¿Tienes mucha prisa?

De las frases que más oímos a diario son : Tengo prisa o No tengo tiempo o Necesito días de 36 horas. Y una de las actitudes que más veces podemos ver es la de personas corriendo de un lado a otro, galopando por las escaleras del metro como si ese fuera el último tren que tuviera que pasar durante todo el día. Corriendo para arañar unos escasos minutos al reloj. Impacientándose ante el semáforo en rojo. Tal vez para llegar a otro lugar en el que seguirán corriendo. Y yo me pregunto: ¿es realmente necesario correr tanto? ¿con que fin?
Ya hace algunos años surgió el movimiento del Slow Down, que tiene incluso pueblos acogidos a esa filosofía, en los que básicamente se vive en una escala de tiempo humana, sin prisas, dedicándole a cada cosa el tiempo que se merece. Y por qué no, un poco de carpe diem.
Tal vez no hace falta irse a ese extremo pero sí que es muy importante ser consciente que el exceso de prisa, el lo quiero para ayer y la sensación de aceleración de nuestra vida diaria puede desembocar fácilmente en una situación de estrés. Actitudes probablemente inútiles, ya que al final, tendremos que dedicarle a cada tarea el tiempo que requiera.
Se trata de como se decía antiguamente, ir sin prisa pero sin pausa. Podemos hacer las cosas, pero sin darles urgencia, dedicando el tiempo necesario. Y sobretodo no debemos olvidar que el hacer no nos ha de impedir el vivir, el disfrutar de cada momento, de cada cosa.
No voy a poner una lista de las cosas que nos perdemos cada día mientras corremos de una lado a otro, mientras hacemos una cosa y con la cabeza en otra, ya que creo que es una reflexión que debe hacer cada uno de manera individual, si es que quiere saber qué se está perdiendo. Porque es muy probable, que cuando llegue ese futuro en donde se supone que podrás descansar, en donde tendrás tiempo para saborear cada instante, sigas corriendo o bien descubras que ese futuro no era como tú te esperabas. Y sería una lástima haber perdido tantos buenos momentos por el camino. Porque es posible que si vives para trabajar , incluso aunque disfrutes mucho de ello, te estarás perdiendo muchos momentos de otro tipo de felicidad.
Os dejo un poema que creo que se ajusta muy bien a este tema:
Mira el mundo en tan solo un grano de arena…
mira el cielo en un campo florido,
guarda el infinito en la palma de tu mano,
y la eternidad en una hora de tu vida”
William Blake
Porque como dijo Unamuno: «Lo más urgente es lo de ahora y lo de aquí. En el momento que pasa y en el reducido lugar que ocupamos, está nuestra eternidad y nuestra infinitud.”
Y tal vez pienses que esa no es la sociedad en que vivimos, pero recuerda que la sociedad la hacemos todos y cada uno de nosotros. Y cada momento que se va, cada instante único e irrepetible, es algo que sólo tu ganas o pierdes. Y se que no es fácil desacelerar, pero hacerlo o no dependerá de cuál sea tu escala de valores. Tú eliges.
Y tú ¿a que te dedicas? ¿A correr de un lado a otro o a saborear el momento? Si estuvieras en tu lecho de muerte y te dieran la oportunidad de revivir un momento de tu vida: ¿cuál elegirías?
Mertxe Pasamontes
Comments
Enhorabuena por el post. Me ha gustado mucho. Está muy bien escrito. La imagen de la flor también me gusta. La naturaleza tiene su ritmo, ¿verdad? Un cordial saludo,
Eva Jiménez
Hola Eva, gracias por el comentario! La imagen de la flor es mía, aproveché un día que justo le daba un rayo de sol al contraluz para tomarla. 🙂
Gracias a ti. Me alegro de que nos hayamos conocido. La foto es preciosa (ahora hablo técnicamente, no conceptualmente). 🙂 Te seguiré leyendo y viendo. Me gusta mucho la Psicología y la Fotografía. Hasta pronto.
.-= Ahora mismo, en el blog de eVa: ¿Quién soy y qué quiero? Libertad e identidad =-.
«La vida és lo que passa mientras hacemos otros planes» No sé si era exactmente asi, però es la frase que me ha venido a la cabeza al leer este post. Creo que no sabemos saborear el momento, vivir-lo en su intensidad i en toda su dimensión. Simpre estamos pensando en lo siguiente. en la reunión que viene después, en organizar el fin de semana, en que voy a prepara para cenar,….estamos con nuestros hijos pendientes del reloj, i vivimos esclavizados por su moviento.
No conozco a fondo el moviento Slow Down, però no és dificil intuir que seria un gran aporte a nustra calidad de vida i la educación de generaciones futuras!!
gràcias por el blog!!
Recuerdo un día que me puse en un extremo de la Gran Vía de Bilbao y comencé a andar pausadamente. Un paso tras otro, con calma; no tenía prisa, iba de paseo. Un paso tras otro y cada vez la distancia se hacía más corta más rápidamente. A mitad de camino, a la altura de la Plaza Moyúa, tuve que pararme y reflexionar: «¿por qué estoy corriendo?»
Nuevamente, un paso tras otro, con calma; no tenía prisa, iba de paseo. Un paso; otro paso más… ¿Adivináis cómo llegué al final de la Gran Vía? Efectivamente, corriendo.
Muchas veces, nos cuesta aislarnos del entorno.
Excelente reflexión, Mertxe. Un saludo…
.-= Ahora mismo, en el blog de iparrado: Hoy voy a asesinarte, nena =-.
Un ejemplo buenísimo de lo que estamos hablando. Gracias por la aportación!