¿Por qué no consigues ser feliz?

Ser feliz
Ser feliz es uno de los propósitos más perseguidos y a la vez más escurridizos que existen. Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?- le pregunta la señora al hijo de su vecina. Yo quiero ser feliz- responde el niño muy seriamente. Porque sea lo que sea de mayor, el objetivo es que eso le haga ser feliz. Y ser felices es el objetivo de la mayoría de los mortales, mis clientes incluidos obviamente. Los caminos para conseguir ese «ser feliz» pueden ser muy variados, pero es lo que está en el trasfondo de la mayoría de metas y objetivos. Y encima tenemos la biología en contra pues nuestro cerebro no está programado para que seamos felices sino para que podamos sobrevivir y reproducirnos. Y logrado eso, para darnos estados de satisfacción y bienestar con el mínimo gasto energético posible. Y no es poco. Pero no es exactamente lo mismo que el concepto que solemos tener de felicidad.
Cómo afrontamos la búsqueda de la felicidad
El problema es que nadie nos ha explicado bien que es eso de la felicidad ni cómo alcanzarla. De hecho, nos han vendido un cuento, en que la felicidad sería una especie de paraíso libre de problemas y preocupaciones y en que las cosas pasan con sólo desearlas. Y si no me crees, ojea unos cuantos libros de autoayuda sobre el tema y verás que es lo que te están ofreciendo. Te están vendiendo la felicidad fácil y ápida, con el mínimo esfuerzo. La pega de esta historia es que los problemas y dificultades aparecen, también las preocupaciones y el malestar físico o psíquico y a veces los objetivos no se consiguen por mucho que te empeñes en ellos y los desees.
El problema con el malestar emocional y su afrontamiento «erróneo»
Y el problema número uno en la persecución de la felicidad es que el malestar y los problemas van a aparecer en más de una ocasión. Y ante las dificultades, en demasiadas ocasiones, escogemos un estilo de afrontamiento que sólo nos puede llevar a más malestar. Te cuento un poco más sobre esto. El objetivo prioritario de la mayoría de personas es no sentir el dolor ni sufrir con las dificultades. No digo que no se afronten en la práctica, sino que se trata de no sentir el malestar que acarrean, de bloquear el hecho de sentirse mal.
Para que se entienda mejor te explico las cinco principales maneras «eeróneas» en cómo tratamos de afrontar el malestar emocional:
1. Uno de los errores más comunes es tratar de controlar la situación para evitar el malestar. Esto puede ser útil para resolver un problema en el mundo exterior pero no en nuestro mundo interno. El control funciona en otros ámbitos de la vida pero no con la mente y las emociones. Cuanto más tratas de controlar lo que piensas o sientes, más energía le das. Como bien dicen: «a lo que te resistes, persiste».
2. Ese intento de control sucede porque desde niño te han enseñado que deberías ser capaz de controlar tus pensamientos y emociones. Eso adquiere múltiples formas y mensajes, desde el clásico los niños no lloran, hasta formas más sutiles y sofisticadas de coartar la expresión emocional. Cada familia tiene sus emociones «favoritas» y aquellas que no les gusta que sean expresadas. En algunas familias no gusta el llanto, en otras no gusta el enfado y en otras la tristeza está mal vista. No es algo que siempre se diga de manera obvia, pero son mensajes sutiles que se transmiten con el guión de vida. Y marcan el modo en que reaccionaremos a esa emoción en el futuro.
3. También aprendiste que era importante controlar tus emociones porque cuando eras niño te parecía que los mayores si que eran capaces de controlar los pensamientos y emociones. Y en ocasiones te ha parecido y tal vez te siga pareciendo, que los demás sí que son capaces. El caso es que tú no vives en el interior de los demás y no puedes saber qué sienten por dentro, como no podías saber qué sentían tus padres. Tampoco sabes las estrategias que usan los demás para estar en calma, algunas muy sanas como el mindfulness o el deporte, pero otras no tan sanas como la comida, la bebida o las pastillas. O el disimulo, que aunque parezca una tontería también es una estrategia, el hecho de hacer ver que algo no te afecta cuando no es cierto.
4. Además de esto que te he contado, has crecido rodeado de mensajes que parecían decir que la felicidad es la ausencia total de pensamientos o sentimientos dolorosos. La publicidad te vende todo tipo de objetos y bienes materiales que te librarán de aquello que te molesta y te conducirán a ser feliz.
5. Y para acabarlo de complicar, a veces te ha parecido que el control de los pensamientos y emociones te ha funcionado a corto plazo, ya que aprendiste a distraerte de esos pensamientos haciendo otras cosas. Hay personas que han tenido el pensamiento recurrente de sentir que «valen poco» y lo han compensado trabajando mucho para demostrar lo que realmente valen. Por Facebook corre un frase, multitud de veces compartida y «likeada» que dice que uno de los mejores placeres que hay es hacer algo que te han dicho que no eras capaz de hacer. No deja de demostrar que el que más o el que menos se siente en ocasiones «inferior» a lo que desearía. Pero uno no se quita los sentimientos de inferioridad trabajando más o demostrando algo a los otros. Ese no es el camino. Se ha de producir una trasnformación interna, no hacia el exterior.
Algunas soluciones
La Terapia de aceptación y compromiso con la que yo trabajo toma todo esto en consideración y busca otra vía de afrontamiento. No se trata de escapar de nada de lo que estás sintiendo sino de aprender a relacionarte de otro modo con eso. No hay que seguir luchando para no sentir determinadas cosas sino aprender a transitar por las emociones de otro modo y centrar la energía en otra cosa que no sea la evitación. Y esa energía no desperdiciada en vano se puede usar para construir la vida que realmente deseas centrada en tus valores, en quién realmente eres. El Mindfulness también te puede ser de ayuda. Te ofrezco el curso de iniciación gratuito por si quieres probarlo.
Y as, trabajando en ello, te vas dando cuenta de que la felicidad no es la ausencia de dolor y malestar sino el poder relacionarte con lo que te sucede desde la aceptación, que no es lo mismo que desde el conformismo. Y ser consciente también que la felicidad son momentos de alta intensidad emocional muy gratificantes. Y que el resto del tiempo si consigues estados de paz y bienestar ya es un gran logro. Porque como te dije hace poco en un post, esa aceptación lo cambia todo. Y al dejar de luchar, puedes empezar a ser tú mismo. Y desde ahí, ser feliz, no es algo que perseguir, sino algo que ya atesoras.
¿De qué modos intentas tú ser feliz? ¿Evitas para ello sentir determinadas cosas?
Mertxe Pasamontes
Comments
Muy interesante!!!
Hola, gracias por el post, estoy muy de acuerdo, hasta que no terminemos aceptando que la vida tiene esos momentos amargos y difíciles, no nos dejaremos llevar libremente y no seremos felices, yo creo que la aceptación esta totalmente ligada con la felicidad.