Conectar con uno mismo
Jordi Jauset fue entrevistado en La Contra y es para mi ejemplo de lo que me inspiró a empezar este Blog: cree en que podemos conseguir nuestros sueños, nuestro lugar en el mundo.
En sus propias palabras, el sr. Jauset nos dice acerca de las crisis:
Sí, hasta que hace cuatro años, a raíz de una situación laboral complicada e injusta, tuve una crisis personal y decidí que a partir de entonces iba a hacer más cosas que me gustaran y a reducir las obligaciones.
¿Y recordó lo bien que se lo pasaba con la música?
Sí, pero la gran pregunta fue: ¿qué habilidades he desarrollado hasta hoy? Entre otras, la investigación. Así junté ambas cosas: estudié ingeniería biomédica y decidí dedicarme a los efectos y aplicaciones científicas del sonido y la música como herramienta terapéutica.
Las crisis, como ya he dicho en otras ocasiones, pueden ser una gran oportunidad para conectar con nosotros mismos, para conectar con aquello que deseamos de verdad, para dar un nuevo sentido a nuestra vida.
Es por eso que debemos dar la bienvenida a esos momentos difíciles , por la gran oportunidad que suponen. En la comodidad cotidiana, no sentimos la necesidad del cambio. En la incomodidad de la crisis, nos motivamos más fácilmente a hacer algo distinto, nos atrevemos a cambiar. Dejemos pues a esos momentos ser nuestros mejores maestros.
¿Te quejas de los momentos de crisis? ¿Aprovechas los momentos difíciles para ir un paso más allá o intentas apoltronarte en la comodidad de lo cotidiano?
Mertxe Pasamontes
Comments
En japones se utiliza el mismo gangi para nombrar crisis i oportunidad
La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer.
BRECHT, Bertolt
Los sueños no deberían interrumpir el presente, el vivir el ahora. Una mezcla de intención y desapego sería lo deseable, pues al final un sueño es un deseo.
Aquesta és la història d’un home que estava fart de plorar. Va mirar al seu voltant i va veure que tenia davant d’ell la felicitat. Va allargar la mà per agafar-la.
La felicitat era una flor. La va collir. I tan aviat la va tenir, la flor ja s’havia desfullat.
La felicitat era un raig de sol. Va aixecar els ulls per sentir l’escalfor a la cara i tot seguit un núvol el va apagar.
La felicitat era una guitarra. La va acaronar amb els seus dits, les cordes es varen desafinar.
Cap al tard, quan tornava a casa, l’home seguia plorant.
L’endemà seguia buscant la felicitat. A la vora del camí hi havia un noiet que plorava. Per tranquil·litzar-lo va agafar una flor i li va donar. L’aroma de la flor va perfumar a tots dos.
Una pobre dona tremolava de fred, coberta amb les seves velles vestidures. La va portar fins al sol i també ell es va escalfar.
Un grup de nois i noies cantava. Ell els va acompanyar amb la seva guitarra. També ell va gaudir amb aquella melodia.
A la nit, en tornant a casa, el bon home somreia de veritat. Havia trobat la felicitat.
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