¿Qué te impide salir del "hoyo"?
Cuando publiqué el post de Cómo salir del hoyo tuvo una gran acogida y aún hoy sigue siendo uno de los más visitados. Eso me hace pensar que hay más personas de las que nos pensamos que se encuentran con dificultades que no saben cómo afrontar. O peor aún, que se sienten realmente hundidas. Pero voy a partir de la hipótesis al escribir este post de que aunque te encuentres con problemas, todavía te queda energía para sacar de tí mismo algunos recursos para seguir adelante. El caso contrario, requeriría un post muy diferente a este.
El primer paso para salir del “hoyo” es creer que puedes salir. Parece una obviedad, pero os aseguro que no lo es. Como ya comenté en un post acerca de cómo ser más optimista, en el año 1964, Martin Seligman psicólogo de la Universidad de Princenton, hizo un notable descubrimiento: que perros que habían sido sometidos a descargas eléctricas de las que no podían escapar, cuando tenían ocasión de hacerlo, tampoco lo hacían, no escapaban. Los perros habían aprendido el desamparo, la indefensión. Es lo que se conoció como indefensión aprendida. Esa indefensión también se produce cuando la persona se encuentra en una situación en la que siente que haga lo que haga, no tiene escapatoria. Eso sucede en el caso de niños o mujeres maltratadas. El maltratador actúa de forma impredecible por lo que la persona “aprende” que no puede evitar el maltrato por si misma, con su propio comportamiento. En estos casos tan graves habría otros factores que considerar, pero lo que sabemos es que la indefensión está presente. Afortunadamente experimentos posteriores a los realizados por Seligman demostraron que esa indefensión se podía revertir, que el sujeto podía aprender a salir de nuevo de la posición de desamparo. Para conseguirlo había que hacer un re-aprendizaje.
Por lo tanto, el primer paso para salir del problema, es darte cuenta de si aunque sea en un grado leve, no has aprendido algún tipo de “indefensión” que puede manifestarse en frases o pensamientos del tipo: si ya lo he intentado, es que haga lo que haga no funciona, es que mi situación es peor que la de otros, es que mi caso es especial, es que yo soy así, es que para mí no vale, etc… Es atreverse a darse cuenta de cuáles son tus límites mentales, cuál es, como decía en este post, tu cárcel mental.
No es fácil salir de esa cárcel autoimpuesta y muchas veces necesitamos que desde afuera alguien nos ayude a darnos cuenta de quiénes somos realmente y nos de un pequeño empujón hacia adelante. Leer el siguiente cuento antiguo de la India nos da idea de ello:
Después de atacar a un rebaño, una tigresa dio a luz en las inmediaciones y poco después murió, dejando a su cría sola. El cachorro fue aceptado como uno más del rebaño y creció entre las ovejas y llegó él mismo a tomarse por una de ellas. Así mismo, como una oveja llegó a ser considerado y tratado por el rebaño. Era sumamente apacible, pacía y balaba, ignorando por completo su verdadera naturaleza. Así transcurrieron algunos años.
Un día llegó un tigre hasta el rebaño y lo atacó. Se quedó estupefacto cuando comprobó que entre las ovejas había un tigre que se comportaba como una oveja más. No pudo por menos que decirle:
–Oye, ¿por qué te comportas como una oveja, si tú eres un tigre?
Pero el tigre-oveja baló asustado. Entonces el tigre lo condujo ante un lago y le mostró su propia imagen.
Pero el tigre-oveja seguía creyéndose una oveja, hasta tal punto que cuando el tigre recién llegado le dio un trozo de carne ni siquiera quiso probarla.
-Pruébala -le ordenó el tigre.
Asustado, sin dejar de balar, el tigre-oveja probó la carne. En ese momento la carne cruda desató sus instintos de tigre y reconoció de golpe su verdadera y propia naturaleza.
Como en el cuento, nos hemos pasado tanto tiempo aferrados a nuestro personaje, que ya no sabemos quiénes somos ni cuál es nuestra verdadera naturaleza. Nos creemos incapaces de hacer ciertas cosas porque nos hemos convencido de que nosotros no somos así o de que no tenemos esas capacidades. Estamos aferrados a nuestras creencias limitadoras. Las crisis se producen cuando ese Yo ideal ha agotado los recursos que tiene y nos hace creer que ya no tenemos más recursos con los que luchar. Por eso a veces necesitamos un “tigre” que nos muestre quiénes somos realmente y cuáles son nuestras fortalezas. Que nos muestre que la libertad de ser quién realmente somos es posible.
¿Sabes quién eres realmente? ¿Qué te impide salir del hoyo?
Si quieres escuchar el post en formato podcast:
Comments
Si hay situaciones digitales, hay escritos, como este, anulares.
Mil gracias!!
(a buen, pocas)
Totalmente de acuerdo con este post!! Muy bueno. Enhorabuena!
Quedarse en lo desconocido por miedo a lo desconocido equivale a mantenerse con vida pero no vivir.
“No es que no hagamos las cosas porque sean difíciles, más bien las hacemos difíciles porque no nos atrevemos”.
Séneca.
Enhorabuena por el post, me parece interesante los argumentos que has usado, y la fábula que koffman utilizó en su conferencia vida, conciencia y libertad. El miedo a la responsabilidad nos impide tomar la decisión de salir de nuestra zona de confort, aunque en ella nos hayamos convertido en víctimas (ovejas). Insisto felciodsdes!!!
Enhorabuena por el post, me parece interesante los argumentos que has usado, y la fábula que koffman utilizó en su conferencia vida, conciencia y libertad. El miedo a la responsabilidad nos impide tomar la decisión de salir de nuestra zona de confort, aunque en ella nos hayamos convertido en víctimas (ovejas). Insisto felicidades!!!
La moraleja sería “pon un tigre en tu vida”. Mi experiencia es que sin la ayuda de alguien externo que te acompañe en el procesp de quitar capas del personaje, pero cuidando al mismo tiempo que tu yo más auténtico y vulnerable no salga magullado, es muy difícil…
Por eso: pongamos un tigre o tigresa en nuestra vida. Los argentinos eso lo tenemos bastante más claro que los españoles, a quienes pareciera que les da más miedo pensar en ir a un psicólogo. O que os psicólogos son para os locos solamente…
Despues de leer este post he leído el anterior y visionado la entrevista que sugieres allí asi como la la segunda, de hace poco menos de un año. Estoy de acuerdo, hay que escucharla, “cada vez que notes que te vienes abajo”
El problema está cuando ya no te vienes abajo, cuando ya estás en el fondo, y una vez ahí cortas las líneas con el exterior. Es complicado.
Pero de nuevo mil gracias, por este post y por el anterior. Hay escritos que le vienen a uno como anillo al dedo.
genial el post, com sempre!!!
gràcies