El derecho a ser diferente
El derecho a ser diferente debería ser algo que no hace falta ni discutir. Pero la realidad es que hay que hacerlo y encontramos ejemplos de eso a diario. Desde bullying al niño distinto hasta menosprecio hacia los que no nos parecen iguales a nosotros por los motivos que sean.
Cómo se construye el sentido del Yo
Evolutivamente uno de los aspectos del ser humano que está presente desde la infancia y se expresa de manera más conflictiva y contradictoria durante la adolescencia es la necesidad de sentirse único, de sentir que eres alguien «especial». Porque la mayoría en nuestro interior nos sentimos especiales, por uno u otro motivo.
En la vida del niño se va haciendo una transición, que empieza aproximadamente con un año de edad hacia reconocerse como una entidad separada del resto y adquirir la conciencia del Yo. Ese proceso va pasando por diferentes fases de conciencia de sí mismo hasta culminar hacia los cuatro años. Hasta ese momento los límites entre su propio Yo y el de sus cuidadores eran difusos. Pero a partir de un cierto momento, el niño empieza a reconocerse ante un espejo y decir soy yo, empieza a sentir que tiene un Yo y se da cuenta por tanto que es un ser separado del resto.
De hecho, algunas escuelas de pensamiento y terapéuticas consideran que el resto de nuestra vida es un intento por volver a sentirnos parte del todo, por recuperar esa sensación de unidad que perdimos. Y si miras lo que buscan muchas personas que practican yoga, meditación, budismo o algún tipo de religiosidad, pasa por volverse a sentir unidos al Todo.
La necesidad de aceptación
Pero sin necesidad de irnos a aspectos tan esotéricos que quizás muchas personas no compartan, lo que si que está claro es que vivimos en sociedad y eso nos ofrece muchas ventajas para la propia supervivencia. Pero a la vez nos obliga a sentirnos integrados a sentir que pertenecemos a ese grupo social que nos circunda.
Por tanto, nos debatimos muchas veces entre ese anhelo de ser uno mismo y esa otra necesidad de ser aceptados por el grupo, esa necesidad de aprobación, ya que podríamos decir que nos va en ello la supervivencia. Y esa dualidad se expresa en su cenit en la adolescencia, ya que la necesidad de individualización , de formar una personalidad, de ser alguien independiente de los padres y a la vez la necesidad de sentirse aceptado por el grupo de iguales se da a la vez y con gran intensidad.
Hoy me gustaría incidir en las dificultades que ya como adultos encontramos para poder sentirnos nosotros mismos y a la vez no tener que vivir al margen de la sociedad. Esa manera en que nos forzamos a no ser disonantes.
Partamos de la base que la sociedad, los medios y la educación tienden a uniformizar aunque luego se admire a aquellos que se desvían de la media y son diferentes. Pero diferentes del modo en que la sociedad considera aceptable. Es aceptable, por ejemplo, que Lady Gaga sea excéntrica. Es una artista y casi que ser «raro» forma parte del rol natural del artista. Pero ¿admitiríamos eso, aún en menor medida, por poner un caso, de un abogado? Ya os digo yo que no, de un abogado se espera que vaya con traje y parezca serio y formal. Y si quiere ser más alternativo, sólo podrá ejercer en grupos alternativos y socialmente se le tendrá en menor consideración.
Estamos llenos de prejuicios y a la sociedad de masas le interesa que sea así. A las grandes empresas les interesa que hagamos colas para ser los primeros en comprar sus productos, esos que nos permiten sentirnos exclusivos y diferentes formando parte de un grupo. Qué paradoja! Pero saben muy bien lo que hacen al apelar a ese deseo interno de sentirnos únicos.
Muchos se llenan la boca en decirnos que pensemos por nosotros mismos y tengamos ideas propias, pero lo primero que sucede si lo haces es que te miran raro y te critican. Si tu idea tiene éxito, tratan de apropiarse de ella, pero sólo para volverla a meter en el redil del sistema. Las personas libres, que piensan por sí mismas dan miedo. No son fácilmente manipulables.
Ser únicos
Lo que olvidamos frecuentemente en ese afán por distinguirnos del resto es que ya somos únicos e irrepetibles, sin necesidad de demostrar nada, ni ser nada en especial. Nuestro Ser es único, aunque luego nuestro comportamiento se asemeje al de muchos otros. Pero cada uno de nosotros tiene una configuración única e irrepetible.
