Vivir el momento – Zen – Mindfulness
La esencia del Zen, el aquí y ahora
Una de las primeras cosas que tendrías que aprender para vivir de un modo más Zen o con un espíritu verdaderamente Mindfulness sería el hecho de vivir el momento, estar en el aquí y ahora. Es bastante obvio que en nuestra cultura occidental tenemos tendencia a estar rememorando el pasado o planificando el futuro. Y también lo es que se nos ha dicho miles de veces que es importante estar en el aquí y ahora. El problema es que muchas veces no sabemos cómo hacerlo ya que no nos hemos entrenado para ello.
Vivir el momento presente es bastante más complejo de lo que parece pues nuestra mente ha de luchar contra su tendencia natural de ir de una idea a otra. Además, no todos pero una gran parte de los occidentales, somos bastante mentales. Cuando digo “mentales” me refiero a que evaluamos las cosas y vivimos nuestra vida más desde la mente que desde la emoción. No es fácil explicar la diferencia con palabras, porque precisamente la diferencia está en dejar de ponerle palabras a las experiencias y simplemente vivirlas. Pero incluso cuando estamos sintiendo, tenemos tendencia a irnos a la mente y ponerle adjetivos, intentar entender por qué sentimos precisamente eso, a veces tratar de cambiar lo que sentimos, etc… Incluso hay ocasiones que “pensamos las emociones”. Para saber si estás pensando una emoción o sintiéndola, tienes que observar tu cuerpo. Si en tu cuerpo no hay ninguna sensación, casi seguro que estás “pensando” la emoción. Es mucho más frecuente de lo que parece y no siempre es fácil darse cuenta de la diferencia.
Estar en el aquí y ahora de verdad es estar con lo que surja. Sin juzgarlo. Simplemente estar. No es una tarea fácil porque en múltiples ocasiones estamos tratando de huir del momento y trasladar muestra mente a otro lugar u otro momento.
Cómo estar más en el aquí y ahora
Te voy a dar dos pequeñas herramientas – ejercicios para que te sea más fácil hacerlo:
– Escoge al azar tres o cuatro momentos del día o si te resulta más fácil ponte una pequeña alarma en el móvil que te haga de recordatorio, para simplemente pararte y respirar. Date cuenta de qué estás haciendo, siente tu respiración y dirige tu atención hacia tu interior, intentando observar cuál es la sensación, sin cambiarla ni juzgarla.
– Cuando notes que estás sintiendo una emoción intensa negativa (tu jefe te ha gritado, el camarero te ha traído un plato que no habías pedido, hay un atasco para llegar al trabajo, etc…) , párate, endereza la espalda, respira profundamente y déjate sentir esa emoción. Intenta darte cuenta de si ha habido algún pensamiento que provoque esa emoción, respira y déjala ir.
Un pequeño cuento
De instante en instante
Era un yogui muy anciano. Ni siquiera él mismo recordaba sus años, pero había mantenido la consciencia clara como un diamante, aunque su rostro estaba apergaminado y su cuerpo se había tornado frágil como el de un pajarillo. Al despuntar el día se hallaba efectuando sus abluciones en las frescas aguas del río. Entonces llegaron hasta él algunos aspirantes espirituales y le preguntaron qué debían hacer para adiestrarse en la verdad. El anciano los miró con infinito amor y, tras unos segundos de silencio pleno, dijo:
–Yo me aplico del siguiente modo: Cuando como, como; cuando duermo, duermo; cuando hago mis abluciones, hago mis abluciones, y cuando muero, muero.
Y al concluir sus palabras, se murió, abandonando junto a la orilla del río su decrépito cuerpo.
Son unos ejercicios los que os he propuesto de apariencia simple, pero que te obligan a conectar de verdad con lo que está pasando en ese momento, te hacen pararte y mirar hacia tu interior. Porque al final, aquello que vives tiene que ver más con lo que está en tu interior, con lo que estás sintiendo, con lo que te estás diciendo a ti mismo, que no con lo que sucede afuera. Como dicen los maestros Zen: El Zen es la práctica de regresar a nosotros mismos.
