Construyendo la realidad

Me atrevo a poner un título tan osado al post ya que es también el título de un capítulo del libro El alma está en el cerebro de Eduardo Punset y su autoridad moral me da el valor para hacerlo. Y hago este comentario porque el tema del «constructivismo» versus el «realismo» es uno de los más discutidos en filosofía de la ciencia y no tengo ninguna intención de entrar en ese debate a pesar del título.
Uno de los científicos que se ha interesado por el estudio del cerebro (esencialmente del neocórtex) ha sido Jeff Hawkins y ha llegado en sus investigaciones a interesantes conclusiones. Una de ellas cambia el concepto de inteligencia ya que la concibe no como algo estático ni comportamental, sino como la capacidad para hacer predicciones (válidas para nuestra vida, no estamos hablando aquí de tener una bola de cristal, ni de ser futurólogo). El problema o cuestión viene de que esa capacidad de hacer predicciones se sustenta en el modelo del mundo que nuestro cerebro ha realizado a partir de lo que hemos experimentado, aprendido y almacenado hasta ese momento. No voy a entrar en los mecanismos neuronales ni en los patrones estudiados pues sería complicar mucho la lectura del post, pero me quedo con la idea de la construcción de un modelo del mundo para ampliarla a continuación.
Ese modelo, sería lo que de un modo más simplificado hemos venido en llamar mapa del mundo o mapa mental (como suele llamarse en PNL) y del que he hablado muchas veces. Ese mapa del mundo que tenemos «en nuestra cabeza» condiciona enormemente el modo en que percibimos la realidad. De ahí las reflexiones veraniegas de abrir el mapa. Pues sólo con un mapa «abierto» tendremos la flexibilidad de adaptarnos al cambio, que nos guste o no, va a estar presente en nuestras vidas. Incluso es posible, que si es suficientemente amplio y flexible, seamos incluso capaces de anticipar algunos de esos cambios y estar mejor preparados.
Y por si quedan dudas, no estoy diciendo que la realidad no existe, ni que sólo está en nuestra cabeza que sería la tesis de un constructivismo-relativismo radical, sino que estoy diciendo que mi modo de ver, oír y sentir el mundo difiere del tuyo y eso es inevitable. Pero a la vez eso me abre la posibilidad de que a través de nuevas experiencias y aprendizajes consiga tener un modelo de mundo que me permita llevar una vida más feliz, más equilibrada o más «aquello que esté buscando». Cada uno tiene sus preferencias 😉
Y también me lleva a ser consciente de que cuando hablo con otra persona, aunque parezca que hablamos del mismo tema, ella no tiene el mismo modelo del mundo que yo y por tanto, muchas de las connotaciones de lo que decimos diferirán. Por poner un ejemplo simple, no será lo mismo la palabra vacaciones para alguien que ha recorrido medio mundo viajando que para alguien que cada año veranea en su pueblo. Tienen connotaciones distintas (ni mejores, ni peores, diferentes).
El único terreno (y no siempre) en que las connotaciones se reducen al mínimo es en el campo de la ciencia. Pero eso sería tema para otro post.
¿Cómo es tu mapa del mundo? O como se decía tradicionalmente, ¿de que color es el cristal con el que miras el mundo?
Mertxe Pasamontes
Comments
Me ha gustado el artículo. Yo creo que tengo un par de cosas que cambiar en mi mapamundi, como muchas personas.
Mi pequeño mapa habrá que abrirlo algo realmente lo tengo cerrado por vacaciones eternas.Ya es hora de volar y ver la bola de cristal de muchos colores.