Encontrar el bienestar en las pequeñas cosas

No es nuevo el hecho de que muchas veces la felicidad está en las pequeñas cosas. Es algo de lo que se ha hablado ampliamente y filosofías como la que propugna la corriente del downshifting (se podría traducir como desaceleración, aunque no me parece muy exacto) insisten precisamente en el hecho de que no necesitamos grandes cosas ni lujos para ser felices, sino disfrutar más de lo cotidiano y de lo que de verdad importa.
Pero hoy no quiero hablar de algo tan ambicioso como la felicidad, sino de algo más modesto pero igualmente importante, el bienestar. Porque además creo que ser feliz es algo complicado y que sólo se obtiene de manera plena en determinados momentos, pero el bienestar es algo que podemos alcanzar, a poco que nos lo propongamos, cada día.
Por pequeñas cosas quiero decir esos gestos, actitudes o hábitos que de cambiarlos o incorporarlos nos hacen sentir mucho mejor. No es necesario que sean grandes cambios, sólo hace falta que tengan alguna relevancia y se incorporen a nuestra cotidianidad. Y como puede parecer que hablar de esto es de esas cosas que son populares de decir y bienintencionadas pero tienen poca base quiero comentaros acerca de un pequeño estudio- experimento que se realizó en una empresa de logística de Zaragoza. El estudio lo llevaron a cabo un grupo de expertos de diferentes departamentos de la Universidad de Zaragoza.
Los investigadores se propusieron evaluar el impacto de un programa de estiramientos de 10 minutos de duración, realizado tras la jornada laboral, sobre la ansiedad de los trabajadores medida por varios tests antes y después de la intervención. Las conclusiones del estudio fueron que: «La implementación de un programa de estiramientos en el lugar de trabajo resultó eficaz para disminuir los niveles de ansiedad, dolor corporal y agotamiento, así como para aumentar la vitalidad, salud mental, salud general y flexibilidad. »
Es obvio que el estudio realizado no es la panacea a todos nuestros males pero creo que ofrece un buen ejemplo y además testado de cómo un cambio pequeño en nuestro día a día puede suponer una diferencia cualitativamente importante. De como en muchas ocasiones la mejora está mucho más al alcance de nuestras manos de lo que nos podamos imaginar. Porque en la vida el cambio se produce de dos maneras, que pueden darse simultáneamente y son compatibles:
– Por tomar una decisión radical y realizar un gran cambio. Estos son momentos obviamente importantes, pero poco frecuentes.
– Por pequeñas decisiones, actos cotidianos y cambios de hábitos. Son todas esas cosas, como puede ser dar un paseo al día, meditar 10 minutos o hacer una relajación, leer un rato antes de dormir, hacer un poco de ejercicio, comer más fruta, etc… que introducen una pequeña variación en nuestro día a día que nos hace sentir mejor.
No podemos estar tomando grandes decisiones constantemente, pero si que podemos ir introduciendo cambios en nuestras rutinas, como los citados y muchos otros, que nos ayudan a sentirnos mejor en el día a día, a no tener tanta ansiedad, a disfrutar más, a divertirnos más, a estar en una especie de proceso de mejora continua de nuestro día a día. Cambiar de hábitos no es sencillo, pero al hacerlo de una manera ligera, con pequeñas modificaciones, facilitamos mucho el proceso y aumentamos la posibilidad de consolidar esas mejoras. Estoy convencida de que vale la pena intentarlo ya que es mucho lo que puedes obtener por más bien poco.
¿Qué pequeños gestos cotidianos podrías hacer para sentirte mejor?
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Comments
El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos.
EPICTETO
Por lo tanto, agradece los pequeños regalos a los que nos invita diariamente la vida y nuestros deseos menguarán.