Y a pesar de eso, de ya ser únicos, tenemos derecho a ser diferentes. Tenemos derecho a pensar de un modo distinto al de la mayoría. Tenemos derecho a querer vivir nuestra vida como mejor nos parezca sin que eso nos estigmatice en modo alguno. Tenemos derecho a vestir como nos apetezca, siguiendo una moda, creando un estilo propio o de cualquier modo. Pensar como el rebaño nos limita en muchos aspectos. Y gracias a internet, hoy en día puedes ser diferente sin sentirte el «rarito». Es posible encontrar gente que te acepte tal como eres, que entienda tu modo de pensar aunque viva a kilómetros y que se una a ti en tu modo de ver y vivir la vida. Ya no tienes porque sentirte solo por ser distinto de tus vecinos o de la gente que te rodea físicamente. Aunque a veces eso te pueda llevar a un linchamiento en la Red.
Y permitir esos espacios de disensión se consiguen entre todos. Siendo una sociedad mas tolerante, con valores, con pensamiento propio en lugar de con pensamiento único. Que permite lo distinto. Porque nos va mucho en ello ya que en numerosas ocasiones, es esa diferencia la que provoca el cambio y el progreso.
Recuerda las palabras de Kurt Cobain: ellos ser ríen de mi porque soy diferente, yo me río de todos por ser iguales. Lo ideal sería que nadie tenga que reírse de nadie. Quien quiera ser igual, que lo sea. Quien quiera ser distinto, que lo sea. Que cada cuál pueda pensar por sí mismo. Y no distinto, por llevar la contrario, o ser excéntrico, sino distinto desde la propia autenticidad.
Pero antes de afirmar que tú eres de los distintos, de los auténticos, mira lo que haces, lo que compras, los lugares a los que vas, como te vistes, qué piensas…..y luego contesta con honestidad a la pregunta: ¿eres capaz de disentir del grupo?¿apoyarías al que disiente, aunque tu opines distinto, en su derecho a disentir?
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Mertxe Pasamontes
Comments
Si y no. Puedo ser diferente, soy diferente, debo ser diferente, aunque en eso sea igual a todos… el problema es que el problema es otro.
¿Hasta dónde MI «diferencia» atropella a otros?
Egolatría, egocentrismo, egoismo… ufff, tan desagradable esa desagradable «diferencia» que nos rodea y nos consume; ese más que retrazo mental más bien emocional, moral, ético, porque…
El asunto es «diferente»: Mi diferencia no es para con los demás porque de hecho – como ya se ha dicho – todos los seres vivientes somos diferentes. En realidad, yo soy el que debo debo ser diferente un paso respecto a mi yo de ayer, y no tanto eso, donde realmente soy diferente es con respecto a mi yo ¡ ANIMAL ! Simple, entre más «diferente» de la cucaracha, mejor…
Entre más «diferente» de ese engendro mejor, no sólo para mi sino también para el mundo, la especie, las generaciones presentes y futuras, que es ahí donde realmente se concreta la diferencia.
Como todos, la cucaracha nace, crece, se reproduce y muere, si, muy bien, entonces ¿qué es lo que me hace diferente? He ahí la pregunta, he ahí la cuestión…
Muy de acuerdo contigo, Mertxe, sobre todo con esta frase: «Muchos se llenan la boca en decirnos que pensemos por nosotros mismos y tengamos ideas propias, pero lo primero que sucede si lo haces es que te miran raro y te critican.»
Lo dicho, muy interesante. Te felicito.
Saludos y buen día,
Mercedes
Para poder ser yo han tenido que pasar años y muchas cosas en mi vida por desgracia la mayoría son con perdón como borreguitos aunque ellos crean que son únicos, es una pena
que cuando eres pequeño no se pueda ser más libre de asistir a escuela o guardería debiera haber una educación diferente, yo cuando mi hija era pequeña tuve la impresión de meterla en la cárcel su primer curso, nunca más eres tú mismo has de adaptarte a los demás para sobrevira.
Hola Mertxe,
Acabo de leerte, una mas de las muestras que confirman que el universo apoya mi causa.
Creo que desde que nacemos. adquirimos nuestra propia personalidad, seamos mujeres o los mismos hombres, todos somos seres individuales y fuimos creados por Dios para vivir una vida en libertad en paz y alejados de toda cosa que nos intoxica la personalidad, creo que los seres humanos vivimos rodeados por el que dirán que pensará la gente de nosotros y lo mejor que podemos hacer es salir de ese estado. para poder ser independizarnos y ser nosotros/as mismos/as y tener una vida conforme a Dios pero no dependiendo de nadie, existe la persona que se nos mete donde no les incumbe y distorsionan nuestra personalidad, nosotras las mujeres somos muy exclusivas y propias dueñas de nuestra propia vida, somos independientes de dicha opinión o cuestionamiento respecto a nuestra personalidad, pero lo más importante es que cómo mujeres también los hombres vivimos sentimos de una manera diferente nuestra forma de vida, Bendiciones un muy Feliz 2016 y saludos desde Buenos Aires Argentina.
estoy de acuerdo contigo, Mertxe, gracias por este post, me has ayudado mucho! 🙂