Cómo evitar la Arrancada de caballo, parada de burro

Hoy he querido titular el post con este refrán popular de Arrancada de caballo, parada de burro (podéis ver en este link su explicación, por si tenéis dudas de su sentido) ya que muchas veces los problemas que llamamos de “productividad” e incluso de motivación tienen que ver con esa actitud inicial, esa especie de impulsividad que nos hace decir que si a todo, incluso a poner mucha ilusión en un proyecto sin valorar lo que realmente eso implica.
Quizás nos encontramos ante otra característica de la cultura latina como la que explicábamos en el post de Si no fallas, no aprendes (en ese caso era la dificultad para aprender del error). En este caso, algunos de los motivos de ese si inicial podrían ser:
– Falta de asertividad: no sabemos decir que No
– Impulsividad: dejarse arrastrar por el atractivo de algo sin reflexionar
– Somos malos prediciendo nuestra situación futura
Explicaré un poco cada punto.
La falta de asertividad ya la traté en otro post al que os remito por si queréis más información, pero tendría dos caras: una verdadera dificultad para decir que no o la creencia de que queda mal decir que no (ambas pueden ir unidas). En cualquier caso, la situación a la que nos vemos abocados es una en que hemos aceptado algo que en realidad no queremos hacer. Por tanto, ese temor a quedar mal en el inicio, va a provocar que quedemos peor en una segunda fase. Mala elección, os lo aseguro, ya que molesta más esa “falta de compromiso” que el hecho de tener un no claro en el primer momento.
– El entusiasmo inicial va muy relacionado con el siguiente punto de que somos malos prediciendo. Cuando empezamos con un proyecto nuevo, o nos hablan de él, puede pasarnos que sólo veamos las ventajas. Hay personas que funcionan justo al revés y sólo ven los inconvenientes, pero estos no se encuentran en este caso obviamente. Cuando solo vemos las ventajas, tendemos a implicarnos sin tener en cuenta la carga de trabajo que eso nos va a llevar, el tiempo, las obligaciones, etc… Puede suceder que cuando nos demos cuenta de cúanto trabajo nos supone hacerlo, nos hagamos conscientes de que no tenemos tiempo material o “ganas” para hacerlo.
Y esto enlaza con que somos malos prediciendo. El ser humano, como bien dice Eduardo Punset, es malo prediciendo cómo va a sentirse en una situación futura, tanto para bien como para mal. Uno de esos motivos es el hecho de que predecimos en base a nuestra situación actual y a nuestra memoria, que es más frágil y manipulable de lo que parece. Tendemos a sobrevalorar lo bien que lo podremos pasar en determinada situación o a temer lo mal que lo pasaremos en otra. En ambos casos solemos estar equivocados. De la misma manera, nos es difícil como decía en el párrafo anterior, valorar en toda su dimensión la carga de trabajo que puede suponer algo nuevo. Por eso arrancamos muy motivados y luego cuando la realidad se impone, la motivación decae.
Por ello, antes de embarcarnos en cualquier nuevo proyecto, sobre todo si estamos ante un emprendimiento pero también en situaciones personales, hemos de ser capaces de valorar los siguientes puntos:
– El volumen de trabajo, (más un 10%)
– El tiempo que le tendremos que dedicar, (más un 10-15%)
– La duración en el tiempo, ( más un 20%, las cosas suelen alargarse)
– Lo que tendremos que dejar de hacer para hacer eso.
– Nuestro propio “historial” de compromiso (aquí hay que ser honestos con nosotros mismos)
– Por qué queremos realmente hacer eso, con que valores, creencias, etc entronca ese proyecto.
.- Cuanto tiene que ver con nuestra visión interior. Y este punto no es baladí, pues aquello que nos aleja de nosotros mismos tenderá a hacernos caer en la desgana.
Teniendo todo esto en cuenta, tendremos más oportunidades de llevar a buen termino nuevos proyectos (aunque sean caminos de 1000 pasos !!) y además evitaremos el tiempo y las energías perdidas en grandes arranques y grandes abandonos.
¿Crees que sueles caer en situaciones como estas, de gran motivación inicial para luego desfallecer? ¿Por qué crees que te ocurre?
Si quieres escuchar el post en formato podcast clicka en el reproductor:
Comments
Me ha encantado la reflexión acerca de lo malos que somos prediciendo como nos vamos a sentir en el futuro.
¿Qué podemos hacer para mejorar en esto? Este punto concreto lo veo muy difícil de mejorar. Y sin ello, será complicado decidir adecuadamente.
