¿Le encuentras sentido a la vida?
Cuando alguien te pregunta si le encuentras sentido a la vida lo más lógico si es que no te encuentras en un estado depresivo es que respondas un sí, fuerte y claro. Si la persona insiste un poco más y te pregunta cuál es ese sentido la cosa puede complicarse un poco más y es posible que acabes balbuceando alguna frase hecha o digas algo del estilo de que hay cosas que no se pueden poner en palabras. Y es probable que así sea.
En el post El reto de la vida cotidiana, explicaba el caso de Edurne Pasaban, la conocida alpinista que a pesar de haber conquistado los 14 ochomiles, ha tenido que padecer momentos de gran sufrimiento psicológico en su vida cotidiana. Mi teoría era que de algún modo es fácil crecerse ante las dificultades o los retos, pero que luchar con lo cotidiano, con esos días de la marmota particulares de cada uno de nosotros, puede ser lo verdaderamente duro. Lo llamé en ese post (y lo seguiré llamando) vivir el desafío del aquí y ahora.
Por eso me ha gustado leer al artículo de Rosa Montero, Los héroes también se suicidanen el que nos presenta la otra cara de la realidad de los héroes, esa parte que normalmente permanece oculta porque en general deja de interesar, deja de ser noticia. Nos explica el momento en que el «héroe» vuelve a casa y ya no es alguien especial, es uno más. Ya no tiene que luchar por su vida. Lo explica en dos casos famosos y muy alejados en el tiempo:uno el del alpinista Aron Ralston (que tuvo que cortarse él mismo una parte de su brazo para poder salir de la montaña) y el otro el de la expedición de Shackleton en que sus 30 tripulantes resistieron 22 meses todo tipo de padecimientos en la Antártida y pudieron finalmente regresar a su hogar. En estos ejemplos, Rosa Montero nos muestra como el contacto con la realidad cotidiana resultó bastante duro y difícil para todos ellos, algunos lograron reponerse y otros lamentablemente no lo hicieron nunca.
Puede parecer un contrasentido que alguien pueda sobrevivir a grandes penalidades y luego sucumba en el día a día. Pero es que el más grande sufrimiento puede ser precisamente lo cotidiano, esa falta de estímulo, esa sensación de que nada interesante va a pasar o al revés, que el estrés cotidiano está ahí para quedarse. Cuando estás en una situación límite, estás luchando por tu propia vida. En ese momento el cerebro activa lo que se conoce como el modo supervivencia y todas tus energías están dirigidas a vivir. El sentido de la vida en ese momento es muy claro: seguir viviendo. Pero en el día a día, en que se supone que por fortuna, tenemos esa supervivencia más o menos asegurada (podemos tener un accidente o morir de repente, pero no es algo que vivamos como muy presente) el sentido de la vida no suele ser seguir viviendo, pues eso lo damos por hecho. En ese momento, nuestra mente casi nos obliga a buscar otro sentido, quizás algo más trascendente, tal vez un proyecto en que involucrarnos o una misión de valor que sentimos que debemos cumplir. Lo peor para el ser humano, cuando sus necesidades básicas están cubiertas, es sentir ese vacío, esa sensación de que su día a día no tiene mayor significado que el estar ahí pasando el tiempo.
Me gustaría transcribiros una pequeña historia tradicional que encontré en un artículo de Borja Vilaseca:
Cuenta una historia que el sabio Confucio animó a uno de sus discípulos a caminar por un bosque. Mientras el maestro paseaba distraídamente, silbando y observando los árboles y los pájaros con los que iba cruzándose por el camino, su acompañante parecía nervioso e inquieto. No tenía ni idea de adónde se dirigían. Harto de esperar, finalmente el discípulo rompió su silencio y le preguntó: ¿Adónde vamos? Y Confucio, con una amable sonrisa en su rostro, le contestó: Ya estamos.
Es posible que el truco para encontrar ese sentido, sea coger lo mejor de los dos mundos (o podemos llamarlos también estados internos), sea ser capaces de estar en el aquí y ahora y disfrutar de cada pequeña cosa del día a día y a la vez, conectar con nuestra llamada interior y con esa visión única y personal, y darle a nuestra existencia un sentido más allá de nosotros mismos, más allá de lo cotidiano. Es como tener un pie en cada mundo y aprender cuándo toca simplemente relajarse y disfrutar del calor del sol en la cara o de esas gotas de lluvia que nos salpican y cuándo toca seguir con esa misión particular que sentimos que es la nuestra. Lograrlo puede ser todo un desafío pero a la vez una puerta abierta a sentirnos realmente felices y en plenitud.
¿Eres capaz de vivir en los dos mundos? ¿Le encuentras sentido a la vida en alguno de ellos?
Si quieres escuchar el post en formato podcast aquí lo tienes:
Mertxe Pasamontes
Comments
Hola Mertxe, una vez más tus explicaciones me convencen plenamente. Lo que a mí personalemnte me gustaría es saber reprogramarme para mantener siempre presentes los conocimientos que tan claramente nos transmites.
