¿Qué finalidad tienen tus actos?
Como dijimos en el post anterior sobre la motivación, sentir que lo que hacemos tiene un fin es una de los aspectos que necesitamos cuando desarrollamos una actividad para sentirnos motivados. Y si además pensamos que lo que hacemos es para un «fin superior» esa motivación aún se hace más fuerte.
El ser humano tiene una cierta necesidad de transcendencia y por ello cuando lucha por lo que considera un «ideal superior» puede incluso llegar a caer en toda clase de fanatismos. No voy a entrar aquí en ejemplos de esos comportamientos que son de sobra conocidos y que pueden llevar a ejecutar acciones que vistas desde fuera nos resultan increíbles. Pero es un hecho, que cuando alguien está convencido de que la finalidad de lo que hace es «superior» puede tener una motivación inquebrantable hacia ello.
Pero no nos interesan aquí los fanatismos, que estarían en el extremo. Nos interesa la oportunidad que nos da el hecho de que tener una finalidad en el momento de realizar cualquier tipo de actividad (laboral, personal, de ocio) ayuda a que nos motive de verdad, a que podamos llegar a fluir. Pink en su libro, nos explica un interesante experimento llevado a cabo por Deci, Ryan y Niemic (2009) con estudiantes universitarios en los que se comprobó que aquellos que tenían metas intrínsecas (ayudar a los demás, aprender, crecer) tenían en los años posteriores a su licenciatura mayores niveles de satisfacción subjetiva, menos estrés y depresión que aquellos cuyas metas durante la carrera habían sido extrínsecas (ganar dinero, éxito profesional) que se sentían en término medio, más insatisfechos incluso aunque estuvieran alcanzando sus objetivos.
Por tanto, aunque el ideal sea que la vida tenga sentido en sí misma, si queremos estar más cerca de experiencias de flujo y sentirnos de verdad motivados por lo que hacemos, no está mal que procuremos ver la finalidad, o sea ese ¿para qué? que nos ayuda a sentirnos conectados con la tarea a un nivel más profundo. Y si ese para qué, es además autónomo (depende de nosotros), implica crecimiento personal y ayuda de algún modo, aunque sea pequeño, a hacer de este un mundo mejor, estamos además aumentando exponencialmente las posibilidades de sentirnos satisfechos y felices.
Y hay respuestas de todo tipo. Hoy, justo antes de publicar el post, leo en la Contra a Franklin Pitcher Johnson jr., creador de empresas que dice: tener talento es precisamente eso: haber descubierto para qué sirves. Es otra manera de buscar esa finalidad.
Y ante esto, sólo cabe una pregunta: ¿Qué fin tiene tus actos?
Mertxe Pasamontes
Comments
Yo creo que casi todo el mundo, una vez cubiertas sus necesidades vitales, siente la necesidad de trascender, de dejar su impronta. Esta trascendencia no tiene porqué ser pública, creo que basta con estar satisfecho con uno mismo.
Personalmente, creo que crecer personalmente es uno de los fines más completos, porque el camino a recorrer para conseguirlo nos proveerá de humildad, agradecimiento y nos hará conscientes de la deuda moral con otros entornos más desfavorecidos o sin oportunidades, haciendo lo posible por ayudar a corregir las desigualdades e injusticias.
Un saludo,
Celestino Martínez.
.-= Ahora mismo, en el blog de comunicoluegovendo: Demasiadas cosas salieron mal demasiado a menudo =-.
Muy buen post Mertxe. Que importante preguntarnos ese ¿Par que?
Para mi es fundamental tener proyectos y desafios en la vida.
Eso es lo que me anima a levantarme cada mañana y caminar por la vida.
Has dado -nuevamente- en una de las claves de nuestro fracaso potencial como colectivo.
El sentir de muchos jóvenes se parece a: ¿Para qué voy a esforzarme? ¿Para que el fruto de mi trabajo se lo lleve Hacienda y/o unos cuantos políticos corruptos y/o unos ricachones? Crece en ellos el deseo de ser funcionarios, pensando que tendrán una vida cómoda y sin preocupaciones aunque el sueldo sea bajo y el trabajo pueda ser rutinario.
Nuestro desafío es salir de ese bache. Necesitamos ejemplos de honestidad en la parte de arriba de la pirámide, en la clase dirigente, tanto política como económica y social.
Si se sigue fomentando la actual definición de éxito -dinero fácil y rápido- se destruirá todo lo que hemos conseguido en los últimos años.
Si los poderosos no se autolimitan, es poco probable que los pusilánimes a los que votamos hagan algo por nosotros.
Tener como finalidad el máximo beneficio a cualquier precio (incluso a costa de envenenar el planeta entero) no es lícito. Lamentablemente es lo habitual en estos momentos dentro en el seno de muchos consejos de administración.
.-= Ahora mismo, en el blog de excusatio: Conocimiento libre =-.
Así es Javier, pero la verdad no se dónde encontrar esos ejemplos…..