¿Cuánto hace que pasó?
En mi trabajo como psicóloga y coach, pero también en mi vida cotidiana, es frecuente que me encuentre con personas que me cuentan alguna cosa que les sucedió con alguien en el pasado y que todavía recuerdan con cierta amargura o resentimiento. Es como si no pudieran dejar de aferrarse al pasado. Lo más curioso del caso es en el momento que les preguntas: ¿y eso, cuándo sucedió? Las respuestas pueden ser y son de los más variado, pero no es extraño escuchar respuestas que hablan de acontecimientos sucedidos muchos años atrás (pongamos 10 años por decir un ejemplo real).
Dicho así, imagino que a a la mayoría os parece un tiempo excesivo. Y lo confirmo, lo es. Quizás, podríamos decir sin ser demasiado atrevidos que uno de los motivos para acudir a un psicólogo sería cuando todavía le andas dando vueltas a algo que sucedió hace más de ¿tres? años (es un tiempo aproximado, todo depende de la frecuencia, las veces que piensen en ello, ect…). Para especificar un poco más, ese darle vueltas, yo lo llamaría aferrarse a los agravios pasados. Seguir actuando en el presente condicionado por ese acontecimiento pasado.En PNL se dice, que esa situación del pasado se mantiene activa porque de una manera inconsciente la rememoramos en el presente y con esa acción, la estamos actualizando. La estamos viviendo en el hoy. Descubrir cuando nos sucede tiene que ver también con eso que te cuentas a ti mismo.
Y aquí es cuando la cosa se complica y las fronteras entre hacerlo o no se difuminan. Todos, sin excepción, estamos condicionados por nuestro pasado, no puede ser de otra manera. Son esas experiencias las que nos forjan. Hasta aquí todo es normal. El problema es cuando esas “experiencias” nos limitan en el presente. Cuando ese fracaso sentimental nos hace tener miedo a enamorarnos de nuevo. O cuando el “maltrato” que nos dio un jefe en el pasado nos hace sentirnos inseguros. O cuando sacamos a colación la vez que, por ejemplo, un hermano, nos quitó el patinete, para no poder confiar en el presente en él (de nuevo parecerá exagerado, pero os aseguro que he oído cosas peores) .Por no hablar ya de posibles “ridículos” adolescentes que nos siguen limitando….
Se que a algunos les parecerá que estoy exagerando, que me he metido en el terreno de lo patológico y que eso a la mayoría no les pasa. No voy a discutirlo, pero si que invitaría a cada uno a reflexionar cuantas de las limitaciones actuales tienen su origen en una única experiencia pasada o en un conjunto de ellas en un período continuado en el tiempo. Quizás, alguien se lleve una sorpresa….
Os recomiendo releer este pequeño cuento ya publicado en el blog. Porque sólo soltando lastre, eres libre de ser quién quieres ser y de hacer lo que de verdad quieres hacer.
¿A qué te aferras? ¿Cuánto hace que pasó?
Mertxe Pasamontes
Comments
Me parece muy interesante lo que comentas en tu post, Mertxe. Como bien dices, el pasado es la base sobre la que se construye nuestro presente. Necesariamente estamos condicionados por las experiencias pasadas en nuestro recorrido vital, pero sobretodo por las valoraciones que atribuimos a esas experiencias. Conocer nuestro registro afectivo es de vital importancia para trabajar hoy aquellos “temas pendientes” del pasado. Sin embargo, es un trabajo dificil, ya no solo por el hecho de enfrentarse a uno mismo, sino por las escasas herramientas para trabajar nuestras emociones de las que disponemos. En la escuela, en la familia, en el grupo de pares no nos han enseñado a hacerlo. Es por eso que la figura del psicologo tiene hoy un importante papel que desempeñar. Sin embargo, a menudo sucede que el profesional no enseña herramientas sino que se limita a “curar” la herida de una forma poco consciente para el paciente. En ese sentido, entiendo que el Coach tiene un factor añadido que da valor renovado a la practica profesional. Tampoco lo se del todo. Si creo necesario empezar a dignificar la educacion emocional como parte importante en la fenomenologia humana. Pero eso es otra historia, que no viene a cuento con este post.
En cualquier caso, un paso importante es reconocer esos lazos entre presente y pasado, como bien apunta tu post. Gracias (y disculpa por los acentos pero este PC tiene vida propia… ya me entiendes…).
.-= Ahora mismo, en el blog de JuditMF: Coaching Ontológico =-.
La curación de la herida puede abordarse de diferentes maneras y con distintas técnicas. A veces es interesante usar métodos que vayan más directos a la parte inconsciente, que es donde está el núcleo del problema, la mayor parte de las veces, Luego, de manera consciente se puede hacer la re-lectura de lo que pasó, pero el cambio emocional ya se ha realizado a otro nivel.
No recuerdo de quién es la frase que me ha venido a la memoria tras la lectura, creo recordar que era algo así como “A lo que te resistes persiste”, si te resistes a soltarlo y dejarlo en tu pasado, quedará unido a tí como tu sombra hasta que decidas ser libre de ataduras 😀
Fantástico, me ha encantado Mertxe. Mari Cruz
.-= Ahora mismo, en el blog de Mari Cruz: Pétalo 232 – Tus cuatro pilares =-.
Me parece realmente interesante el apunte que haces en tu último comentario, Mertxe, a propósito de la re-lectura “de lo que pasó” en el proceso terapéutico. Tomar conciencia de ello es lo que nos permite una mejor gestión autónoma de nuestras emociones. Gracias.
Mari Cruz, la frase que comentas de “lo que resistes, persiste” se le atribuye a Carl Jung si no voy errada. Creo que viene al pelo con lo que se comenta 🙂
.-= Ahora mismo, en el blog de Judit Mercedes: Coaching Ontológico =-.
Viva el positivismo!! Todo lo negativo, cuanto más lejos mejor!!
Es interesante el tema el tema pero “le voy a buscar las cosquillas”… Y es que también creo que, en el mundo de las emociones, a veces también creemos sentirnos (y resentirnos) de la manera que se espera que nos sintamos.
Por poner un ejemplo, tengo un amigo que, cuando fue padre por primera vez, tuvo un preparto tan tenso por las complicaciones que cuando finalmente tuvo a su hija en los brazos se sintió mal porque no experimentaba la alegría desorbitada que se supone debía sentir por lo que le habían contado familiares, amigos y lo que había visto en películas.
En estos tiempos de realitys, de partidos del siglo, y de exageraciones diarias creo que vamos bastante despistados.
Por eso pregunto, ¿realmente a veces no superamos esas experiencias o no las “archivamos” porque pensamos que debemos llegar a las emociones extremas, que no hemos sentido o sufrido suficiente?.
Un saludo,
Celestino Martínez.
.-= Ahora mismo, en el blog de comunicoluegovendo: La Fnac y el marketing de guerrilla =-.