A pesar de mi carácter básicamente depresivo, siempre puedo encontrar un pequeño objetivo que justifique el seguir adelante. Y me considero afortunado por ello. El sentido de la vida es precisamente vivirla y disfrutar cada momento tanto como se pueda, como si fuera el último.
Un beso y gracias.
Excelente post Mertxe,
me encantaría poder permanecer todo el tiempo en el mundo de la contemplación, observando la naturaleza, maravillándome del milagro de la vida… pero luego está eso que llamas «misión particular que sentimos que es nuestra vida» en la que me dejo arrastrar por lo cotidiano, las prisas, la obligación de ir a trabajar, los madrugones, la compra, la casa, la ausencia de tiempo para hacer deporte, los horarios impuestos. Es realmente duro el día a día. Al final acabo buscando y encontrando un pequeño espacio para mi, para reconectarme con mi ser, apreciando la contemplación, la naturaleza, el milagro de la vida… y cuyo precio por tenerlo para mí no se paga con dinero. Y creo que el secreto está en encontrar el equilibrio entre los dos mundos y si es posible integrarlos. Qué perfección ¿no?
Hola Mertxe,
Siempre me ha llamado la atención, que ante situaciones de stress, gran carga de trabajo y mil proyectos al mismo tiempo, mi cuerpo resiste, me quejo, pero me noto lúcido y despierto. Es cuando pasa la gran tormenta cuando sé que todo eso dejará sus consecuencias, migrañas o pequeñas patologías asociadas a bajadas de defensas.
Tal vez lo asocio, a que en ese desafío del día a día, no vemos a ningún león del que tengamos que huir o al que tengamos que perseguir. Es cuando estamos más relajados y por tanto cuando somos más vulnerables. En mi caso, con el paso del tiempo lo que me he dado cuenta, que siempre necesito ideas, proyectos, de cualquier tipo, profesionales o personales, no en un estado de alerta continuo, pero sí como poco en un estado de semialerta, es ahí donde encuentro mi punto de equilibrio, mi velocidad crucero.
Escelente post.
… de hecho, a la hora de subir una gran montaña, la visión de la cumbre nos motiva y la pequeña piedra en el zapato nos produce cansancio.
Un saludo.
Hola Mertxe.
Excelente escrito para reflexionar.
Sin duda, creo que los que han logrado ultra-metas, como por ejemplo puede ser alguno de los astronautas que pisó la luna (qué más lejos puedes llegar?) seguro se las ven duras al lidiar con el día a día, al regresar a su cotidianidad.
Pienso que si que se puede vivir en ambos mundos. Si no lo sabemos, debemos aprenderlo ya que ambos mundos son los que le dan sentido a nuestras vidas.
Leyendote se me ocurre un simil que esto es igual que el caminar. Para caminar y avanzar, debes aprender a balancear tu peso de un pie al otro y cuando logras controlar ese balance, controlas tu paso y aprendes a caminar…
Igual es con la vida, debemos aprender a tener o llevar un balance en nuestras actividades…
Es complejo, pero no imposible.
Gracias por tus artículos!
LuisK
En el mundo de la escritura de guiones y la dramática en general se dice que un personaje es valido en función de su arco de transformación. si no hay trasnformación el personaje está muerto: es de cartón piedra.
El sentido está en el viaje. Las metas varían, el viaje es constante.
Una cita interesante al respecto:
«Sólo cuando nos damos cuenta de que la vida no nos lleva a ninguna parte comienzan a tomar sentido las cosas.»
P.D.Ouspensky
Me parece que cuanto más alineada estén tu mente y tu corazón con lo que tu llamas «llamada interior» y yo traduciría como deseo profundo mejor viviremos el día a día. Otra forma de decirlo sería cuanto más fieles a nuestra esencia seamo,s más conectados estaremos con lo que el dia nos ofrezca.
Besossss
«[…] esa sensación de que su día a día no tiene mayor significado que el estar ahí pasando el tiempo.»
Llevo una temporada preso, precisamente, de esa dinámica y, aun siendo consciente de ello, no consigo liberarme de ella. Dos factores lo provocan principalmente: falta de constancia y una enoooorme pereza por romper mi círculo de confort y relax. Mientras tanto, la vida se me va…
Gracias por recordármelo con este post, Mertxe; éste puede ser un buen acicate para ponerme las pilas.
Un saludo…
Si afirmas que tu vida carece de sentido porque un día deberás morir. ¿Cuál sería su sentido si hoy te dijeran que nunca morirás?… Mira que la cosa no cambia por el solo hecho de durar.
Anónimo
Hola Mertxe, te felicito por este blog, con un tema tan interesante como encontrarle sentido a la vida. Para eso caminamos, para encontrarle sentido a la vida, para disfrutarla y gozarla en cada momento y además para lograr o realizar nuestros sueños, proyectos, objetivos y propósitos. Excelente en la forma en que explicaste este tema, tan importante para el ser humano. Saludos!!!