cantidad de “amigos” y admiradores…
Gané felicidad de ser yo sin hipocresía, que no les gusto… pues se siente.
Fui otra vez yo, con mis limitaciones y mis muchos defectos, pero me trataba a mi mismo con cariño, desde entonces han pasado varias décadas, y si de algo puedo presumir es de ser yo mismo –más viejo y con algún molar artificial- pero sé que cuando llegue la hora de partir, seré yo el que se vaya, no ese títere o monigote con un status reconocido.
Y lo mismo digo respecto al status social, aprendí que ser yo mismo era más importante que el aparentar quién no era, y por supuesto más rentable y menos frustrante.
Hoy ha llegado a mis oidos la opinión de uno mis jefes sobre mi autenticidad, la traslado literal por que no tiene desperdicio: «Prefiero rodearme de tontos, por que para listos, ya estoy yo» ¿Que opinas? Estas frases son las que cada no te dejan ser autentico.
Es que es inclasificable ese comentario, ¿qué le puedes decir a alguien así? Tratar de proteger tu autoestima y buscar otras fuentes de satisfacción.
El precio que se paga es no encajar en la sociedad
Lo importante en la vida es ser uno mismo, auténtico, sincero y veraz, sin hipocresía ni dobleces, aceptando la responsabilidad de los propios sentimientos, emociones, actos y conductas, y siendo coherente con lo que uno es, admitiendo la realidad objetiva y a los demás como son, sin creerse superior a nadie. Y no mostrándote nunca distinto con lo que se es, que no haya contradicción entre lo que uno piensa y lo que uno dice, ni mucho menos con lo que uno hace.
Ser auténtico es lo que conforma tu vida, tu estilo, tus intereses, tus prioridades y principios… Ser auténtico es lo que conforma tu vida, tu estilo, tus intereses, tus prioridades y principios. Es parecer lo que se es de verdad, en un mundo lleno de falsos, escasea mucho.
Si la inteligencia es la forma de saber adaptarse al cambio y sacar lo mejor de la adversidad, es decir conseguir hacer de lo difícil, lo sencillo, entonces la autenticidad es la manera de llegar a la verdad desde uno mismo. Por el camino de la autenticidad, que no digo que sea fácil, se logra tener una vida más feliz, que no es otra cosa que haber sabido obtener de la vida su máximo jugo desde tus posibilidades, que no son iguales para todos.
ARTURO KORTÁZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©