Escuchar los sonidos del mundo
Los que vivimos en España nos quejamos muchas veces de que el nuestro es un país muy ruidoso. La gente, por lo general, habla bastante alto (no todo el mundo obviamente). Y cuando se reúnen, por ejemplo en una cena, el volumen de decibelios aumenta exponencialmente. No es extraño tampoco que cualquier celebración o fiesta popular tome la calle con el mayor estruendo posible: música a todo trapo, petardos cuanto más fuertes mejor, orquestas y charangas de todo tipo, etc…
Por no decir de la numerosas obras a las que nos someten ayuntamientos, vecinos, etc…que suelen alargarse casi siempre mucho más de lo previsto. Más el tráfico, motos con ruidosos tubos de escape, las sirenas de ambulancias, bomberos, policía… En fin, que tenemos ruido a diestro y siniestro.
Por eso, no es sencillo hablar de escuchar los sonidos del mundo sin que más de uno piense: por favor, yo lo que quiero es un poco de silencio!! Pero en un verano “tántrico“, de despertar los sentidos, tenemos que hablar por fuerza de escuchar. Has pasado ya, si has seguido la serie, las experiencias de saborear más y conectar más a través del tacto. Hoy vamos a experimentar en escuchar el mundo.
De alguna manera, en estos posts del verano tántrico, estamos aprendiendo a conectar más con el mundo a traves de los sentidos que a través de la mente que es lo que solemos hacer. Si habéis ido experimentado con alguno de los ejercicios (sobre todo el inicial de ser conscientes de la respiración), es probable que hayáis notado que uno de los efectos que se produce es sentirnos más relajados. Al no interponer la mente en la relación con el mundo, el ego se retira a un lado, aunque sea por breves instantes, el ruido mental cesa y entramos en un estado de calma. Despertar a la sensorialidad es también despertar a una mayor relajación en el día a día. Y es cultivar la presencia, salir de la mecanicidad.
¿Cómo podemos estar más en contacto con el sonido?
– Lo primero y aún a riesgo de parecer incongruente es disfrutar más del silencio. Uno de los problemas que solemos tener es que no sabemos estar en silencio . Cuando estamos en silencio la mente suele llenarse de ruido y pensamientos a veces angustiosos. Por eso tratamos de evitarlo poniendo la TV, la radio, hablando con alguien por teléfono ….Por eso una primera práctica es poder estarán en silencio con presencia plena. No hace falta al principio que sea por periodos largos, solo que cuando estés en ese silencio, te adentres en él y lo disfrutes.
– Buscar lugares de “silencio”. ¿Has escuchado alguna vez el silencio de la montaña, o de una playa vacía al atardecer? Hay una cualidad especial en esa falta de ruidos, en ese silencio que permite, por citar como ejemplo el del bosque o la montaña, escuchar hasta cómo se mueven las hojas, como trina un pájara en la distancia o el crujir de una rama. . No siempre es fácil y a veces dura poco rato, pero es bueno disfrutarlo cuando lo encuentras.
– Un medio que todos solemos utilizar es la música. Es un buen modo de conectar con el sonido. Lo único que te pido es que cuando escuches música haciendo este ejercicio estés totalmente presente en la música, que no estés haciendo nada más. Solo dejar que la musica te invada y te haga vibrar todo el cuerpo. Como decía Yehudi Menuhin: Estoy seguro de que la buena música la vida alarga.
– Escuchar las voces. Cuando estés en una conversación con alguien que te importe, déjate llevar también por el sonido de su voz, por el timbre, los cambios de entonación, las pausas, por cualquier pequeño detalle sonoro. Escúchale de verdad, con todo tu ser. No estés en tu cabeza pensando en qué dirás en el momento siguiente. Sólo escucha.
Os dejo con un poema de Virgina Satir:
“Creo que el mejor regalo
que puedo recibir de alguien es,
que me vea, que me escuche,
que me entienda, y que me toque.
Si me tocas tierna y gentilmente.
Si me miras y me sonríes.
Si me escuchas alguna vez,
antes de hablar de ti.
Entonces podría crecer,
realmente crecer”
¿Te animas a escuchar los sonidos del mundo?
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