Fernando
El dicho correcto siempre lo conocí como: “Arrancada de caballo inglés y parada de burro manchego”, aunque con estos tiempos en los que se valora tanto lo progresí, ya se sabe lo que pasa.
Sí, en el link a la explicación del refrán ya comenta que existen varias formas del mismo. La cultura popular es siempre fluctuante en sus usos…
Querido jemarba, como comenta Mertxe, las formas de este refrán son muchas, aunque pese a las varias que conocía, no había oído nunca la que tú propones, probablemente deformación del original. Este refrán se recoge incluso en refraneros del siglo XV, como el del marqués de Santillana, en la forma en la que Mertxe ha puesto, con lo que no sé que tiene que ver lo “progresí” y no sé lo que pasa.
Me ha agradado mucho, por lo demás, el contenido de esta entrada. Trabajo a menudo habilidades sociales con personas con enfermedad mental y creo que este blog me va a ayudar.
Gracias por la aportación sobre el refrán, no conocía el refranero del Marqués de Santillana. Espero que otras entradas te ayuden en tu labor con enfermos.
Hola, Mertxe
He visto hundirse un montón de proyectos porque los responsables no quisieron / supieron valorar estas circunstancias. Somos personas, no máquinas. Nuestras motivaciones cambian a lo largo del tiempo. Nos desinflamos si no se nos cuida.
He enviado un enlace a tu post a una persona que fracasa una y otra vez en la gestión de proyectos. Se obstina en recortar los plazos y los recursos para tener más beneficios, y al final consigue el efecto contrario.
Irónicamente, su respuesta ha ido en la línea de que “todo el mundo le engaña”, “todos somos unos vagos por no ejecutar a la velocidad de su pensamiento” y perlas semejantes. Un caso patológico, creo.
Tu planteamiento es tan interesante (a mi humilde entender) que creo que voy a usarlo en las presentaciones de los proyectos que haga en el futuro. Gracias, como siempre, por la información.
Es posible que la persona de la que hablas tenga un problema para “empatizar” mínimamente con los demás y darse cuenta de que el resto del mundo no tiene por qué pensar exactamente del mismo modo que él.
Me alegro que este pequeño guión te sirva, puede ayudar a no perder el tiempo…
Hola Mertxe,
Felicidades por tu articulo, como siempre interesante y de gran ayuda. Personalmente utilizo esa frase casi a diario y es que casi a diario quiero hacer cosas que cuando ya estoy apunto de empezar, avandono muerta de miedo, vergüenza y ràbia por sentirme incapaz de llevarlas a cabo.
De esa forma he perdido muchas oportunidades en todas las facetas de mi vida.
Es un problema que no sé si està relacionado con la ansiedad o fóbia social. Pero és paralizante y te deja bloqueado para hacer algo.
Saludos.
El caso que tu explicas Aly es algo diferente creo. Porque hay algún tipo de bloqueo interno que no te deja arrancar realmente. habría que mirarlo con cariño y con calma.
Cuando tengo un nuevo proyecto para poner en marcha siempre ando como asustada de que pasara y que coste de mi tiempo se me llevara, cuando ya marcha y me gusta todo cambia, cuando me veo ya cerca de conseguir aquello que tanto me austaba,creo que todos queremos abarcar más de lo realmente estamos preparados para hacer.Siempre sale alguna alma caritiva que te dice el querer es poder cosa de que yo misma dudo.
Hola Mertxe
Parece que los latinos somos “emocionales” y que otras culturas son “pragmáticas”, sin embargo, un poco de las dos cae muy bien en éstos tiempos.
Lo terrible es la ignorancia; detiene cualquier sueño, no deja ver, y es ahí donde la diferencia determina si uno se paraliza o no ante un tropiezo, si insiste en el error o aprende, si corrige y perfecciona o abandona porque el cálculo fue equivocado, y si emprende un nuevo rumbo con la lección aprendida, o no.
Por eso – ahora – el conocimiento es fundamental (sea en un arte, una destreza, un oficio, una profesion…), pero debe haber algo que emocione de muy dentro, que alegre el corazón, que motive, que ilusione, que haga soñar, que no deje dormir; con eso, una vez se comienza es difícil parar porque el talento está asegurado, y no hay nada que lo detenga.
Bueno, a menos que a nadie le interese lo que hagamos, un detalle a tener en cuenta… muy fácil de resolver de la siguiente manera; si lo que uno hace resuelve un problema a los demás, entonces no hay problema… ¡sólo diversión!