¿Aceptas de corazón a los demás?
Uno de los puntales del Coaching con PNL tiene que ver con lo que se denomina el patrocinio o apadrinamiento. Y es para mi también uno de los puntos esenciales de cualquier buen terapeuta. El coach o terapeuta, parte de la total aceptación de la persona que tienen delante, en toda su complejidad, con sus virtudes y defectos, con sus fortalezas y debilidades. Es una aceptación incondicional. Y no se trata sólo de un pretender que aceptamos al otro, sino de una aceptación que surja de verdad del corazón. Si no es así, pequeños microdetalles nos delatarán y el radar emocional que toda persona posee, esa especial sensibilidad para captar las intenciones de los demás con la que todos venimos dotados, nos mostrará que esa aceptación es falsa de algún modo. Y en el Patrocinio, con P mayúscula como algunas veces lo denominan autores como Robert Dilts o Stephen Gilligan, no puede haber ningún resquicio de duda. O es total o no es.
Para aceptar a otra persona en su totalidad debemos empezar por aceptarnos a nosotros mismos en nuestra totalidad. Las siguientes cualidades deberían estar presentes en cualquier buen terapeuta o coach, pero son a la vez una pista que puedes seguir en tu relación cotidiana con los demás, para saber cuánto de verdad estás preparado para aceptarlos. Y obviamente, tendrían que estar presentes en todos aquellos que se dedican a la educación, pues los niños y jóvenes son los que más necesitan de esa aceptación. Las principales cualidades o habilidades que necesitamos para poder apadrinar a otro son:
– Congruencia interna. El primer compromiso que un terapeuta o coach debe tener es consigo mismo, hay que estar totalmente presente y realmente conectado con uno mismo para poder comprometerse de una manera auténtica en la relación con el otro. Para ello sólo hay un camino: trabajar en uno mismo. No hay atajos ni fórmulas mágicas. Trabajo personal y más trabajo personal. Experimentación con diferentes técnicas y un querer de verdad conocerse. Desconfía de un terapeuta que no se ha trabajado a sí mismo en profundidad. Y si quieres ir más allá de lo cotidiano, si como dije en el último post, quieres saber de verdad quien eres y qué quieres asume que tendrás que pasar por algún tipo de proceso de autoconocimeinto, ya que eso no se enseña en la escuela.
– Conectar con el otro. Supone estar dispuesto a conectar de una manera más profunda que la que estamos acostumbrados a tener con los demás. En la sesión es un reconocimiento de la otra persona total, de aquello que se ve pero también de lo que está más allá, de aquellas características que permanecen ocultas y luchan por salir. Es dar un espacio a la otra persona para expresarse tal cual es. Y así debería ser también con aquellas personas que de verdad te importan.
– Curiosidad. Es una actitud que pasa de nuevo por ir un paso más allá de lo que hacemos de manera cotidiana. Hay en esa relación una intención de ayudar a la otra persona a superar esas barreras internas y dejar salir aquello que está contenido. Es por ello que decía en el primer punto que has tenido que trabajar en tí mismo, pues si tú no has superado tus barreras internas ellas te frenarán para permitir a otro que levante las suyas.
– Receptividad. Hay que estar receptivo, crear un espacio y un tiempo para dejar que surjan las respuesta en la otra persona, sin presión, a su ritmo. Para permitir que esa totalidad se manifieste del modo más adecuado para el otro. En nuestra vida personal, hemos de dar tiempo y espacio también a los demás para que las cosas sucedan.
– Nombrar adecuadamente. Hay que evitar etiquetar y más de un modo restrictivo. Las etiquetas crean un marco mental limitador para la otra persona. En lugar de eso, hay que ser capaz de nombrar las cualidades del otro, sobre todo aquellas que tienen que ver con su Ser esencial. Este punto necesitaría de bastante desarrollo, por lo que me conformo con dejaros con la idea de no etiquetar y nombrar las cualidades de la otra persona como ser humano que es.