¿Cuántas veces al día te paras a sentir el momento?
Lectura recomendada: Brenda Shoshanna, Sabiduría zen para la vida cotidiana: Como hallar la serenidad en un mundo vertiginoso
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Mertxe Pasamontes
Comments
Querida Montxe, Muy interesante tu artículo sobre la “concentración momentánea”. Unicamente me gustaria hacerte una pregunta: ¿Cómo se compadece lo arriba expresado con esta otra aseveración:
“¿Por qué no iba a seducirme el futuro si es el lugar a donde me dirijo a cada paso? Y me gusta pensar que lo mejor aún está por venir (y que lo peor ya pasó).
Un cordial saludo
Manuel López-Benito
Esto es muy difícil para mí. Lo leí como 3 veces y no me queda claro. ¿Cómo separar pensar de sentir? ¿Y si respiro, e intento observar lo que siento, no estoy pensando? ¿La idea es sentir sin pensar? Help! y Gracias Mertxe por intentar emponderarnos y zenizarnos.
.-= Ahora mismo, en el blog de Paula: Turismo LGTB en Argentina =-.
Es que es muy complicado Paula. Porque claro que pensamos algo, es muy difícil no hacerlo. pero se tarta de no juzgarlo y dejarlo pasar. Tampoco es que yo tenga una gran habilidad haciéndolo, estoy en el proceso de aprender igual que todos. Pero veo que va bien….
Bueno, si a ti te cuesta significa que es un largo camino a descubrir. Gracias!
.-= Ahora mismo, en el blog de Paula: Oferta: viaje de lujo a Patagonia argentina y chilena con crucero por el fin del mundo =-.
Como en el cuento.Haz una cosa cada vez.Hazlo de forma plena. Hazlo pausadamente y con propósito.
Me encanta esto del verano Zen.Me lo aplicaré.
Habrá que intentar empezar con ello ya veo que fácil no va ser,pero hay que hacer cosas para sentirnos mejor,ahi voy yo.
El Zen no existe. Pero no es un problema específico del Zen, le pasa a todas las nominalizaciones. Es cómodo hacernos la ilusión de que usando un sustantivo podemos poseer un proceso.
Está shikantaza…
¿Se puede “practicar” Zen? Parece que no. Si es Zen no habrá allí ningún “yo” que pueda “practicarlo”. Y si hay un yo “practicando”, el “Zen” se habrá escapado por entre las rendijas entre el que practica y lo que sea que está “practicando”.
Pero ¿podemos hablar acerca del Zen? ¡Seguro! Estoy de acuerdo con Mertxe: somos capaces de ponernos bastante “mentales” acerca de casi cualquier cosa…
Afortunadamente, siempre nos quedará shikantaza…
Porque, si bien el Zen no existe, el Zen, como tan certeramente nos recuerda Mertxe, es la práctica de regresar a nosotros mismos
.-= Ahora mismo, en el blog de Pepe Sánchez: Aquí y ahora =-.
Caminando por la vida voy aprendiendo en cada caso, de las consecuencias, ahora estoy en el momento que no tengo adjetivos ni etiquetas que ponerle, pero consciente de mi limitado tempo, no me preocupo, simplemente vivo el momento saboreando lo dulce y la hiel que cada vez me proporciona el devenir de la vida.
A veces me es muy grato y me regodeo en ello… lo siento con fuerza… lo pienso y lo medito, empleo en total todos los recursos de los que soy capaz, conciente de que la “comida” que se me ofrece tiene sabor, olor, color, calor, matices varios en definitiva y trato de capturarlos todos…
Hago en cada momento simplemente lo que debo hacer sin pensar en demasía solo sintiéndolo.
Solo medito las posibles consecuencias en la supervivencia propia y ajena de mis acciones o inacciones.
Me ha inspirado el artículo, un cordial saludo de Ávalon
.-= Ahora mismo, en el blog de Avalon: Dieta para mejorar la salud social =-.