¿Cómo estar motivado?
La motivación es una de esas muchas palabras que ha pasado del lenguaje más propio de la filosofía y la psicología al lenguaje cotidiano. Eso, obviamente, no tiene nada de malo, pero sí que hace que el significado se difumine un poco y acabe siendo un comodín para usar en cualquier momento, venga o no a cuento. De hecho la RAE la define parcamente como: Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia. Por lo que quizás no resulte más útil la definición que podemos encontrar en la wikipedia: La motivación puede definirse como el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello el impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo. La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta.
Por mi parte, ya hablé hace un tiempo en Qué nos motiva realmente, acerca del fantástico trabajo de Daniel Pink que nos permite descubrir algunos mitos acerca de la motivación. También comenté el hecho de que cuando tenemos una sensación de finalidad, un para qué, nos resulta más fácil estar motivados. No obstante, nos encontramos a menudo con la sensación de que queremos hacer algo pero no acabamos de encontrar esa manera de sentirnos motivados para lograrlo.
Me gustaría que leyerais este cuento tradicional de la India:
Había un rey de corazón puro y muy interesado por la búsqueda espiritual. A menudo se hacía visitar por yoguis y maestros místicos que pudieran proporcionarle prescripciones y métodos para su evolución interna. Le llegaron noticias de un asceta muy sospechoso y entonces decidió hacerlo llamar para ponerlo a prueba.
El asceta se presentó ante el monarca, y éste, sin demora, le dijo:
-¡O demuestras que eres un renunciante auténtico o te haré ahorcar!
El asceta dijo:
-Majestad, os juro y aseguro que tengo visiones muy extrañas y sobrenaturales. Veo un ave dorada en el cielo y demonios bajo la tierra. !Ahora mismo los estoy viendo! ¡Sí, ahora mismo!
-¿Cómo es posible -inquirió el rey- que a través de estos espesos muros puedas ver lo que dices en el cielo y bajo tierra?
Y el asceta repuso:
-Sólo se necesita miedo.
Es obvio que ante la perspectiva de la horca, el asceta se siente tremendamente motivado a hallar una respuesta, incluso hasta el límite de invertársela. Sería un ejemplo de cómo una motivación extrínseca (por algo que nos viene de fuera) puede hacer florecer la motivación intrínseca (la que surge de nuestro interior, destinada a satisfacer alguna de nuestras necesidades). Porqué lo que está claro es que, sea provocada por algo externo o por algo interno, la única motivación que podemos sentir es en nuestro interior. Pero a veces, pienso que por suerte, no tenemos motivos externos tan poderosos como el del asceta…
Por ello, cuando ante algo que pensábamos que nos motivaba (hacer ejercicio, adquirir una competencia profesional, sacar adelante un proyecto, mejorar nuestra relación de pareja, etc…), vemos que no estamos haciendo nada para conseguirlo, o que no paramos de postergarlo, estaría bien empezar planteándose las siguiente preguntas:
– ¿Realmente quiero eso?. Es ser sincero con uno mismo y reconocer si es algo que de verdad queremos, con el esfuerzo que implique conseguirlo, o sólo es un deseo lanzado al viento, pero por el que no estamos dispuestos a hacer casi ningún esfuerzo. Cogiendo el ejemplo de hacer ejercicio, es muy distinto pensar y sentir que la buena forma física nos satisface y nos hace sentir saludables que planteárselo porque «se supone que es bueno».
– ¿Para qué lo quiero? Es saber cuál es la finalidad que queremos lograr. Siguiendo con el ejemplo, si considero que mantenerme en forma me permitirá estar más sano e ir envejeciendo con mayor calidad de vida, será mucho más fácil que me motive a ponerme en marcha.
– ¿Por qué lo quiero? Es darse cuenta de cuál es la creencia que lo sustenta y cómo esa creencia está situada en nuestro sistema de valores. En el caso citado, si realmente creo que el ejercicio favorece la salud y para mí tener buena salud está entre los primeros puestos de mi escala de valores, hacer ejercicio será algo casi natural.
Y si realmente vemos que eso no nos motiva tanto como pensábamos, la estrategia a seguir tendrá que ser otra, ya que no podremos sustentarnos en una verdadera motivación y tendremos que iniciar una estrategia de cambio de hábitos. Que no es que sea una opción de segunda fila, ya que también puede ser útil cuando algo nos motiva pero no sabemos cómo introducirlo en nuestra vida diaria. Y es además complementaria. como dijo Jim Ryun: La motivación es lo que te ayuda a empezar. El habito te mantiene firme en tu camino. Para ello podéis usar los trucos que explican los hermanos Heath en Cambia el Chip y sobre todo, actuar en pequeños pasos pero constantes.
¿Son realmente congruentes tus motivaciones? ¿Cómo lo haces para sentirte motivado?
Si quieres escuchar el post en formato podcast aquí lo tienes:
Mertxe Pasamontes
Comments
A mi, me parece que lo que me motiva son las dificultades. Quiero decir, lo que me lleva a querer cambiar algo, es un cierto grado de insatisfacción. Por ejemplo me lancé a trabajar por mi cuenta, porque estaba insatisfecha con mi trabajo por cuenta ajena. Y creo que así ha sido con muchas otras situaciones (mejorar la relación de pareja o con los hijos), cambiar de carrera o de ciudad etc.
Y digo dificultades, no situaciones dramáticas (por ejemplo la muerte de un ser querido) que lejos de motivarme me hunden…
Las dificultades son, para mi, situaciones que se nos presentan cotidianamente, que crean un grado de malestar y que se pueden superar. Y creo que son ellas las que me mueven a tratar de cambiar.
Yo creo que hay muchas y variadas formas de motivarse o motivos, valga la redundancia, para motivarse. Pero por encima de los que citas, me da a mi la impresión que la motivación es algo que va más allá de una necesidad puntual o de establecerse una meta concreta. ¿Que es muy importante y necesario? sí, seguro, pero creo que es algo más profundo. Algunos lo tienen muy claro, otros tardan mucho en encontrarlo y algunos, supongo, no lo encuentran nunca.
¡Que filosófico me he puesto! 🙂
Fija tus ojos hacia adelante en lo que puedes hacer, no hacia atras en lo que no puedes cambiar. – Tom Clancy
Considero que la motivación viene influida por las circunstancias, la personalidad de la persona y las ganas de ser influiente y querer superarse día a día.
Considero que una persona motivada, es uno de los mayores valores profesionales que puede tener una persona, y enlazando este post con otro leío en el blog : » Los profesionales con mayor motivación són los emprendedores»
Oscar