– Identificar y transformar creencias limitadoras. Una de las cosas que te encuentras cuando tratas de «apadrinar» emocionalmente a otro, es que esa persona puede tener creencias negativas sobre sí misma que le impidan aceptar ese patrocinio, pues de alguna manera no se siente merecedora o digna de él. Hacer aflorar esas creencias y trabajar con ellas es pues una tarea importante. En la relación personal es posible que no puedas profundizar tanto, pero seguro que detectarás algunas de esas creencia autonegadoras (yo no valgo, no puedo cambiar, no lo conseguiré…) que como mínimo puedes ayudar a suavizar.
Sé que hacer todo esto que he nombrado no es fácil. Pero aceptar totalmente a otra persona pasa por ser capaces de estar en todos esos puntos. Aceptar y patrocinar a tus hijos o a tu pareja pasa por ser capaz de recorrer todas esas habilidades con mayor o menor profundidad, pero recorrerlas. Existen en la practica terapéutica ejercicios que ayudan a realizar esos apadrinamientos de los clientes cuando es necesario. Pero hay que tener claro que tenemos que hacerlo en las sesiones porqué la mayoría de las personas no han recibido esa aceptación incondicional, con estas características nombradas, de casi nadie. Y necesitan recibirla por tanto en un contexto terapéutico.
Por ello, aunque soy consciente de que es difícil y de que esas habilidades no se consiguen de la noche a la mañana, me atrevo a lanzar el reto de, por lo menos, tratar de hacerlo con las personas que de verdad te importan. Exige un esfuerzo, pues tendrás que trabajar también en tí mismo, pero te aseguro que eso tendrá más recompensa de la que te puedas imaginar. Puede que no lo consigas totalmente, puede que alguna habilidad se te escape, pero lo que es seguro es que esa intención, cambiará la cualidad de la relación y tendrá un impacto positivo en la otra persona. Recuerda lo que dije de cómo influyen en los demás simplemente nuestras expectativas sobre lo que pueden o no pueden hacer. Trata pues de imaginar cómo puede llegar a influir en otro, sentirse de verdad aceptado en su totalidad.
Sólo una advertencia: hazlo sólo si de verdad lo sientes, si dentro de ti hay un amor hacia el ser humano que tienes delante. Un amor en el sentido amplio de la palabra. No lo finjas, no lo impostes, pues se notará que es falso. Hazlo solo si puedes conectar en ese momento con las palabras de John Donne:
Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quien doblan las campanas: doblan por ti.
¿Aceptas de verdad a los demás? ¿y a a tí mismo? ¿te atreves a aceptar el reto de conseguirlo?
Mertxe Pasamontes
Si quieres escuchar el post en formato podcast aquí lo tienes:
Si te ha interesado este post, puedes recibir los que escriba nuevos en tu correo o en tu Reader. En la manzanita del margen superior derecho encontrarás la opción de suscribirte por e-mail o RSS.
Comments
Complicado de entender el tema del patrocinio o apadrinamiento que planteas. No me queda muy claro… Es totalmente nuevo para mí. No tengo idea de PNL ¿Sería algo así como vincularte emocionalmente a una persona desde lo más esencial que tienen tú y el otro? ¿Una conexión profunda de amor que enriquece a ambas partes y que se puede aplicar en cualquier relación: pareja, amigos, hijos?
Sí, paula, más o menos se trata de eso. Es reconocer la parte más esencial de la otra persona y amarla.
Muy interesante.
Desde que te sigo, este me ha parecido el post más interesante con el que me he encontrado (sin desmerecer a los otros!). Pero es que es un aspecto que pocos profesores tienen en cuenta a la hora de tratar con sus alumnos. Simplemente les transmiten conocimientos, y pocos se fijan en la manera en como lo transmiten y puede llegar a influir en sus alumnos. Estaría bien cambiar el término instruir o enseñar por la palabra apadrinar. Apadrinar es un concepto mucho más completo que tendrían que tener MUY en cuenta los profesores … y se de lo que hablo porque trabajo en la educación!
Saludos, y gracias.
Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros. Albert Einstein
La intención es para mí la clave. Tener la intención continua de realizar algo, es conseguirlo en un futuro. Y también me quedo con la materia prima indispensable: el amor, ese concepto tan secillo pero tan mal interpretado. Gracias Merxe.
Gracias Mertxe por tu articulo esta muy interesante y enriquecedor… que dificil es conocerse a si mismo para luego apoyar a los demás, es un largo proceso de crecer y poder aportar a la humanidad.